Suecia se ha convertido en un problema para Elon Musk. Los empleados de Tesla en el país escandinavo llevan desde el pasado 27 de octubre en huelga para exigir a una mejora de sus derechos laborales. La empresa fabricante de coches eléctricos, liderada por el magnate estadounidense, no solo se ha opuesto a un aumento de sus salarios, sino que este lunes ha presentado una demanda contra el Estado sueco para tratar de frenar la expansión de la protesta.
La revuelta empezó con los sindicatos que representan a los mecánicos de la compañía. Suecia no tiene unas leyes laborales que regulen derechos de los trabajadores como el salario mínimo, las horas de trabajo o las pensiones. En su lugar, casi el 90% de los asalariados del país depende de los convenios colectivos firmados con los empresarios.
La negativa de Tesla a negociar con sus empleados indignó a los sindicatos, que impulsaron un parón productivo que se ha ido recrudeciendo. El temor a que la empresa esté sentando un precedente que erosione sus derechos ha llevado a otras partes de la cadena de producción sueca a unirse a la huelga. En el último mes, los estibadores suecos han dejado de descargar la mercancía de Tesla en los puertos, los electricistas han dejado de arreglar los puntos de carga de los vehículos y los operarios han dejado de limpiar los concesionarios.
Demanda contra Suecia Ahora, la demanda de Tesla apunta a una de las partes implicadas. El fabricante de automóviles capitaneado por Musk presentó este lunes una denuncia contra «el Estado sueco a través de la Agencia Sueca de Transporte» porque los trabajadores de correos, también en huelga, paralizaron la entrega de matrículas de nuevos coches, lo que ha imposibilizado su venta. Tesla asegura que ese bloqueo, del que también responsabiliza a la agencia, «constituye un ataque discriminatorio ilegal».
El tribunal de distrito de Norrköping ha dictaminado la empresa estadounidense puede eludir temporalmente las normas existentes y recoger esas matrículas para así poder reactivar su producción y comercialización. La Agencia Sueca de Transporte «no comparte» la opinión de Tesla, según su portavoz Mikael Andersson. Es por eso que la cuestión se examinará en los tribunales.
Contra los derechos laborales Como otras grandes empresas tecnológicas de EEUU, Tesla se opone a los sindicatos. Sus empleados alrededor del mundo no están organizados para defender sus derechos. Durante cinco años, los empleados de Suecia han tratado que el fabricante automovilístico firme un convenio colectivo que establezca un salario mínimo y mejore sus pensiones. Aunque Tesla no tiene una planta de producción en el país nórdico sí opera varios centros de servicio importantes para su negocio. Siete de esos están en huelga.
El sindicato metalúrgico IF Metall ha descrito la negativa de Tesla de firmar un convenio colectivo como una «violación de los principios básicos del mercado laboral sueco». El pasado 20 de noviembre se impulsó un bloqueo en todo el país para tratar de presionar a la compañía. «Estamos haciendo esto por el bien de nuestros miembros, para garantizar que tengan condiciones de trabajo seguras», han remarcado. Su lucha, aseguran, es crucial.