A pesar de que sucedió hace ya casi seis años, Simón Pérez y Silvia Charro siempre estarán vinculados de algún modo al viral que les llevó, al mismo tiempo, a la fama y al ojo del huracán. Eran dos reputados economistas que grababan vídeos dando consejos sobre hipotecas e inversiones. Y que se hicieron famosos, sí, pero no en la forma que ellos esperaban.
Porque todo cambió a finales de 2017. Una comida entre amigos, unas copas de más, una sobremesa que se alarga (mucho) más de la cuenta, una noche de bingo y un rodaje al día siguiente en el que ambos estaban aún visiblemente perjudicados. Explicaron en aquel clip por qué la gente debía optar por hipotecas de tipo fijo y no variable. Al final tenían razón, pero lo que caló en España no fue el mensaje, sino las condiciones en las que lo dieron.
Aquello se hizo viral, protagonizaron cientos de memes, alcanzaron un efímero pico de popularidad y perdieron sus trabajos. En aquel tiempo, ella trabajaba para Engel and Volkers y él daba clases en la universidad. Todo se fue al traste. Su credibilidad tocó fondo. La pareja pasó una travesía por el desierto que duró años en los que, por dinero, se vieron obligados a hacer cosas que ahora rechazan. Desde raparse el pelo en directo a tatuarse el logo de Forocoches.
Ha pasado más de un lustro de aquella infausta noche y ellos se han reinventado. EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, del grupo Prensa Ibérica, los entrevistó en diciembre de 2022. Explicaron el proyecto que tenían entre manos, muy alejado de hipotecas y tipos de interés. Pero seguía sonando, cuanto menos, extraño: «Ahora plantamos marihuana en Macedonia del Norte», explicaron a este diario. Y es que montaron una empresa, de nombre Green Capital, que se dedica al cultivo cannábico para vender la hierba a la industria farmacéutica.
Cannabis balcánico Un año desde de la puesta en marcha de aquel proyecto, es hora de hacer balance. Plantaciones de cannabis en un país balcánico. Un negocio que han ido explicando paso por paso in situ en su canal de Youtube. Es su única su plataforma de contacto con el público y el lugar en el que han estado buscando inversores y proponiendo a sus seguidores que se metan en el negocio.
Curiosamente, y aunque sus vídeos no tienen demasiados seguidores (unas mil visualizaciones de media y no más de 50 personas a la vez en sus directos), la propuesta convenció a los inversores suficientes como para que recaudaran un millón de euros. Han conseguido hacer funcionar su cultivo macedonio de cannabis y ahora planean expandirse. Portugal o Colombia son los lugares donde han puesto sus ojos.
«El principio no fue fácil, porque no somos comerciales ni expertos en marketing. Además, es un sector complicado y muy controlado. Nos fuimos a Macedonia del Norte por una cuestión de costes y por la legislación. Allí plantamos cannabis con THC medicinal. No es CBD, es THC destinado a la industria farmacéutica. Y habremos sacado 1,2 toneladas en lo que llevamos de proyecto», explican a este diario en conversación telefónica.
Con ese millón recaudado en sus vídeos de Youtube, montaron una factoría cannábica y pagaron altísimos precios de alquiler y licencias a la administración macedonia: «Está todo súper controlado. Hasta si se te muere una planta y la tienes que retirar, tienes que pasar el informe correspondiente al gobierno de Macedonia», cuentan. Porque el país de la antigua Yugoslavia tiene una legislación algo ambigua en este aspecto: no permite la compra ni el consumo de cannabis, pero sí permite su produción para exportar a industrias farmaceúticas de otros países «con la correspondiente licencia», remarcan constantemente.
Ellos calculaban unos beneficios para sus inversores que oscilaban entre el 100% y el 900%. Unas previsiones demasiado optimistas, tal vez. Ahora, con un año de experiencia, aseguran que el beneficio para los socios que se unan a su aventura «están entre el 100% y el 300%. Menos optimista que el inicial, pero nunca por debajo del más bajo que habíamos estimado». Y es por eso por lo que han optado por la expansión.
Hierba colombiana «Primero vamos a organizar unas ponencias presenciales en Madrid y Barcelona, para explicar el negocio a los potenciales inversores. Luego haremos un tour por Latinoamérica, donde se analizarán nuevos proyectos», cuentan. Porque su idea es montar otra factoría de marihuana en Colombia. «Por costes siempre será más barato que en Europa. En Macedonia hemos pagado medio millón de euros de alquiler. Allí, con ese dinero, te compras la nave».
«Es muy sencillo obtener la licencia para plantar marihuana en Colombia. Están muy abiertos a los acuerdos internacionales. Si tienes la licencia conforme trabajas con las farmacéuticas, no hay ningún problema. Y en cuanto a la normativa europea, como ya tenemos la otra factoría en Macedonia, nos facilita mucho esas cuestionea administrativas, como los certificados». Colombia es el país que más ha acelerado la legalización en toda Latinoamérica. El pasado mes de marzo, la Cámara de Representantes aprobaba su uso recreativo.
Silvia y Simón plantarían marihuana que saldría de Colombia y llegaría a Europa para acabar siendo dispensada en, por ejemplo, farmacias de Malta. «Es un país pequeño, con sólo 80.000 habitantes, pero muy desarrollado en cuanto a la marihuana medicinal. No la recreativa, porque la ley restringe mucho el tema de las asociaciones canábicas. Pero si es para farmacéutica, no hay ningún problema», explican.
¿Es legal? Pero… ¿es todo esto legal? Porque ellos, tal y como explican, no trabajan con marihuana «de la que no coloca». Es decir, de la que tiene CBD, que es un canabinoide que no está fiscalizado, y está manipulada genéticamente para que no tenga THC, que es el principio activo que «sube» y es ilegal. En este tipo de cultivos legales, la planta tiene menos del 0,2 por ciento de THC, que es lo que vendría a ser una cerveza sin alcohol o un café descafeinado, para los profanos en cuestiones cannábicas.
Ellos no. Su marihuana llega hasta el 25% de THC. Es decir, es de las que coloca (y mucho). Pero, tal y como ellos cuentan, «en muchos países se ha empezado a legalizar el THC medicinal mediante receta. Lugares como Alemania, Gran Bretaña o Malta ya tienen esas excepciones médicas y hasta pequeños dispensarios dentro de las mismas farmacias solamente para la marihuana. Porque el THC tiene propiedades curativas».
Cuentan que en su canal de Youtube eligen, junto a los inversores, las variedades a plantar: «Ahora estamos con una White Shark x Amnesia y con una Zkittlez», y que, aunque directamente están plantando hierba con THC y produciendo hachís con ella, en ningún caso su negocio tiene que ver con el narcotráfico: «Yo no hago droga», sentencia Silvia, muy seria. «Yo no estoy en el sector lúdico. Yo hago unas medicinas que se dispensan con receta. Es medicina y es ciencia».
Con respecto a la entrada de socios en su negocio, explican que, «cada 25 o 30 socios, montamos una empresa nueva y ellos son parte. Ya hemos constituido tres y estamos a punto de montar la cuarta, porque son ya 90 personas las que han aportado ese millón de euros. Todo esto les confiere una seguridad jurídica que no tendrían siendo inversores individuales».
Y aseguran que no buscan el dinero a toda costa, que en la empresa no entra cualquiera: «Nos vino un universitario de 22 años que no tenía el dinero suficiente para entrar pero que se lo iba a pedir a su madre. Pues ese chico no puede entrar, porque estaría invirtiendo más dinero del que puede».
Ya han hecho su primer millón y ahora buscan el siguiente para dar el salto a Colombia. ¿Para cuándo España? Pues España no entra en sus planes en ningún caso: «Antes nos iríamos a Portugal, que tiene una ley mucho más avanzada que España. Aquí te pillan una plantación y la Guardia Civil no sabe ni lo que tiene entre manos. En Portugal sí están formados y saben lo que es legal o ilegal. En nuestro país estamos perdiendo una oportunidad de oro de ser líderes mundiales en un sector. Porque, si legalizásemos la marihuana, se eliminaría el déficit económico entero»: