Entender que se podía ser judío y antisionista fue una liberación para Laurent Cohen que le permitió, según sus propias palabras, vislumbrar «la verdadera causa del mal nombrado conflicto entre Israel y Palestina». Cohen nació en Francia y es de origen judío egipcio por parte de padre, e italiano sefardí por su madre. El deseo de explicar el origen de la tensión en Oriente Próximo le llevó a ser el actual copresidente de la Associació Catalana de Jueus i Palestins – JUNTS.
¿Por qué motivo habla de «mal nombrado conflicto» entre Israel y Palestina?
Porque un conflicto es entre dos partes iguales. Este no. Aquí nos encontramos ante un Estado ocupante, Israel, y un país ocupado, Palestina. Es un colonialismo de asentamientos, el último en caer en el mundo, no es una guerra de religiones como nos quieren hacer creer. No se trata de un tema religioso, sino político.
Es judío y se implica en la lucha de Palestina.
Soy judío y soy antisionista, valores que me transmitieron mis padres. Muchas veces siento impotencia al ver que las injusticias que está llevando a cabo Israel con Palestina se están realizando en nombre de todos los judíos del mundo, al pretender ser el Estado de todos los judíos y no el de todos sus ciudadanos, palestinos incluidos.
A medida que iba tomando conciencia de que esta injusticia se estaba realizando en mi nombre, creció el deseo de implicarme políticamente en esta lucha. Así es como surgió la Associació Catalana de Jueus i Palestins – JUNTS, al ver que muchos y muchas teníamos esta visión. Nos juntamos un grupo de palestinos y judíos y decidimos empezar este proyecto hablando en público para que la sociedad catalana entendiera la realidad que esconde Israel.
La Comunidad Palestina de Catalunya entrega el Premio Esperança a la Associació Catalana de Jueus i Palestins JUNTS por su labor en defensa del pueblo palestino. / Ahmad Adnan
En el año 2022, la coalición Prou Complicitat amb Israel de la que JUNTS es parte, presentó una moción, y consiguió que el Parlament de Catalunya la aprobara, en la que se reconocía que Israel es un estado de ‘apartheid’. En consecuencia se abrió el camino para suspender el hermanamiento entre Barcelona y Tel Aviv.
Fue una victoria simbólica pero muy importante para todo el movimiento de solidaridad. Una vez conseguido que se reconociera la política ‘apartheid’ de Israel contra la población palestina, tuvimos que recaudar 4.000 firmas de la sociedad civil para que el Consejo Municipal votara la decisión de cancelar el hermanamiento entre Tel Aviv y el Ayuntamiento de Barcelona. Efectivamente, las conseguimos saliendo a la calle y con la ayuda de diferentes asociaciones de judíos antisionistas a nivel mundial. Pero a causa de desacuerdos entre los partidos políticos, finalmente fue la exalcaldesa Ada Colau quien tomó la iniciativa de suspender el hermanamiento.
¿Cómo definiría la actual situación en Gaza?
La situación a nivel humanitario es catastrófica. Faltan palabras para describir lo que está pasando en Gaza. La cifras de muertos no paran de subir y se están destruyendo todas las infraestructuras del enclave, incluso escuelas y hospitales. Los gazatíes se están quedando sin comida, sin agua, sin petróleo, es decir, sin recursos para sobrevivir. Ante esta situación acabarán muriendo de enfermedades y hambre.
A nivel político, el Estado de Israel se ha encontrado con una fuerte y organizada resistencia de las facciones palestinas, que no ha conseguido eliminarla como pretendía. Además, han tenido muchas pérdidas humanas de soldados israelíes y no han logrado liberar a los rehenes como prometieron a las familias.
¿Fue el 7 de octubre el inicio de esta guerra?
No. Empezó hace 100 años con la declaración Balfour de la potencia imperial británica que prometía un hogar judío en Palestina cuando esta no les pertenecía. Ahora la población palestina está sufriendo una doble limpieza étnica en Gaza y en Cisjordania que nunca ha cesado ante la intención original del plan sionista, que es la de expulsar a los palestinos de su tierra.
¿Cree que desde Occidente se tiene una visión clara de lo que está pasando en Israel y Palestina?
Occidente tiene una visión parcial porque identifica a Israel como parte del problema y realmente él es el problema. Occidente piensa que Israel es un país amigo, un país que se nos parece, que tiene la misma cultura, hace festivales de música electrónica, acepta los derechos LGTBI… Esto no es verdad con el actual Gobierno de extrema derecha, sino que es simple propaganda. Mientras que el árabe es el ‘otro’. En el período en que estamos, el racismo, los prejuicios y la islamofobia, hacen que cada vez más identifiquemos a ese ‘otro’ como un enemigo peligroso que cuestiona nuestra forma de vivir.
¿La sociedad israelí está dividida?
Sí, pero para los israelíes resulta muy difícil manifestarse en contra de las barbaridades que está cometiendo el Estado en Palestina. Porque hay represión y la gente tiene miedo. En cuanto alguien expresa empatía con los niños que están muriendo en Gaza, se le tacha de traidor. Aunque cada vez más los familiares de los rehenes protestan, ya que ven que al Estado de Israel le da igual la vida de sus seres queridos, que solo quiere llevar a cabo su operación militar.
¿Piensa que el conflicto puede traspasar las fronteras de Gaza?
La posible extensión del conflicto se ve marcada por el ataque de Israel contra uno de los principales mandos de Hamás en pleno Beirut, es una provocación bastante fuerte, también es muy probable que el atentado doble en Irán que causó la muerte de más de 100 personas sea autoría de los servicios secretos israelíes. De alguna forma vemos cómo ya está salpicando, los hutíes en Yemen como muestra de solidaridad con la población de Gaza están impidiendo o dificultando el tráfico marítimo en el mar Rojo, provocando una respuesta de Estados Unidos y de varios países occidentales porque el coste de dar la vuelta a África evidentemente es más elevado.
Pero si la razón prevalece, el conflicto no se extenderá más allá de lo que está siendo ahora. Pero la razón no siempre se impone y la huida hacia adelante del Gobierno israelí también es una posibilidad, los generales están al mando y les gusta probar sus armas. Además, mientras haya guerra, el primer ministro de Israel, Binyamín Netanyahu, sobrevive políticamente.
¿Cómo es posible que un conflicto que ha tenido y tiene encima tantos focos, esté tan lejos de solucionarse? ¿Cree que internacionalmente se ha hecho lo suficiente?
Todo el mundo tiene acceso a la información hoy en día y eso provoca que se produzca una mayor solidaridad internacional de la sociedad civil. Semana tras semana hemos visto manifestaciones en contra de los continuos bombardeos israelíes en todo el mundo. Pero lamentablemente vemos que los gobiernos dependen de intereses y en este caso vemos cómo la Unión Europea no da la talla, porque no se ha expresado en ningún momento ni ha tomado ninguna medida para frenar la actuación de Israel. Y Unidos ha protagonizado una foto memorable, siendo el único país que en la Asamblea de Naciones Unidas ha rechazado un alto al fuego en Gaza.
La lógica nos dice que está lejos de solucionarse porque Estados Unidos y la OTAN siguen siendo el mayor poder en el mundo, pero están apareciendo nuevos contrapoderes como China, Sudáfrica o Brasil. Lo que transmite un poco de esperanza porque seguramente existe una mayor sensibilidad por parte de los países del llamado sur global a querer solucionar este tema.