La reapertura de la mayor reserva de níquel de Europa, la mina de Aguablanca en Monesterio (Badajoz), estará operativa en el último trimestre de este año, según confirmaron ayer la sociedad propietaria y la alcaldesa de la localidad. Después de un proceso que ha durado más de tres años, la mina ha solventado todas y cada una de las exigencias medioambientales impuestas desde los distintos marcos administrativos, incluidas las de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir.
«Impacto cero» medioambiental y 330 empleosUna vez cumplidas las exigencias legales, la previsión, según el presidente de la sociedad Río Narcea, Alejandro Ayala, es que la extracción del mineral comience en el último trimestre del año. La aplicación de tecnologías punteras permitirá que la explotación, subterránea, tenga nulo impacto medioambiental, ni siquiera en la explotación de acuíferos. «No se utilizará agua procedente del exterior, ya que se reutilizará la existente actualmente en el interior de la mina, que será reconducida hacia una balsa y tampoco se van a realizar vertidos, el uso de agua externa es 0%. Aguablanca será todo un referente internacional en la nueva minería, además de situar a Extremadura como región clave en el mapa de la transición y la soberanía energética en Europa», aseguró Ayala. La Unión Europea concedió el carácter estratégico a Aguablanca el pasado mes de marzo, junto a los yacimientos de litio en Cañaveral y el de wolframio en Almoharín, los tres extremeños dentro de los siete proyectos señalados entre los países comunitarios, como prioritarios en el camino hacia la soberanía energética de la UE.
La alcaldesa de Monesterio, Loli Vargas, mostraba ayer su satisfacción por la culminación de un proceso con el que, piensa, se revitalizará la comarca y quiso subrayar también todos los aspectos relacionados con seguridad y garantías medioambientales: «Es una mina que ofrece confianza y seguridad y que cumple todos los requisitos que demandaba la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, que ha sido realmente exigente». La mina de Aguablanca lleva cerrada diez años, pero su puesta a punto no llevará mucho tiempo «porque no partimos de cero», explicó Ayala, quien coincide con Vargas a la hora de señalar la mima como elemento «dinamizador de toda la comarca. Hablamos de tres millones de toneladas de níquel, cobre y otros minerales platinoides».
Cierre de la cadena productiva en ExtremaduraLa inversión realizada por Río Narcea se sitúa en torno a los 30 millones de euros y la creación de empleo alcanza los 330 puestos directos, a los que habrá que añadir los indirectos y los derivados del proceso de tratamiento del mineral, porque el mineral de Aguablanca será tratado en el proyecto de Las Navas, en Cañaveral, donde se sitúa la planta de hidróxido de litio, y terminaría en la planta de condensadores en Badajoz, todo de la misma firma. De esa forma, el valor añadido generado en el proceso se queda en su lugar de origen: Extremadura. «Cumplimos con lo que se prometió, porque la apuesta es por la comunidad autónoma, con proyectos en las provincias de Cáceres y Badajoz», recalcó Alejandro Ayala.
El tiempo estimado de explotación se estima en unos diez años. Un tiempo en el que se espera que evolucione el mercado energético que cambia continuamente en la búsqueda de nuevas fuentes de energía para prescindir de los combustibles fósiles, como el hidrógeno verde, en el que Extremadura tiene también un papel relevante.