¿Cómo llega a la poesía?
En poesía uno no sabe si uno llega a la poesía o si la poesía te llega a ti. Hay un encuentro fortuito en el que tu, como persona, con vocación, interés y curiosidad y también participa la poesía. Tiene que ver con la sensibilidad de una casa donde mi madre escribe y es maestra, pero no es una casa culta, simplemente tenemos sensibilidad. Esa sensibilidad que está en la infancia de mirar más allá, de sentir curiosidad por cosas que no están en lo común. Tengo el recuerdo preciso de tener 7 años e ir en el coche hacia Madrid, hacia Getafe de donde somos mi familia y yo, con un atasco con lluvia. Mis hermanas tenían la Nintendo y a mí, en la jerarquía de hermanos, al ser el pequeño me llegó sin batería. En ese contexto, miré la ventana y las gotas de lluvia iban haciendo un reguero y surgió mi primer poema. Ahí empezó la poesía, pero es un camino bidireccional yendo yo hacia ella y ella llegando hacia mi.
En esa senda fue de la mano de…
Asesorado por los servicios públicos. Por el Centro de Poesía Fundación José Hierro, también el colegio, la escuela de idiomas, el conservatorio… todos centros públicos que me han acercado a la música, a los idiomas, que me han aproximado a una genealogía de poesía y a la cultura y todas son instituciones públicas. La gran conversación cultural que uno puede tener no solo en sus inicios sino en su manera cívica de convivencia pasa por lo público. Se puede vivir en la poesía cuando hay una institución que se acerca un libro.
La memoria histórica y versos en lenguas cooficiales tienen cabida en su último poemario, ‘Cerezas sobre la muerte’.
Habla de la memoria y está escrito en las cinco lenguas del Estado, pero, sobre todo, está escrito desde la visión de un joven. Cuando hablamos de la memoria histórica hablamos desde el presente, pero lo que estoy intentando comunicar es mi presente y de una generación coetánea. Intento transmitir cómo la memoria sigue reverberando en el presente, porque solo quien vive en el presente recuerda. La memoria no es algo anclado que no haya que atender como una arqueología; es algo de la vida presente de la juventud de quien ahora quiere mirar al futuro y lo ha de hacer con todo el bagaje del pasado y también los silencios de un país como España.
La memoria no es algo anclado que no haya que atender como una arqueología; es algo de la vida presente de la juventud de quien ahora quiere mirar al futuro Y libre de prejuicios.
Eso se consigue haciéndose preguntas de forma colectiva. Me interesan las preguntas que fecundan un pensamiento colectivo. Yo no voy a tanto buscar respuestas sino a buscar preguntas que junto con entender de una manera más ancha de lo que se nos pinta la historia, la sociología o las taras que puede tener un país después de 40 años de fascismo, hacen posible esas preguntas que no persiguen cazar respuestas, sino que buscan fecundar el pensamiento a través de la duda, a través de la poesía.
¿Cómo ha sido el escribir en las lenguas que se hablan en España?
Las lenguas de la Península Ibérica las he conocido desde una situación monolingüe y desde un territorio que es el sur de Madrid, donde se te inculca desde pequeño que hablas bien porque hablas neutro. De repente, te das cuenta que decir «mazo» o ser leísta no son cosas neutras y, de repente, te das cuenta de que no quieres la neutralidad para el espacio del lenguaje, sino que tú buscas un acento, una determinada forma de decir las cosas y qué mejor transporte que las lenguas minorizadas. Creo que es hablar de lenguas que se han prohibido que han sufrido proceso de violencia lingüística y que hoy todavía lo sufren. No son solo los territorios donde están reconocidas. Hablo del norte de Zamora, del valle del Bierzo o los pueblos donde se habla en asturiano, desde estos lugares de minorización la poesía se siente en su casa porque la poesía es un discurso relegado a los márgenes.
¿Qué le hizo dar el paso?
Hay un ejercicio de voluntad política de mostrar que una persona desde la meseta, desde Getafe, puede acercarse a estas lenguas y el interés genuino por jugar y de tener palabras extrañas en tu boca. A la poesía se le achaca que no se entiende. Pues bien, cuando una lengua no es la materna también se producen los extrañamientos y no hay nada más fértil para la poesía que los extrañamientos, que aquello que nos hace sentir extranjero. El hecho de estar fuera de los lugares comunes es muy poético. Tiene mucho de lúdico y de disfrute. Tras ese poemario me cuesta volver al monolingüismo que es un espacio más empobrecido.
Seguro que se lo preguntarán en su cita en Eñe Málaga. Me adelanto: la poesía para usted es…
Si hay una característica maravillosa de la poesía es la no acotación. La poesía va mucho más allá de una definición y dedicarse a algo que uno no sabe exactamente qué es, ya plantea un poco por dónde van los tiros. Es renunciar a una simplificación de las cosas para abrazar la inherente complejidad del mundo. La poesía tiene que ver con un aprecio por lo que no se entiende, hacia lo que aparentemente es opuesto, pero que puede ser, con una observación y una escucha certera, otro camino posible.
Cuatro días para reflexionar en Málaga a partir de la palabra escrita
Desde hoy mismo al 5 de noviembre, el Festival Eñe aterrizará en Málaga para ofrecer literatura y reflexión sobre asuntos de actualidad y de siempre, a partir de las opiniones de autores veteranos (como Fernando Aramburu o el malagueño Antonio Soler) o nuevas voces de diferentes ámbitos de la palabra escrita (Ángelo Néstore, Luna Miguel, Elizabeth Duval y Mario Obrero, entre muchos otros). El Centro Cultural Generación del 27 será nuevamente el epicentro del festival en Málaga, mientras que La Térmica se une por primera vez con un programa que explorará el terror en la literatura. Además, Eñe desarrollará algunas de sus actividades en varios municipios de la provincia, enriqueciendo aún más la celebración. La programación completa, en www.lafabrica.com/festivalene/malaga.