In el corazón del parque nacional español de Doñana, se libra una batalla para salvaguardar uno de los humedales más importantes de Europa. Doñana, con sus impresionantes paisajes y extraordinaria biodiversidad, acoge cada año a unos 6 millones de aves migratorias. Pero su destino pende de un hilo.
A pesar de la disminución de los suministros de agua, los pozos ilegales y la invasión de las granjas de fresas, y en medio de las advertencias de la Unesco y la Comisión Europea, el Partido Popular (PP) y el partido de extrema derecha Vox en el gobierno regional andaluz están presionando para legalizar el riego en el parque, que se extiende a ambos lados las provincias de Huelva y Sevilla en el suroeste de España.
Estos son algunos de los “guardianes de Doñana”, entre científicos, ecologistas y guardaparques, al frente de la batalla para proteger el delicado ecosistema de Doñana.
Yasmine El Bouyafrouri, veterinaria
Yasmine El Bouyafrouri coloca suavemente a un cachorro de lince ibérico llamado Ozezno sobre una mesa donde se le colocará un transmisor para rastrear sus movimientos en la naturaleza y recopilar datos sobre su nueva vida. El Bouyafrouri, veterinario del criadero de linces El Acebuche en Doñana, ha estado examinando a Osezno para asegurarse de que está listo para ser liberado en la naturaleza.
- Los esfuerzos de conservación han visto crecer el número de linces ibéricos a más de 1.000 en España y Portugal.
El lince ibérico estuvo al borde de la extinción hace unos años, pero gracias a los esfuerzos de reintroducción en el centro y varios otros en España y Portugal, el gato montés ahora está designado como en peligro de extinción en lugar de en peligro crítico.
Cuando El Acebuche empezó a funcionar en 2003, la población de linces era inferior a 100; hoy, ha aumentado a más de 1.000 en España y Portugal, con 40 cachorros nacidos este año.
El Bouyafrouri es de Madrid pero dejó la ciudad para cumplir su sueño de trabajar como veterinaria en conservación. Recuerda con cariño sus primeros días cuando criaba a mano cachorros de lince abandonados con un biberón. Pero también ha vivido momentos muy duros como “el horrible incendio” que destruyó más de 6.000 hectáreas (15.000 acres) del parque en 2017.
“Nos obligó a evacuar el centro y se saldó con la muerte de uno de los linces por estrés. Casi todo el parque se quemó. Fue terrible.»
Álvaro Robles, guardaparque
Álvaro Robles es la cuarta generación de guardaparques de su familia que trabaja en el parque nacional de Doñana. Dice que su sueño es que su hija, Alba (en la foto con su padre), se convierta en la quinta generación. “Esta es mi casa”, dice, mientras conduce un 4×4 a través de un mar de dunas. El vehículo se detiene frente a unas casas encaladas. “Yo nací en esta casa. Aquí, mi hermano y yo solíamos jugar a indios y vaqueros a caballo. Este era nuestro patio de recreo”, dice, señalando el vasto pantano.
- Robles patrulla el parque a caballo
En la laguna de Santa Olalla, el alma acuática del humedal, el sonido de la reunión de los flamencos se mezcla con el canto de las garcetas y las avocetas. “Este es mi mundo, y no lo cambiaría por nada”, dice Robles.
Señala diferentes especies a su hija. “Ese es un pato cuchara, y ese es un flamenco”, dice. A los siete años, Alba ya puede distinguir a numerosos “vecinos” de Doñana, y en el colegio les cuenta a sus amigos cómo su padre cuida el parque. “La educación es muy importante”, dice Robles. “Si aprendemos a amar nuestro medio ambiente desde una edad temprana, lo protegeremos y preservaremos a medida que se convierta en parte de nuestras vidas”.
Carmen Paniagua, scientist
El horario de trabajo preferido de la científica Carmen Díaz Paniagua es después de la puesta del sol. “La noche tiene para mí una magia única en este ambiente. Poder escuchar anfibios, ranas, saber que estás solo con ellos, es maravilloso”, dice mientras descarga redes de pesca, linternas, cuadernos y botas de goma.
Ella y su equipo de investigadores de la Estación Biológica de Doñana están recogiendo muestras en la laguna de Sopetón. Pese a la abundancia de fauna y flora, Paniagua advierte: “Doñana se está secando”.
- Una vista aérea del parque nacional de Doñana, que se extiende a lo largo de 54252 hectáreas (134000 acres)
El pasado verano, el lago de Santa Olalla, el mayor lago permanente de Doñana, se secó por primera vez. “Más de 1.000 pozos ilegales están robando agua a Doñana”, dice Paniagua, quien explica que la gente no ve lo que está pasando porque va bajo tierra.
El parque de Doñana comparte su espacio con más de 200.000 personas en la provincia de Huelva. La presión sobre el hábitat natural es inmensa. La creación de un campo de golf en las cercanías, la demanda de agua de la cercana localidad de Matalascañas (localidad turística cuya población se multiplica hasta por 40 en verano, superando los 100.000 habitantes), y los cultivos ilegales que sobreexplotan el acuífero son algunos de los Las peores amenazas para el parque. El biólogo dice que si se sigue extrayendo agua a los niveles actuales, “finalmente nos quedaremos sin Doñana”.
Beltrán de Ceballos, ornitólogo
“Las medidas de conservación son clave para proteger el parque, pero es necesario que la gente se enamore de sus humedales para protegerlos”, dice Beltrán de Ceballos, fundador de la reserva natural Dehesa de Abajo. Su primera visita a Doñana fue a los 14 años y sintió que había encontrado “la Meca”. Desde ese día se ha dedicado a mejorar los ecosistemas donde viven las aves, restaurando la hermosa Dehesa de Abajo.
- Los flamencos se encuentran entre los aproximadamente 6 millones de aves que visitan el parque cada año.
La reserva atrae a personas de todo el mundo que quieren ver las aves, pero Ceballos dice que lo realmente importante es que los habitantes de la zona sean parte de todo esto. “La gente se está dando cuenta del alto valor ecológico de Doñana”.
José María Galán, tracker
José María Galán aprendió sus habilidades de los bosquimanos del desierto de Kalahari. Cuando regresó a Doñana en 1992, se convirtió en uno de los mejores rastreadores de vida silvestre de Europa, recopilando datos científicos para ayudar a conservar el espacio.
Galán ha realizado investigaciones en India y Yellowstone en Estados Unidos pero, a pesar de haber viajado por todo el mundo, dice: “Los momentos más poderosos que he vivido en la naturaleza están aquí mismo, en Doñana.
- El parque ha sido reconocido como patrimonio de la humanidad por la Unesco por su extraordinaria biodiversidad
“Mi cosmos es Doñana, aquí nací, crecí aquí y, lo más importante, me he aventurado a salir de aquí para apreciar esto. Como decía mi abuela, no nos damos cuenta de lo que tenemos hasta que lo perdemos”.
Dice que es importante conectarse con la naturaleza, abrirse a nuevas formas de ver y observar. “Cuando nos liberamos de nociones preconcebidas, es cuando realmente comienza el proceso de enamoramiento. En última instancia, es a través del conocimiento que uno se enamora y, por lo tanto, siente la necesidad de conservar lo que ama.
“Necesitamos más Doñana, no solo para el parque en sí, sino para nosotros mismos”.
Juan Camacho, pescador
El aire es suave, con olor a sal, y Juan Camacho se posiciona en la proa del barco para saludar al sol. Abre los brazos y cierra los ojos. “Esta es mi vida”, declara felizmente. “Vengo aquí no solo por mi trabajo, sino porque amo el mar. Es donde me siento vivo”.
- Los pescadores locales obtienen permisos especiales para ir a pescar en las aguas del parque.
Camacho y su hijo, que tienen un permiso especial, salen a pescar todos los días al parque nacional de Doñana. Su captura mantiene a su familia de tres hijos.
Como los demás pescadores de la zona, sabe lo importante que es preservar el mar y el medio ambiente. “Conservar nuestros mares es la clave de nuestra existencia”, dice.
Le preocupa un proyecto de dragado previsto para el río Guadalquivir, que permitiría la entrada de embarcaciones más grandes al puerto de Sevilla, lo que provocaría una mayor entrada de agua salada en la ría. “Si dragan el río, es como quitarle la comida a las gambas. No comerán, no se reproducirán, y como alguien que depende de las gambas para trabajar, me moriría de hambre”, dice.
“No quiero pensar nunca que tendría que vender mi barco por una mala gestión que nos impide tener comida”, dice Camacho con los ojos llenos de lágrimas. “Es mi vida y la vida de mis hijos”.
Julián Borja, rice grower
Julián Borja, arrocero de Isla Mayor, fue de los primeros en cultivar el cultivo en Doñana. “La peor agresión contra Doñana es el dragado”, dice. “Si se draga el río, ganará velocidad. Cuando el agua, la buena agua dulce, gane velocidad, fluirá rápidamente hacia el mar. Por el contrario, cuando cambie la marea, el agua salada del mar invadirá el estuario”.
- A Borja le preocupa que si se sigue adelante con el dragado, ‘significaría el fin de la marisma’
Tiene un mensaje para el gobierno español: “Señores, el dragado es nefasto y no lo dejaremos pasar. No se debe hacer, y no se hará”. El proyecto de dragado se ha detenido por ahora después de una protesta internacional, pero se teme que pueda resucitar. “El proyecto de dragar el río, de profundizarlo para embarcaciones más grandes, significaría el fin de la marisma”, dice Borja.
- Los flamencos vuelan sobre el parque mientras se pone el sol.
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