La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha asumido que las negociaciones para la reducción de la jornada laboral se van a alargar más allá del mes de julio y no descarta que se dilate hasta septiembre, en aras tratar de sumar a la patronal a la ley. «Si hay que dedicarle muchas horas y muchas semanas no tengo problema […] creo que hay margen para un acuerdo», ha afirmado este jueves en un desayuno Fórum Europa que organiza Nueva Economía Fórum.
El guion de las negociaciones para la ley estrella -laboralmente hablando- de la legislatura ha dado un vuelco de 180 grados. De una resolución exprés el Ministerio de Trabajo ha pasado a asumir unos plazos dilatados en el tiempo, tal como le reclamó la parte socialista del Gobierno cuando los negociadores de Yolanda Díaz y de la patronal fueron escalando el tono y encaminándose hacia lo que en ese momento parecía una ruptura segura de las conversaciones.
«Estábamos en una mesa que no transitaba y por lo menos ahora vamos haciendo un perímetro», ha afirmado Díaz durante su discurso. La ministra deberá hacer equilibrios entre las dos partes sociales. Si hace unas semanas los sindicatos le aseguraban su apoyo y los patronos garantizaban un ‘no’ rotundo, ahora las centrales amenazan con movilizaciones ante la posible dilatación de las conversaciones.
CCOO y UGT temen que cuanto más se alargue la negociación, más tarde entrará en vigor la reducción del tiempo de trabajo y más laxa puede ser la misma. El precio que, por el momento, ha pagado Díaz por hacer entrar a la patronal a las conversaciones ha sido doble. Por un lado, les ha ofrecido a las empresas una mayor capacidad para distribuir irregularmente la jornada a lo largo del año. Por el otro, plantea retrasar la aplicación de la reducción más allá del 1 de enero del 2025 -fecha contemplada en el acuerdo de coalición- según las necesidades de cada sector. «Una reducción ordenada, pero no ‘fake'», ha insistido la vicepresidenta.
El Ministerio de Trabajo ha vuelto a citar a patronal y sindicatos el próximo 29 de julio a una nueva reunión para avanzar en una ley para la reducción de jornada. Desde el Gobierno son conscientes de la importancia de que la patronal se sume al acuerdo, dada la debilidad parlamentaria de la coalición. Y es que para que esta ley prospere en el Congreso serán necesarios los votos afirmativos del PNV y, como mínimo, una abstención de Junts, además del apoyo del resto de socios habituales.
Díaz ha recordado esa posibilidad de «tumbar en el Congreso» la norma. Si bien también ha recordado que el aval del diálogo social tampoco es condición suficiente para que ello no pase, tal como ya se evidenció con la reforma laboral del 2021. Entonces el texto llegaba con el ‘ok’ de patronal y sindicatos, pero acabó prosperando por un voto erróneo del PP. «Tenemos un país ciertamente anómalo», ha afirmado la ministra de Trabajo.
«No me alcanza el día»La vicepresidenta segunda ha centrado su intervención de este jueves en el Nueva Economía Fórum en hacer una encendida defensa de la necesidad de reducir la jornada. «La mayoría de los españoles siente que el día no les alcanza», ha afirmado. «No podemos mantener las mismas jornadas que en los tiempos de las cadenas de montaje, […] no es rentable para las empresas y no es sano para las personas», ha añadido.
La reducción de jornada desde las actuales 40 horas semanales a las 37,5 horas que pretende el Gobierno beneficiará a unos 12,5 millones de trabajadores, 10 millones de ellos verán disminuido su tiempo de trabajo y otros 2 millones y medio que hoy están a tiempo parcial verán incrementados sus sueldos (ya que el salario/hora se verá incrementado).
La vicepresidenta segunda ha defendido que la disminución de la jornada laboral favorecerá de manera especial aquellos sectores que tienen «mayor precariedad», como son comercio u hostelería, y que permitirá «redistribuir la gran cantidad de riqueza producida».
En los «próximos días» los ministerios de Economía y Trabajo presentarán el nuevo consejo de la productividad, un organismo público y concertado que se encargará de analizar cómo evoluciona la relación entre lo que se produce y cómo se produce. «Necesitamos restringir ese diferencial negativo que tiene España en relación a Europa», ha afirmado Díaz, que defiende que una racionalización de los tiempos de trabajo mejorará directamente la productividad de las empresas.