La obra del mangaka de terror Junji Ito está superpoblada de imágenes imborrables, estampas de lo innombrable que muchos se han visto tentados a llevar a la pantalla en diferentes formatos. Su primera obra publicada, ‘Tomie’, sobre un súcubo en forma de femme fatale, dio pie a una saga cinematográfica con hasta ocho entregas entre 1998 y 2011, en plena época de fama del J-horror a nivel internacional. Y también en aquel período llegó ‘Uzumaki’, adaptación a la gran pantalla de su mayor clásico, el relato perturbador de un pueblecito japonés sitiado por una invasión de espirales enloquecedoras y mortales.
Se lo señala al principio de la historia el joven Shuichi a su novia Kirie: están en todas parts, en los torbellinos, en los ríos y, lo que es peor, en los ojos de la gente, como el padre acaparador (de objetos con espirales) del propio Shuichi, que gira sus ojos en direcciones contrarias. Como iremos viendo, o viendo a medias, o tratando de hacer como que no hemos visto, las espirales pueden absorber al individuo al completo. Si no se hacen con tu cuerpo, prueban al menos con tu mente. Nadie está libre del remolino fatal.
Expresionista blanco y negro En los últimos años, series animadas como ‘Junji Ito Collection’ y ‘Junji Ito Maniac: Relatos japoneses de lo macabro’, ambas con guiños a la saga ‘Tomie’, han recordado la capacidad del artista de Nakatsugawa para dar con imaginería y conceptos capaces de los que pueden instalarse en tu subconsciente y no querer salir. Ambas adaptaciones tenían el problema, en cualquier caso, de tener demasiados colores: el blanco y negro expresionista es parte indisoluble de la experiencia Ito, como han tenido en cuenta los autores de la esperada miniserie anime ‘Uzumaki’ (Max, desde el sábado, día 28), coproducción de Adult Swim (división ‘para mayores’ de Cartoon Network) y el estudio japonés Production I.G.
La idea de renunciar al color la tuvo el músico electrónico Flying Lotus, amigo del productor ejecutivo Jason De Marco y colaborador en diversas bandas sonoras de Adult Swim; de la música de ‘Uzumaki’ se encarga, sea como sea, Colin Stetson, el innovador saxofonista que puso extraña banda sonora a ‘Hereditary’. Pero era algo que también había rondado durante mucho tiempo la cabeza del director de la serie, el veterano del anime Hiroshi Nagahama, artista nada extraño al riesgo ni las complicaciones voluntarias. En 2013 abrazó la rotoscopia (una forma de animación muy alejada del estilo anime icónico) para adaptar al Shūzō Oshimi de ‘Las flores del mal’. Y cuatro años después cocreó con Stan Lee una serie, ‘The reflection’, avanzada a ‘Spider-Man: un nuevo universo’ en la redefinición de la estética superheroica en animación.
Un ligero atropello Capturar el enervante trazo de Ito, similar al de Bernie Wrightson en lo intrincado y detallista, llevó aquí consigo un complicado híbrido de ‘motion capture’, infografía y animación tradicional. Solo en el primer episodio cobran vida, extraña vida, un puñado de imágenes imposibles de olvidar, como las que tienen que ver con unas tijeras y las yemas de unos dedos, o con el destino angustioso de Azami Kurotani, la chica de la cicatriz en forma de media luna.
Si algo se puede reprochar a la serie, de hecho, es tal aluvión de imágenes clave en solo unos pocos minutos. Que solo fueran cuatro episodios ya inquietó a algunos fans, dada la longitud de la obra: veinte episodios en 656 páginas en la edición integral de Planeta Cómic. Y se suponía que cada entrega iba a durar alrededor de 35 minutos, pero son de solo 23, o al menos eso dura la primera, única puesta a disposición de la prensa hasta ahora.
Aunque estemos ante una visión reducida de una pesadilla que pedía expansión, ‘Uzumaki’ no ha sido un trabajo fácil ni rápido. Se anunció por primera vez en 2019, en la convención de anime Crunchyroll Expo. Debía llegar al año siguiente, pero ya sabemos cómo estábamos al año siguiente. «Nuestro equipo era pequeño, así que ver enfermar [de COVID-19] a algunos miembros y sus familiares fue un duro golpe tanto para la producción para nuestra moral», ha dicho el productor Jason De Marco en entrevista con ‘Vulture’. Entre la pandemia y el ansia de perfección de Nagahama y equipo, hubo que retrasar el estreno hasta tres veces. Según De Marco, los animadores siguen viendo espirales por todas partes.