Una imagen del Banco de España. / E. P.
Cuando una empresa o un organismo público necesita financiarse para hacer frente a algún tipo de inversión o proyecto, son varias las opciones que pueden utilizar para conseguirlo. En algunos casos pueden optar por la emisión de un préstamo con la intención de que personas o instituciones, denominados inversores y basándose en la confianza que estos tienen en el emisor, adquieran parte de ese préstamo emitido. El inversor cede capital al emisor y este se compromete a la devolución del capital recibido y al pago de unos intereses. Todo ello en un plazo previamente establecido que se denomina vencimiento. Por tanto, el inversor se convierte en prestamista y acreedor del emisor. La renta fija siempre ha estado relacionada con la seguridad y ha sido un vehículo de inversión muy utilizado por los inversores de un perfil más conservador, pero es importante aclarar que los activos de renta fija solo son fijos si se mantienen hasta el vencimiento.
El emisor, como decíamos, puede ser una empresa pública o privada o puede ser también un organismo público como un Estado, una comunidad autónoma o cualquier organismo gubernamental. Dependiendo de quien sea el emisor, hablaremos de renta fija pública o privada y en función de esto tendremos diferentes opciones de activos de renta fija.
En el caso de la renta fija pública los activos más habituales son las Letras del Tesoro, los bonos y las obligaciones. Esto es lo que se denomina Deuda Pública.
Las Letras del Tesoro se emiten en la actualidad a un plazo de 3, 6, 9 o 12 meses y el importe mínimo para invertir es de 1.000 euros, denominado valor nominal. Es un tipo de activo que se ha popularizado mucho en los últimos años por su rentabilidad, simplicidad y plazo. Se emiten al descuento, es decir, el inversor pagará un precio inferior al valor nominal del título, que se establece tras una subasta y recibirá en el momento de la amortización los 1.000 euros nominales.
En el caso de los bonos, el prestamista (suscriptor o bonista) recibirá una retribución periódica denominada cupón previamente establecido en la emisión. Al vencimiento, el inversor recibirá el importe invertido junto al último cupón. La diferencia fundamental entre bonos y obligaciones radica en el plazo de amortización. En el caso de los bonos puede estar entre los 2 y 5 años mientras que el de las obligaciones es superior a los 7 años. Cómo curiosidad el Tesoro ha emitido obligaciones a plazos de hasta 50 años.
En el caso de la renta fija privada, emitida por empresas y corporaciones empresariales, además de los bonos y obligaciones existe una gama bastante amplia de activos y con características propias: pagarés de empresa, cédulas, …. La complejidad de estos activos de renta fija también aumenta, ya que se da una enorme variedad de opciones y combinaciones de activos.
Mercado primario y secundarioComo decía al comienzo, la renta fija solo es fija si se mantiene hasta el vencimiento y esto es porque todos los activos de renta fija pueden ser negociados tanto en el mercado primario como en el secundario. En el caso del mercado primario, los inversores adquieren los títulos directamente al emisor mientras que, en el mercado secundario, los inversores que deseen adquirir títulos de renta fija lo harán a sus actuales propietarios y lo harán a un precio diferente al que se fijó en el mercado primario.
Esta diferencia de precio se debe a diferentes cuestiones relacionadas con los riesgos asociados a la renta fija: riesgo de tipo de interés, riesgo de crédito, riesgo país, riesgo de liquidez o riesgo de tipo de cambio.
Todos estos factores de riesgo asociados a la renta fija pueden modificar el precio de los activos, tanto al alza como a la baja, durante la vida de cada emisión. En el caso de que un inversor desee deshacerse de una determinada inversión antes del vencimiento de la misma, puede hacerlo en el mercado secundario, pero lógicamente al valor que el mercado establezca. En todo caso, siempre es recomendable a la hora de invertir en renta fija, contar con el asesoramiento de un asesor financiero.
* José Antonio Pérez Muriel es delegado en Andalucía de la Asociación Europea de Asesores Financieros (EFPA) España