Tivoli World es de esos lugares capaces de evocar una alegría plena para los muchos vecinos de Málaga que pasaron por él. Un sentimiento acogedor que se asimila al volver a casa después de pasar un tiempo fuera. A la familia. A los buenos días de antaño. Para muchos, supone el resurgir de ciertas experiencias felices a las que aferrarse en los malos momentos. Por eso el anuncio de que hay un acuerdo para su reapertura ha despertado tanta ilusión y expectación en la provincia, que añoraba este referente.
También ha sido una noticia especialmente acogida por los antiguos trabajadores de Tivoli, todo un ejemplo compromiso y lealtad con el parque, Cuatro años con el parque cerrado y han sido estos antiguos empleados los que han acudido diariamente para mantenerlo, limpiarlo y cuidarlo sin obtener ninguna retribución económica. Un caso excepcional es el de Juan Carmona, que empezó su andadura por el parque en el año 88 y gestionaba las labores de sonido cuando Tivoli todavía estaba abierto al público.
Él actualmente duerme en el parque para supervisar las instalaciones en todo momento y estar pendiente de alimentar a los animales que todavía siguen viviendo allí. A su vez, han instalado cámaras para tener controlados todos los actos de vandalismo posibles.
”Yo estoy aquí las 24 horas, y ya, por las mañanas, suelen venir más trabajadores y miramos qué novedades hay para el día y qué es necesario arreglar, como puede ser la limpieza de hojarasca que ha caído o arreglar alguna cámara”. Los arreglos, no obstante, están bastante circunscritos por las limitaciones económicas y de energía.
“Lo que me mueve a seguir haciendo esto es la esperanza de que el parque no se pierda”, ha explicado. Eso sí, Carmona ha querido especificar que él no es el único que vela porque el espíritu del parque no caiga en el olvido. “Muchas personas han donado material, herramientas, pinturas, aparatos para reparación, agua y pienso para las aves porque saben que estamos con el agua cortada”.
La noticia del acuerdo ha sido recibida con mucha ilusión por los antiguos empleados que siguen cuidando del parque. De hecho, en un inicio, Carmona estaba tan sorprendido que pensaba “que era una broma”.
El gran Tivoli Muchas personas de las nuevas generaciones no llegan a entender la magnitud que ostentó el parque de atracciones en su día. Su época dorada fue durante los años 70, 80 y mediados de los 90, cuando la propiedad la regentaba la familia Olsen. Diferentes trabajadores aseguran que Olsen “era un enamorado” de Tivoli. y que lo cuidaba con esmero. Se convirtió en el lugar de referencia donde las familias acudían a disfrutar de su tiempo libre.
Uno de los principales factores que constituyeron en la importancia de Tivoli fueron los conciertos, ya que contaba con un escenario en su interior para que los artistas ofrecieran sus espectáculos. Su fama alcanzó tal nivel que se llegó a decir que para que un cantante tuviera éxito tenía que pasar primero por el parque. Figuras emblemáticas como Miguel Ríos, Camilo Sesto, Miguel Bosé, Rocío Jurado o Alejandro Sanz son tan solo algunos de tantos que actuaron allí. Incluso el actor de Psicosis, Anthony Perkins, inauguró la atracción del Pasaje del Terror.
La decadencia del parque Tras atravesar diversas dificultades económicas, la familia Olsen decide en 2004 vender Tivoli al empresario cordobés Rafael Gómez Sánchez. Por un tiempo todo fue bien, incluso se le llegó a subir el salario a los trabajadores, pero todo cambió cuando Gómez se vio implicado en el Caso Malaya- una operación contra la corrupción urbanística en Marbella.
La Policía Nacional tenía la certeza de que el empresario había entregado dinero para modificar los usos urbanísticos de unos locales que tenía en Marbella y lo detuvieron en 2006. En respuesta, la gran parte de sus negocios se vienen abajo, y se ve forzado a vender Tivoli al grupo Tremón. Desde entonces, ambas sociedades se han visto envueltas en un litigio por la propiedad de las instalaciones, puesto que Gómez denunció que no recibió la totalidad del importe acordado, así que siguió explotando el parque hasta el año 2020, cuando se abrió el proceso concursal porque la empresa que lo regentaba- Cipasa- había acumulado una deuda de más de 9 millones de euros con Hacienda y la Seguridad Social.
El litigio sobre la propiedad se revolvió con el dictamen del Tribunal Supremo, que en octubre de 2021 dictaminó que el parque pertenece legítimamente al grupo Tremón.
Las instalaciones de Tivoli permanecen cerradas desde septiembre de 2020. / Alejandro González
La especulación del terrenoJuan Carmona lo tiene claro. El problema de que el parque acabara cerrando se debe “a que el interés especulativo sobre el terreno es superior al interés comercial del ocio”. En esta línea, el antiguo presidente del comité de empresa, Juan Ramón Delgado, alega que la única solución para que Tivoli vuelva a ser lo que fue “la empresa que lo explote realmente quiera explotar un parque de atracciones, no solo conseguir dinero del mismo”.
Mariano Hidalgo, el útlimo gerente que tuvo el parque, se ha mostrado más receloso con las novedades del proyecto y su reapertura. “Todavía queda mucho camino por delante”, ha comentado. Según él, si Tivoli vuelve abrir deberá adaptarse a las nuevas tendencia de hoy en día, como la inteligencia artificial, pero sin perder la esencia que tenía antaño, puesto que no hay otro lugar igual al mítico parque. “Que quieran construir un centro comercial y varios hoteles puede suponer un aliciente para que la gente vaya”, ha reflexionado.