Juanma Moreno, con un soldado imperial, en la presentación de la San Diego Comic Con Málaga. / álex zea
El verdadero superpoder -ahora que estamos dentro de la jerga superheroica hablando de la Comic-con- de un político es entonar dichos y promesas con la misma convicción que sus mentiras.
Ha sido cómic-o (pido perdón) cuando nuestro alcalde, Francisco de la Torre, rebuscando migajas de simpatía hacia David Glanzer, director de comunicación de Comic-Con San Diego pero incomunicado (suerte suya) de las gracietas de Santiago Segura, ha dicho lo siguiente: «Málaga es la síntesis del espíritu californiano que caracteriza a Andalucía». De forma simplificada tiene razón: compartimos la suerte de ser de costa, aunque de océanos distintos. Tenemos temperaturas de verano en pleno otoño, pero creo que el termómetro real de eventos de este calibre es la cartera. Mientras el precio estándar de una convención del tipo en España oscilan en torno a los 10-20 euros, en Estados Unidos se roza el umbral de los 100 dólares. Una convención que en 2024 acogió cerca de 135.000 personas.
San Diego no es MálagaRizando el análisis, Francisco de la Torre no tiene razón: San Diego no es Málaga. Google te lo confirma, con un par de búsquedas: si nos basamos en los últimos sensos, la diferencia poblacional de ambos lugares es mayor que la propia población de Málaga (590 mil redondeados, frente casi a los 1,4 millones de personas). Este dato es secundario, ya que aparte del espacio disponible para acoger 135.000 personas -en todo 2023, el FYCMA reunió a 268.239 personas- medimos la capacidad de movilizar a tanta peña hasta allí.
San Diego cuenta con un tranvía compuesto por 4 líneas que se expanden por toda el área metropolitana, mientras Málaga tiene más líneas de metro paralizadas o suspendidas de construcción que existentes (2).
Aún más sustancial es la comparativa del poder adquisitivo: el coste de vida en San Diego es 49% mayor que en Málaga, según el portal Expatistan.
Las estimaciones oficiales de 60.000 asistentes son ridículamente ínfimas, teniendo en cuenta que nuestra Freakcon, de alcance mediático mínimo en comparación, en su edición pasada en Torremolinos aglutinó 45.000.
Eso sí, por suerte o por desgracia, hoteles y Airbnbs no nos sobran.
DudasAnte la duda siempre surgen más dudas, y más con los antecedentes políticos que gritan prudencia. Porque de promesas baratas y resultados ruines entiende Valencia, otra ciudad con costa. Su proyecto de circuito urbano de F1, prometido «a coste cero» por Francisco Camps, provocó un agujero económico para las arcas públicas que ascendió a 308 millones de euros. La visita del Papa en 2006 seguía siendo, 8 años después, fruto de deudas, todavía debiéndose 4 millones de euros de los 22 cifrados por diferentes investigaciones.
Pero lo acepto, me quito el disfraz de periodista objetivo y me enfundo con más entereza la máscara y la capa que visto todos los días, la del niño que soñaba con viajar a Comic-Con hipotecando cualquier cosa excepto sus sueños. Lo dije en mi columna de la Freakcon hace unos meses: ser friki se ha puesto de moda, y más en Málaga. Tanto que quien no lo hace es justamente eso, friki.