El Senado ha dejado de ser ese espacio tranquilo y previsible, alejado de los enfrentamientos del Congreso de los Diputados. Con el PP en mayoría absoluta en esta legislatura y el PSOE denunciando una supuesta “cacería” por parte de la derecha política, mediática, económica y judicial, las sesiones en la Cámara Alta se han vuelto igual o más tensas que las de la Baja.
La crispación alcanzó un nuevo nivel este martes. El senador del PP, Francisco Bernabé, entregó una bolsa con arena tóxica a la vicepresidenta tercera, Sara Aagesen, lo que llevó al PSOE a denunciar el acto por presunta «intimidación» ante la comisaría del Senado.
El incidente surgió a raíz de una pregunta sobre la bahía de Portmán, en La Unión (Murcia), donde entre 1957 y 1991 se vertieron 60 millones de toneladas de residuos mineros. El Ministerio de Transición Ecológica, que dirige Aagesen, anunció recientemente que descartaba extraer los residuos y optaba por sellar la zona, decisión que ha generado el rechazo del Gobierno murciano, el ayuntamiento y vecinos, algunos de los cuales estaban presentes en la tribuna del Senado.
Tras finalizar el debate, y con pancartas del PP criticando la decisión del Ejecutivo, Bernabé se acercó a Aagesen e intentó entregarle una bolsa de plástico transparente con arena recogida de Portmán. La ministra evitó recogerla, pero él la dejó sobre su mesa, lo que provocó gritos, quejas y llamadas al orden en la Cámara.
El presidente del Senado, Pedro Rollán, dio la palabra al senador socialista Alfonso Gil, quien vinculó el acto con la “cacería” que denuncia el PSOE: mensajes privados filtrados de Pedro Sánchez, investigaciones contra su familia, ataques a sedes del partido y amenazas a sus dirigentes. “Esto de acosar y amedrentar a un ministro del Gobierno se lo tienen que hacer mirar”, reprochó Gil a los senadores del PP.
Después de la sesión, el portavoz socialista, Juan Espadas, presentó una denuncia contra Bernabé por «intimidación». El PSOE también ha solicitado a Rollán que custodie la bolsa de arena para analizar su contenido, alegando la “presunta peligrosidad” del material.
