La canción escogida como banda sonora del arranque del mitin habla por sí sola: ‘Under pressure’ (bajo presión), de Queen y David Bowie. Porque los socialistas, que han dado este domingo el pistoletazo de salida a la campaña de las municipales con 3.000 personas desde La Farga de L’Hospitalet de Llobregat, saben que el 28-M será un ensayo para las generales de finales de año. El termómetro que medirá la musculatura de Pedro Sánchez frente al PP de Alberto Núñez Feijóo y, también, ahora que Yolanda Díaz oficializa que será candidata con Sumar, como referente de la izquierda.
Efectivamente, el presidente del Gobierno tiene presión. Y por ello ha puesto todo su tesón argumental en reivindicar la obra de su Gobierno frente a los «chamanes y telepredicadores» que buscan emborronarla. Ha sacado pecho de una «paz social» que contrasta con el descontento social y la oleada de protestas que calienta la primavera en países como Francia, Alemania, Reino Unido o Portugal. Y eso, ha argumentado, se debe a la apuesta de su Gobierno de combatir la agenda «neoliberal» que aplicó el PP años atrás con políticas antagónicas a la de los «recortes» y el «agravio», una receta con la que considera que el Gobierno de PSOE y de Podemos ha resuelto el «desgarro social y territorial» que dio pie a conflictos como el del ‘procés’ independentista en Cataluña.
Sánchez ha presumido de haber «llevado al BOE» todas las reivindicaciones que alentaron muchas de las protestas, gran parte de ellas apadrinadas por el movimiento del 15-M, fruto del descontento social de la crisis del 2008. Una «paz social» que se sustenta, a su juicio, sobre tres ejes: el diálogo social, alcanzar acuerdos «mucho más allá de lo que representa» el PSOE y reformas para la «mayoría» de la gente. Así pues, el presidente cree haber demostrado que «es posible» superar una pandemia y crecer y crear empleo en medio de una guerra, «reducir» la inflación y, a la vez, «cuadrar las cuentas» del Estado, impulsar una reforma laboral y de pensiones y «preservar la paz social».
Estas son las credenciales por las que cree merecer su reválida. «Vayamos a los hechos: más y mejores empleos, suben las pensiones de hoy y garantizamos las del futuro, tenemos la inflación más baja y la energía más barata de Europa, se reduce el déficit y tenemos paz social. Ni todo el ruido del mundo puede ocultar la realidad», ha subrayado.
Que el pistoletazo de salida a las municipales de la mano de Pedro Sánchez haya sido desde L’Hospitalet de Llobregat no es casual: es la segunda ciudad más poblada de Cataluña y el principal feudo que tiene en sus manos el PSC con Núria Marín como alcaldesa. De hecho, poderse presentar por cuarta vez para revalidar el cargo supone también un alivio para la también vicepresidenta del partido tras un mandato complejo marcado por su imputación y posterior archivo de la causa del Consell Esportiu y las divisiones en el grupo municipal provocadas por el caso.
Sin embargo, los socialistas catalanes dan por asegurada esta plaza por mayoría absoluta y tienen entre ceja y ceja el Ayuntamiento de Barcelona. La capital catalana también ocupa un sitio preponderante en la lista de objetivos de Pedro Sánchez para asegurarse la reválida en la Moncloa. El preso recae sobre la espalda del candidato Jaume Collboni.
