Málaga, 22 de noviembre de 2024
Teatro Cervantes
G. Puccini. Madama Butterfly. Claudia Pavone, Antonio Gandía, Zeljko Lucic, Nozomi Kato, Luis Paceti, Javier Castañeda entre otros.
Dirección escénica: Emilio López.
Dirección musical: Giuseppe Finzi.
El Teatro Cervantes levantaba este pasado viernes el telón de boca de B. Ferrándiz para el segundo título de su Temporada Lírica de la mano de G. Puccini y su Madama Butterfly, sin duda uno de los títulos más solventes y redondos del gran repertorio lírico inspirado en un hecho real que llamó la atención del músico de Lucca. Fue tal el empeño de Puccini que incluso no desaprovechó el uso de la escala pentatónica para dimensionar el torrente musical que atesora esta ópera que desde su estreno no se ha bajado de los escenarios.
La expectación era máxima al considerar por un lado la fílmica y solvente producción escénica procedente de Les Arts al cuidado de Emilio López y por otro, la producción musical de la mano de la Filarmónica de Málaga comandada desde el foso por el maestro Giuseppe Finzi contando además con dos protagonistas – Antonio Gandía y Claudia Pavone- que hicieron de esta noche de ópera uno de esos momentos que quedan grabados en la memoria. Memoria que para la crónica y como espectáculo vivo que es también contó con sus luces y sombras.
A examen se sometía la profesionalización del apartado coral en el que hay que distinguir claramente la escasa sensibilidad con la que se ha suplantado al Coro de Ópera de Málaga, una operación hábilmente impuesta; Y en el otro extremo el resultado artístico del coro profesional que finalmente subió a las tablas. En este sentido esta circunstancia ha permitido aflorar la experiencia de Santiago Otero como maestro de coro cuyo trabajo quedaría claramente diferenciado aportando una emisión cuidada aunque algo deslucida por la idea de contención marcada por la batuta del maestro G. Finzi. Pese a todo lleva a concluir que no quedó artísticamente hablando diferencia sustancial -excepto en el caché- al comparar ambas formaciones corales.
Si hay algo que brilló con luz propia de esta puesta en escena fue el elenco solista y más concretamente el rol de Pinkerton defendido por el tenor Antonio Gandía (es injustificable que un músico de estos quilates no sea disputado por los escenarios líricos) y en otro lugar destacado la Cio Cio San que tanto actoral como canoro regaló la soprano italiana Claudia Pavone sin duda una Butterfly difícil de igualar en las tablas de Cervantes. Ambos músicos llegaron a conmover y dar pleno sentido a la propuesta escénica de Emilio López. Destacar la capacidad de empaste y fraseo de ambos como prueba el dúo de amor del primer acto.
Interesante la aportación del barítono servio Zeljko Lucic (por lo visto no hay solistas nacionales para asumir este rol) correcto en lo vocal que resolvió sin dificultad y algo brusco en lo actoral lo que contrasta con el rol de Goro encarnado por el tenor Luis Pacetti ejemplo de equilibrio y talla artística. Reveladora fue también la Suzuki que encarnó la mezzo Nozomi Kato, única en el Dúo de las flores del segundo acto. Sería injusto no reseñar la conmovedora participación de Fátima Sanlés ilustrando con su danza el coro a bocca chiusa del segundo acto.
Esta Madama Butterfly dejó grandes instantes precisamente por ese buscado equilibrio entre lo estrictamente musical y el contexto escénico en el que se desarrollaría.