Empezamos por la pregunta que seguro menos le apetecerá responder. Hace unos días El Periódico de España publicó que su productora deberá pagar más de 827.000 euros a Hacienda.
Yo, encantado de hablar del asunto. De hecho, el periodista [autor de la noticia] nos llamó y le dijimos que aunque no nos parecía noticia si lo consideraba podría esperar hasta después del estreno ya que este tipo de historias generan mucho ruido… Es un proceso administrativo del 2016 del que ya está todo dicho. Pero parece que hay gente que está esperando que caigas para pisarte la cabeza. Para mí, en plena promoción de la película, es una pérdida de tiempo hablar de un tema así. Y más cuando esa película es Vacaciones de verano, que es la mejor que he hecho.
Bien, pues hablemos de la película. Es su quinto compromiso consecutivo con la taquilla veraniega.
Es una cita a la que no quiero faltar. Hice una película veraniega que funcionó y pensé que igual a la gente le gustaba tener una película de verano que ver. Ahora estamos escribiendo la del año que viene así que estamos muy estresados.
¿Y eso?
Pues porque cada minuto debe haber un chiste. Siempre quiero hacer lo mejor para el espectador, no me gustaría que me dijeran: «Pues esta película, no». Es algo que llevo arrastrando desde los tiempos de Torrente. Y luego está que en la comedia familiar hay un doble humor, porque los niños deben entender lo que estás diciendo.
Para usted, el espectador es lo primero y lo último, ¿no?
Leí en una entrevista a Steven Spielberg decir que él era su primer espectador así que hacía las películas que le gustaría ver en el cine. Yo hago películas que sinceramente creo que son divertidas y, además, tengo la suerte de tener un público que las disfruta, gente que le gusta ver lo mismo que a mí cuando va al cine. Cada creador tiene que ser fiel a sí mismo. Yo recibo muchos comentarios y propuestas para hacer otras cosas pero si no las siento no las hago.
Santiago Segura promociona su última película en Málaga. Álex Zea
¿Se siente menospreciado de alguna manera por hacer estas película?
Pues yo me siento muy bien haciendo cine comercial. ¿Por qué tendría que sentirme mal por hacer un cine para el gran público, que genera espectadores? Me gustaría hacer toda la vida cine comercial. Te critican por el afán de gustar pero eso ha pasado siempre: en Hollywood lo tenían claro, el cine es la máquina de los sueños y del entretenimiento. Y desde pequeño eso es lo que ha llamado la atención, el poder entretener al público, que se emocione, que se ría…
Repite con Marta González de Vega, guionista y aquí también actriz, con Leo Harlem, Florentino Fernández, una de sus hijas…
Si quiero hacer una cosa mía personal, me meto en mi casa a escribir poesía y no necesito ningún equipo pero en el cine te tienes que rodear de los mejores. Y ellos lo son. Sin Marta González no habría podido hacer una película al año, sería imposible. Trabajar con Leo me encanta, con Flo igual… Si además de estar rodeado de amigos en tu trabajo le sumas la presencia de tu propia hija, pues es un chollo del que disfruto cada vez más.
La comedia evoluciona pero sus películas familiares son incapaces de zafarse de ese aroma a comedia clásica americana, agradable, amable.
Me habría encantado hacer El bazar de las sorpresas, de Ernst Lubitsch, pero seguramente no sería capaz. No puedo evitar emocionarme cuando miro atrás y veo todo ese cine que me gusta Stanley Donen, Howard Hawks, sin dejar de ser un chico de barrio. Ahora ese crío que antes veía esas películas está en pantalla grande y no puedes imaginar lo bien que me siento cuando miro divertirse a la gente y riéndose de lo que ve.
Debe de ser difícil escribir este tipo de historias en los tiempos que corren sin que nadie se moleste o sienta ofendido.
Pues nos ha llegado algún mensaje por redes sociales de alguna madre preocupada por lo que había oído a algunos de los personajes. Pero si haces un tipo de humor tan blanco tan blanco puede que no llegues a hacer reír a nadie. Al humor si es explicado hasta última instancia le estás quitando cierta fuerza.