Son la última sensación del pop guitarrero tan en boga últimamente gracias a Arde Bogotá, Viva Suecia y Carolina Durante. Les han tachado de imitarles, una y otra vez. Pero lo que hacen Gisme, Coque, Martín y Santi, o sea, Ultraligera, tiene sello propio. Se conocieron en el instituto y, tras largas temporadas de rodaje, pese a las dificultades, montaron la banda en 2021. Desde entonces, han asaltados salas y festivales con un cancionero que no para de sumar adeptos. Tras arrasar en el Inverfest, ha quedado patente: están en estado de gracia. Y lo saben. Son uno de los grandes nombres del Oh See!, uno de los festivales de música más tempraneros de la temporada. Presentan ‘Pelo de foca’, un álbum implacable en fondo y forma.
Llevan casi toda la vida juntos.
G: Sí. De hecho, sentimos cierto alivio al encontrarnos y ver que latía en otro la misma fiebre por la música. Queríamos formar algo grande. Y, tras varias intentonas, dimos con la fórmula para crear Ultraligera. Recuerdo que quedábamos en una caseta de madera donde pasábamos bastante tiempo. Ahí surgieron nuevas ideas. Había cosas esperpénticas, ¿eh? Aunque muchas se salvaban.
¿Es difícil hacer rock en una época donde manda el urbano?
G: No te creas, pueden convivir a la perfección. Es una batalla que se está quedando vieja. Igual que hay géneros para bailar de madrugada, el rock es carne de festivales.
¿Les molesta que les etiqueten como lo que no son?
G: Dicen hacemos pop, rock, grunge… Nos vale todo. A nosotros no nos gusta ponérnoslas, ya que dificultaría nuestro trabajo. Mientras no nos afecten, nos encantan. Nos han dicho de todo en Twitter. Ahí las barrabasadas son la hostia, nos divierten.
¿Recuerdan su primer bolo?
G: En la sala Silikona. Fue bárbaro para lo inexpertos que éramos. Ahora, en cambio, sería muy justito porque hubo muchos fallos. Cuando terminamos, Coque se acercó y me soltó: «Lo veo». Estábamos en el camerino y le contesté: «Tienes toda la razón». Aquellos chavales tenían gran actitud. Al menos, a partir de la quinta canción [Risas].
Nos han dicho de todo en Twitter. Ahí las barrabasadas son la hostia, nos diviertenDebutaron con ‘Mierda de fiesta’. ¿Tan mala fue?
G: Alguna que otra nos hemos corrido, sí. La grabamos con cierta ansiedad. Antes, en el estudio, la sensación era de que siempre faltaba algo. No teníamos herramientas para que las cosas sonaran como queríamos, era frustrante. Hoy ya no nos pasa.
C: Nuestro camino ha sido progresivo. Con este tema la gente se fue enganchando. Al siguiente, algunos más. Hasta que llegó Europa, nuestro debut, con el que notamos un salto importante.
El dinero sería decisivo, ¿no?
G: No tanto. Cuando lo necesitábamos, tocábamos en la calle o vendíamos una guitarra. Hemos currado de todo. El problema era otro: a veces, no sabías si iba a llegar la oportunidad. Y eso nos preocupaba.
¿Se siguen reconociendo en los cortes de ‘Europa’?
G: Si los grabásemos hoy, no lo haríamos igual. Hemos hecho callo con los directos y eso te da una percepción distinta de las canciones. No obstante, me encanta que sean así. Lo bonito de tener una banda es ir escribiendo un álbum de tus emociones desde que tienes 16 años. Vas viendo cómo te enfrentabas a las melodías y por qué te preocupaban ciertas cosas.
C: No cambiaría demasiado, sólo algunos detalles de la producción.
¿Cuándo se dieron cuenta de que el proyecto tiraba?
M: Desde que salieron los primeros temas, vimos cómo los números no paraban de subir. Flipábamos.
C: No hemos sido un grupo Coca-Cola que lo petase con un hit y desapareciese a los dos años.
‘Pelo de foca’ es su primer elepé. ¿Cuánto les ha costado hacerlo?
C: Mucho trabajo. Tienes que estar muy rodado para dar con la clave. Es un proceso que adoramos. Sin embargo, no está hecho para cualquiera.
G: Es un disco espontáneo. Hubo margen para la improvisación en los últimos días. Se juntaron ideas pasadas con otras nuevas y, de repente, el estudio se convirtió en un lugar de debate a la hora de escoger las canciones que debían entrar.
Nos han dicho que estamos copiando a todas las bandas del mundo. Y, bueno, cuando te comparan con alguien que te gusta, está genial. Pero cuando no…¿En qué se diferencia Ultraligera de Arde Bogotá o Vetusta Morla?
G: Para mí, lo único que nos acerca es que somos colegas que se lo pasan en grande sobre el escenario. Compartimos el sueño de vivir de la música, pero no sé si nos parecemos en las letras y el sonido.
Hay quien les ha bautizado como los herederos de Carolina Durante.
G: Nos han dicho que estamos copiando a todas las bandas del mundo. Y, bueno, cuando te comparan con alguien que te gusta, está genial. Pero cuando no…
Si Ultraligera no hubiera funcionado, ¿a qué se dedicarían?
G: Ermitaño en una aldea.
C: Tal vez, futbolista. Me hubiera encantado de pequeño.
M: No lo sé, siempre tuve claro que quería dedicarme a esto.