El Gobierno se ha dedicado este martes a echar balones fuera ante algunas de las polémicas surgidas durante la celebración de la selección española de fútbol de su título europeo. Los cánticos de “Gibraltar español” entonados por los jugadores tras vencer en la final de la Eurocopa a Reino Unido no pasaron desapercibidos para el gobierno gibraltareño. En un comunicado emitido este martes, censuran lo que consideran «una mezcla totalmente innecesaria de un gran éxito deportivo con declaraciones políticas discriminatorias que resultan enormemente ofensivas para los gibraltareños».
La portavoz del Gobierno y también titular de Educación y Deportes, Pilar Alegría, ha tratado de restar importancia a estas manifestaciones para pedir que se enmarquen “en el contexto en el que se dieron”. Esto es, de celebraciones. “El contexto es importante. Más ayer si cabe, de gran celebración”, por lo que insistió en “traducir” lo que se “pudo escuchar o contar” en la justa medida y condicionado por el momento. Sin mencionar directamente las protestas del Gobierno de Gibraltar, que se ha mostrado “decepcionado” por lo que tilda como “cánticos con comentarios rancios sobre Gibraltar», Alegría ha intentado zanjar la polémica al asegurar que no se deben tener dudas de que “la política exterior la establece el Gobierno”.
La federación de fútbol de Gibraltar ha anunciado que hará una protesta formal ante la UEFA por estos cánticos, mientras que desde el Ejecutivo de Fabián Picardo han protestado por el uso de esta celebración «para promover la idea de usurpar el territorio de Gibraltar es contrario al principio de que el deporte no debe utilizarse para promover ninguna ideología políticamente controvertida».
La titular de Deportes ha rebajado también la polémica por el saludo de Dani Carvajal al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la recepción a los jugadores en el Palacio de La Moncloa. El jugador le tendió la mano fríamente y sin mirarle a la cara. Después de intentar poner el foco en lo “importante, que es la gesta que ha conseguido esta selección”, ha descartado que la intención del jugador fue la de realizar un “gesto de falta de respeto”. Algo que, concluyó, sería “impensable”, pero también “incompatible” con los valores deportivos.
En privado, fuentes del Gobierno insisten en no piensan que el polémico gesto fuese buscado y, en cualquier caso, rechazan entrar en interpretaciones que desvíen la atención de lo estrictamente deportivo. Asimismo, señalan que la recepción en Moncloa estuvo marcada por un “ambiente distendido”, marcado por la presencia de trabajadores de la casa y un grupo de niños.