De todas las veces que le rompieron el corazón a Marina Reche ha salido una canción. Enmudecida, en silencio, las ha ido alumbrando mientras recomponía el rompecabezas más complejo del universo. Le ha costado entender, incluso afrontar. Pero, a pesar de sus pizpiretas 24 años, ha echado un pulso al miedo para sacarle brillo al dolor. Los siete cortes de Oscuridad, el epé que disecciona en una gira con casi todo el papel vendido, son el ejercicio de honestidad más certero al que se ha enfrentado. Aunque escuece escucharla, al menos fue valiente. No hay mayor recompensa que darse cuenta de que no estaba equivocada. «Que importante son las personas que luchan por estar en tu vida», dice. Como ella para los miles oyentes que viven con el pecho abierto de par en par. Dispuestos a morir de amor. Visitará Málaga el próximo 17 de enero (Sala La Trinchera) con su tour titulado Lo he intentado.
«Estoy segura de que me he equivocado en mis relaciones, pero la ruptura que inspira los últimos temas me ha enseñado a quererme. Siempre aparece alguien que te marca a fuego. Desde entonces, me dedico a buscar un amor sano. Qué difícil, ¿verdad? Por eso compongo, es mi terapia», cuenta Marina, que sintió el flechazo por la música bien pronto. Una tarde viendo el Burlesque de Christina Aguilera desató a la fiera. Aquella niña apasionada sigue viviendo en ella, en especial cuando de reír se trata. Lo hace sin parar, de principio a fin. Con el único propósito de perdonarse las dudas que tantas veces le han paralizado.
ClaridadDebutó en 2022 con Claridad, el ventrículo complementario a Oscuridad. Sin embargo, estuvo a punto de dedicarse a la enfermería. De nuevo, el amor marcó el camino a seguir: «Me presenté al casting de Operación Triunfo junto a mi hermana porque suspendí Matemáticas y no pude hacer Selectividad. Al poco, descubrí que me daba pánico la sangre. Así que, gracias a Alba, que fue la me animó, cambié el rumbo. Me matriculé en marketing y, paso a paso, fui metiéndome en el estudio». Ahí se topó con una Marina en proceso de curación que necesitaba respirar hondo para frenar las convulsiones. Con los pulmones henchidos, empezó a expulsar aquello que hoy se ha convertido en poesía. «Mis canciones son tristes. Tiendo a recordar los instantes menos dulces, ¿qué le hago? De hecho, sólo el día que peor lo pasé pude escribir la primera».
Detallista en el fondo y la forma, Marina Reche ha desarrollado un cancionero de verdad apabullante. Está repleto de conversaciones, contiendas, lágrimas… para que no se le olvide nada, para que le sea más fácil liberarse. «Lo que hace humano a un artista es mostrar su vulnerabilidad. Hacerlo me ha enriquecido por dentro, pero también he sentido vértigo. Con la sinceridad por bandera puedes ir a cualquier lado. Siento que me ayuda a canalizar mis emociones. En ocasiones, no sabía qué me sucedía. Y, sólo cuando me paraba a escribirlas, me quitaba un peso enorme de encima. Era mi modo particular de dejarlo ir», explica.
Sin prejuiciosEsta cruzada sentimental le ha permitido conocerse. Por dentro y por fuera. Sin prejuicios. Dándose el gusto de amar por amar. «Cada vez gestiono mejor las situaciones. Sé cómo reaccionaría ante ellas y, por supuesto, cómo debería tramitarlas. Intento comunicarlo todo. Esa es, precisamente, la norma básica en mi grupo de amigas. Lo peor es que soy muy enamoradiza, lo vivo todo con muchísima intensidad. Y, para afrontarlo, no queda otra que hurgar en la herida», sostiene. Así, que se ha colado entre los temas virales de Spotify, es buen ejemplo de ello: «Sentí que me moría, la voz se me quebraba. Tal vez, no merecías la forma en que te amaba». No es la más cruda de sus creaciones: ojito a Mil preguntas, Lo he intentado y Por si quieres volver. Tres gritos de guerra en la penumbra.
«No pienso en lo que puede funcionar o no en términos de éxito. Hablo de lo que me pasa. He coincidido con compañeros que, durante una sesión de composición, lo primero que me ha preguntado es si ya tenía pensados los 15 segundos claves para TikTok. ¿Perdona? No quiero ser trending topic, solo templar el mundo. Me da igual que no sea un éxito, aunque eso es relativo. Para mí, con que tres personas me digan que han empatizado con mi historia, ya lo será», concluye Marina. Sonríe de nuevo. Como quien busca la complicidad a través de la mirada. En ella se apila una bonita melancolía de lo que no pudo ser, pero será. De ahí que suene tan familiar.
Y una última pregunta: ¿A qué mujeres admira Marina Reche? Responde tajante: «A mi madre. Es quien me ha enseñado a batallar. Salió adelante sola, cuidando de todo su círculo. Es la que me mantiene los pies en la tierra. A la gente de buen corazón hay que mimarla».