‘¿Quién es?’ Esa ha sido la pregunta más repetida entre quienes aguardaban a los protagonistas de la alfombra roja, que es azul, de los 37 Premios Goya en Sevilla. Saluda una chica rompedora. De púas flúor. “Es Zoe (Stein), de ‘Mantícora’”, explica con soltura Elena, una estudiante de Periodismo, que viene a su primera gala. Ella tiene 20 años y no duda sobre quién es quién. La nueva era del cine español pisa la alfombra. Rostros jóvenes, relevo generacional y más mujeres que nunca más allá de las actrices. La pena de la pérdida de Carlos Saura se disimula con la alegría de la fiesta del cine español. No hay luto, pero la escaleta cambió en el último minuto para que el homenaje que iba a recibir como Goya de Honor recorriera toda la ceremonia.
Están los de siempre, como siempre, pero también hay mucha cara nueva. La cosecha de las películas de 2022 es de las mejores que se recuerdan en mucho tiempo. Por lo bajini, los aspirantes a su primera estatuilla resoplan: “Me podría haber tocado un año con peores competidores, es que son todos buenísimos”, bromea Laura Hojman, candidata al mejor documental con ‘A las mujeres de España. María Lejárraga’. Los veteranos arropan a los jóvenes. Alrededor de Blanca Portillo revolotean muchas actrices noveles. Abrazos de camaradería.
En la zona de relax, donde esperan a que comience la gala, mucho jamón, mucho brindis con copas de vino y abrazos sinceros. “Qué rico el jamón”, se oye a la salida. Los fotógrafos aplauden de forma espontánea a Fernando Esteso: “La gente me quiere”. Él se acuerda de los que se fueron y se emociona. “Quedamos ya pocos”. Es de lo poco espontáneo sobre una alfombra donde cada paseo está milimetrado por la academia.
Sevilla no defraudó. Le pone pasión a todo. Paró el viento de Levante que desde Cádiz hizo la mañana desapacible y se quedó una tarde fresquita pero sin voladera. El tiempo pasa rápido desde que a las seis de la tarde arranca el desfile y hasta casi las diez menos cuarto, cuando toca el turno institucional, el de los políticos y altos cargos, más que nunca. Se notó que el año es electoral. Pocas reivindicaciones en la alfombra. La primera, ya en la gala, la de los hijos de Saura sobre la sanidad pública. Una chapa sobre varias solapas y vestidos proclama que “El corto es cine”. La directora Isabel Coixet viste una chaqueta negra serigrafiada en la espalda, en homenaje a la iraní Masha Amini: ‘Women Life Freedom’.
Llegan dando espectáculo la actriz Macarena Gómez y su pareja, Aldo Comas. «Hemos venido a jugar», dicen sus atuendos. Posan y hablan a todos los micrófonos. Ella lleva cubierta parte de la cabeza con un medio velo que es una tendencia que repiten otras actrices. Transparencias, mucho tul, cabello engominado con purpurina y triunfo del blanco y negro.
Manuel Carrasco, el cantante, de esmoquin café, cuenta que está nervioso porque abrirá la gala con ‘Cantares’, con letra de Antonio Machado, en homenaje a Joan Manuel Serrat. Habrá homenaje sorpresa a Lola Flores, la “ole,ole”, como recuerda su nieta, actriz y académica Elena Furiase. Pablo López, de esmoquin verde, saluda a Israel Fernández, que se resiste a quitarse el abrigo de pieles pese a la petición de los fotográfos. Eduardo Casanova siempre da espectáculo y María León deja claro que está en casa, en Sevilla, y tira de desparpajo para demostrar que las transparencias pueden llegar donde a cada uno le dé la real gana. Un elegante Antonio de la Torre no puede disimular cierta tensión en el rostro. Él, que se pasea entre amigos y vecinos, lleva la carga de la gala sobre sus espaldas, como su compañera, la malagueña Clara Lago.
La que más canta es Blanca Paloma, la flamante candidata española a Eurovisión, que se pasea por toda la alfombra repitiendo con su chorro de voz el pegadizo estribillo con el que competirá. Susi Sánchez, ganadora al Goya a mejor actriz de reparto por ‘Cinco Lobitos’, deja claro que la elegancia es innata y que las actrices siguen muy vivas más allá de los 50. De alta costura de Stephane Rolland va la siempre elegante Nieves Álvarez, que avisa de que el color marrón café está de moda. Penélope Cruz llega casi la última, la alfombra ha ido de menos a más, y deslumbra de Dolce & Gabbana, con una mantilla negra a modo de chal. La que se atreve con la cola más larga es Belén Rueda. Maribel Verdú, Cayetana Guillén Cuervo y Aitana Sánchez Gijón suman elegancia y saber estar sobre la alfombra. El equipo de ‘Alcarrás’ no se separa, como el de Rodrigo Sorogoyen: van todos juntos, en amor y buena compañía. Es la nueva generación del cine. No se empujan entre ellos. Se sonríen y se desean suerte.