El PSOE y Junts se han reunido en Suiza. El secretario de Organización de los socialistas, Santos Cerdán, ha viajado este viernes a la capital suiza y se ha citado con el líder de los posconvergentes, Carles Puigdemont, y con el secretario general de Junts, Jordi Turull. El objetivo del dirigente socialista era tratar de enderezar la relación entre los dos partidos tras los choques de las últimas semanas en el Congreso de los Diputados que han llevado al Gobierno a digerir tres derrotas parlamentarias: el techo de gasto, la tramitación de la regulación de los alquileres de temporada y el reconocimiento del Congreso al opositor Edmundo González como presidente de Venezuela. La reunión, sin embargo, se ha zanjado sin que se pudieran superar los recelos.
Según ha avanzado eldiario.es y ha confirmado EL PERIÓDICO, las comitivas de las dos fuerzas políticas han celebrado la reunión «mensual» prevista en el acuerdo de investidura, que estaba pendiente desde agosto, y en la que los interlocutores han tratado de buscar un acuerdo para que en la votación de la próxima semana, el Ejecutivo de Pedro Sánchez no se anote una nueva derrota y apruebe, esta vez sí, la senda de estabilidad como primer paso para la elaboración de los Presupuestos Generales del Estado. Los posconvergentes, sin embargo, no ven el contexto actual como el más propicio para llegar a acuerdo. Tampoco después de la reunión de este viernes.
El pasado jueves, tras el voto contrario de Junts a la tramitación de la regulación de los alquileres de temporada junto al del PP y Vox, Puigdemont lanzó un aviso al PSOE a través de las redes sociales: «No habrá sorpresas. A la misma cosa que votamos que ‘no’, volveremos a votar que ‘no'», aseveró, refiriéndose a esta primera votación presupuestaria prevista para la semana que viene.
Desde Junts llevan días advirtiendo a los socialistas de que para garantizarse sus siete votos en la Cámara debe negociar antes con su partido y no actuar de forma «unilateral». Este encuentro es el primero que se produce con Puigdemont después de su regreso y posterior fuga de Cataluña el pasado 8 de agosto, durante la investidura del president Salvador Illa. Un movimiento del líder de Junts para cumplir con su promesa elector de regresar para intervenir en el pleno investidura, pero que también buscaba enviar un mensaje al PSOE de no normalidad y reivindicarse como interlocutor imprescindible para la estabilidad de Sánchez.
Desde el pacto entre el PSC y ERC que convirtió a Illa en president, Junts ha endurecido su tono contra los socialistas. Los posconvergentes han convocado un congreso extraordinario para actualizar su hoja de ruta con el objetivo de lanzar una OPA a los republicanos y convertirse en el «partido de referencia» del independentismo, algo que complica las negociaciones con Sánchez. De momento, nada está roto, pero Junts, com ya se ha visto estas últimas semanas, sube el precio de sus votos.
A todo esto, ambos partidos siguen avanzando en la negociación para el traspaso de competencias en materia de inmigración a la Generalitat. Como explicó EL PERIÓDICO, se ha avanzado hacia el pacto, si bien públicamente Junts sigue exigiendo una transferencia «integral», que incluya el control de las fronteras y la expulsión de inmigrantes que sean delincuentes multirreincidentes, algo que el Ejecutivo niega ceder, al considerar que sería inconstitucional.
En el marco del pacto de investidura de Sánchez, el PSOE y Junts acordaron celebrar reuniones mensuales en Suiza, con presencia de un verificador internacional, un papel que desempeña el diplomático salvadoreño Francisco Galindo Vélez.