La Reserva Federal de Estados Unidos ha anunciado este miércoles que, como se esperaba, mantiene inalterados los tipos de interés, que permanecen en la horquilla del 4,25 – 4,5% en la que ya las dejó en enero tras recortes de un punto en las tres últimas reuniones de 2024.
La prórroga de esa pausa, no obstante, llega conforme el banco central estadounidense asume que la «incertidumbre sobre las perspectivas económicas se ha incrementado». Y esa valoración es algo más que una frase en su comunicado. En las previsiones actualizadas presentadas tras esta última reunión del Comité de Operaciones de Mercado Abierto, la Fed ha rebajado sus perspectivas de crecimiento de la economía de EEUU hasta el 1,7% para este 2025, por debajo del 2,1% que habían calculado en diciembre.
Es una recalibración que llega acompañada de perspectivas de inflación y paro más altas de las previamente estimada,. con un alza de precios calculada del 2,7% y una tasa de paro del 4,,4% para cuando acabe al año. Y son revisiones que claramente reflejan los interrogantes que han creado sobre la economía la agresiva agenda política de Donald Trump y su guerra arancelaria ya abierta y a punto de intensificarse.
Eso no impide, no obstante, que la Fed siga teniendo previsto realizar dos recortes de tipos este año. Esa es la previsión de 11 de los 19 integrantes de la Fed, menos de los 15 que anticipaban los dos recortes en diciembre.
Momento inciertoLos últimos datos de la inflación en EEUU, de febrero, fueron positivos y registraron un alza de precios interanual del 2,8%. Pero para ese mes solo habían entrado en vigor los aranceles extra del 10% impuestos a importaciones de China, no los del acero y el aluminio que EEUU ha empezado a aplicar este mes ni los que Trump ha prometido para México o Canadá, postergados hasta el 2 de abril, cuando también pondrá en marcha su amenaza de gravámenes “recíprocos” a todos sus socios comerciales.
Hay otras señales, no obstante, que pueden inquietar a la Fed. Esa guerra arancelaria y los drásticos recortes de gasto y empleo público que Trump está acometiendo de la mano de Elon Musk y el llamado Departamento de Eficiencia Gubernamental no solo han sacudido las bolsas y disparado la volatilidad, haciendo que la semana pasada el S&P entrara en territorio de corrección. También han hecho que se hunda la confianza de consumidores y negocios. Y si se le suma la cruzada de Trump contra la inmigración, todo puede sacudir el mercado laboral, que en febrero vio cómo se creaban 151.000 empleos, menos de los esperados, y se mueve con un índice de paro en el 4,1%.
Las previsiones de inflación a largo plazo entre estadounidenses que estudia la Universidad de Michigan han registrado en su última medición, aunque es provisional, su mayor salto desde 1993. Y esos miedos inflacionarios a menudo funcionan a modo de profecía que se autocumple: ante la perspectiva de que los precios vayan a subir, muchos dan pasos que a la vez los elevan.
Muchos analistas han reducido sus perspectivas de crecimiento para EEUU. Y aunque hay quien aún ve lejana la posibilidad de “estanflación”, con una inflación alta y una economía ralentizada o estancada, ya ha hecho vulnerable el aterrizaje suave que la Fed estaba logrando.
Fantasmas de recesiónTrump no ha ayudado a aportar calma. Se ha negado a descartar la posibilidad de una recesión, algo que este mismo martes también hacía su secretario del Tesoro, Scott Bessent. Y en el discurso reciente del republicano y de su equipo económico se habla del potencial “dolor”que pueden sufrir los estadounidenses o de “perturbaciones”. La idea que sostienen es que será un “periodo de ajuste” de corta duración, transitorio. Y su apuesta, como la de los más optimistas, es que los prometidos recortes de impuestos y la desregulación ayudarán a impulsar el crecimiento.
Powell la semana pasada insistía en un discurso en Nueva York que “la economía sigue en buena forma” pese a “elevados niveles de incertidumbre”. Aseguraba también que están “centrados en separar el grano de la paja” y decía: “no necesitamos estar acelerados y estamos en buena posición para esperar a más claridad”. Y aunque opinaba que los aranceles podían tener un impacto limitado y no causar una inflación continuada, también asumía que podrían cambiar las cosas si se produce “una serie de subidas” en los gravámenes o si estas son “mayores”. Todos los ojos están puestos en su rueda de prensa este miércoles.