El presidente de la Reserva Federal (FED), Jerome Powell, ha certificado este viernes el cambio de ciclo de los tipos de interés en Estados Unidos que el mercado lleva semanas tanto esperando como anhelando. Y lo ha hecho sin dejar resquicio a la duda o la ambigüedad. «Ha llegado el momento de ajustar la política (monetaria)», ha sentenciado durante su esperada intervención en la cumbre informal de banqueros centrales de Jackson Hole (Wyoming), de forma mucho más clara y contundente de lo que en él suele ser habitual.
Analistas e inversores llevan tiempo dando por sentado que el banco central del dólar aprobará en su reunión del 18 de septiembre su primera bajada de tipos desde el estallido de la pandemia en marzo de 2020, debido a las crecientes señales de debilitamiento del mercado laboral estadounidense. El debate estaba más centrado en sí serán 0,25 o 0,5 puntos porcentuales. La mayoría de los agentes del mercado confiaba en un mensaje claro -aunque quizás no tan contundente- por parte de Powell. Pero también contaban con que dejara abierto, como ha hecho, tanto de cuánto será la primera rebaja como el ritmo de los recortes posteriores.
«La dirección a seguir es clara, y el momento y el ritmo de los recortes de los tipos dependerán de los datos que se obtengan, la evolución de las previsiones y el equilibrio de los riesgos (al alza o a la baja de los precios, la actividad y el empleo)», ha precisado. Era el mensaje esperable: los bancos centrales no se quieren atar de manos anunciando una senda de recortes de tipos que luego puedan verse obligados a no cumplir si la inflación no baja como esperan hacia su objetivo (2% estable a medio plazo).
Menos inflaciónEl banquero central, en cualquier caso, ha sido claro al argumentar por qué ha llegado el momento de bajar tipos, frente a la mayor prudencia que mostró a finales de julio (cuando los mantuvo en el intervalo del 5,25%-5,5%, el nivel más alto desde 2001). «Ha aumentado mi confianza en que la inflación está en una trayectoria sostenible de regreso al 2%», ha explicado. El IPC en Estados Unidos bajó desde el 9,1% de junio de 2022 al 3% en el mismo mes de 2023, pero después se quedó estancado por encima del 3%. Sin embargo, desde el pasado marzo viene bajado y en julio se situó en el 2,9%. Es más, si se tiene en cuenta la estadística más usada por la FED, como ha subrayado Powell, los precios han subido un 2,5% en los últimos 12 meses.
La otra variable que explica el cambio de ciclo de la política monetaria es que el mercado laboral «se ha enfriado considerablemente», como se busca con las subidas de tipos para reducir la inflación. Así, el presidente de la FED ha destacado que la tasa de paro lleva más de un año subiendo y está ya en el 4,3%, un nivel bajo en comparación histórica pero casi un punto porcentual superior al de principios de 2023. Además, la creación de nuevos puestos de trabajo se está desacelerando y las subidas de sueldo se están moderando. «Parece poco probable que el mercado laboral sea una fuente de presiones inflacionarias elevadas en el futuro cercano», ha subrayado.
Enfriamiento suficienteAl contrario que el Banco Central Europeo (BCE), la Reserva Federal tiene un mandato principal doble: además de tener la misión de que la inflación esté en el 2%, debe tratar de lograr el máximo empleo posible en Estados Unidos. De ahí que el enfriamiento del mercado laboral, paralelo a la moderación de los precios, le empuje a bajar tipos. «No buscamos ni acogemos con agrado un mayor enfriamiento de las condiciones del mercado laboral», ha resaltado Powell.
En esta línea, ha asegurado que su banco central hará «todo lo posible para apoyar un mercado laboral fuerte» a medida que avanza hacia la estabilidad de precios. «Con una reducción adecuada de la política (monetaria) restrictiva, hay buenas razones para pensar que la economía volverá a una inflación del 2%, manteniendo al mismo tiempo un mercado laboral fuerte», ha sostenido. De hecho, ha dejado la puerta abierta a actuar con contundencia si el empleo se deteriora de forma notable: «El nivel actual de nuestra tasa de política monetaria nos da un amplio margen para responder a cualquier riesgo que podamos enfrentar, incluido el riesgo de un mayor debilitamiento no deseado de las condiciones del mercado laboral».
Recorte deseado»El presidente Powell ofreció lo que el mercado ansiaba: certidumbre en cuanto a la política monetaria de la Fed de cara al futuro, abriendo la puerta a la primera bajada de tipos en más de cuatro años», ha acertado a resumir Bret Kenwell, analista de ‘eToro’. Una serie de datos decepcionantes en Estados Unidos (empleo, actividad industrial y resultados empresariales) y la subida de tipos en Japón (que de continuar impedirá a los inversores endeudarse en yenes para lograr beneficios en otras divisas) provocó una notable corrección de los mercados a principios de agosto ante el temor de que el país se estuviera encaminando a una recesión. Algunos datos conocidos después y la sensación de los inversores de haber sobrerreaccionado alejaron posteriormente ese temor, pero los agentes del mercado siguen pendientes de que los grandes bancos centrales del mundo suavicen su política monetaria para disipar el fantasma del ‘aterrizaje duro’ de las economías.
Powell, en este sentido, ha defendido que la economía estadounidense «sigue creciendo a un ritmo sólido», pero al mismo tiempo ha reconocido que los «riesgos al alza para la inflación han disminuido y los riesgos a la baja para el empleo han aumentado». De ahí el el inicio próximo de las bajadas de tipos: «El equilibrio de los riesgos para nuestros dos mandatos ha cambiado. Nuestro objetivo ha sido restablecer la estabilidad de precios manteniendo al mismo tiempo un mercado laboral fuerte, evitando los fuertes aumentos del desempleo que caracterizaron los episodios desinflacionarios anteriores, cuando las expectativas de inflación estaban menos ancladas. Si bien la tarea no está completa, hemos avanzado mucho hacia ese resultado».