Las protestas que Vox y diversas formaciones de extrema derecha querían convertir en un Maidán español contra la ley de Amnistía han llegado con mucha violencia y nueve detenidos a su noche clave, la decimotercera, la de la jornada del debate de investidura, pero sin juntar a la gran multitud que sus promotores buscaban encendiendo las redes sociales.
La Delegación del Gobierno, en una cuenta muy reducida, ha calculado en 2.000 personas una afluencia que ha llenado de fiebre la concentración convocada por Hazte Oír y Revuelta, la rama juvenil de Vox. No se ha llenado Ferraz de gente, pero sí de ira; la rabia que no ha conseguido rodear el Congreso por la mañana ha terminado estallando ante la sede federal socialista en una lluvia de latas, botellas y petardos a la policía, que ha cargado contra los manifestantes.
En el ya cotidiano cerco de la calle Ferraz se ha reunido no obstante mucha más gente que el día anterior, y mucho más enfurecida, hasta obligar a los agentes antidisturbios a pertrecharse de porras y escopetas, cambiar las gorras de su uniformidad por los cascos y terminar lanzándose en dos escuadrones de una veintena de agentes cada uno. Los violentos han presentado poca resistencia.
La marcha del debate en el Congreso ha contribuido decisivamente a crispar el ambiente, y más después de que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, insultara al candidato Sánchez y, por la tarde, el líder de Vox, Santiago Abascal, al acabar uno de los discursos más duros pronunciados en la cámara en esta etapa democrática, bajara por la Carrera de San Jerónimo con sus diputados y diputadas a bañarse en una multitud que le aclamó – «presidente, presidente»- antes de dejar la plaza de Neptuno y dirigirse con sus muchas banderas de España hacia Ferraz.
Sin rodear el Congreso La primera parte del debate no ha atraído a más de 1.000 personas protestando junto al Congreso de los Diputados, 500 según la Delegación del Gobierno, pese a la intensidad de los llamamientos digitales realizados por plataformas y activistas de la ultraderecha durante estos días. No obstante, la consigna «que se queden a dormir» que repiten esos convocantes aún sostiene la previsión de que la movilización puede crecer en intensidad a lo largo del jueves.
Mientras Pedro Sánchez, entre sus abundantes referencias a la ultraderecha en el hemiciclo, aludía a ese sector comentando su «eficacia extendiendo el odio», por la mañana la concentración se ha ido apelmazando con los gritos habituales contra el candidato, el rey Felipe y la prensa en la carrera de San Jerónimo y la plaza de Neptuno de Madrid, los dos extremos del cordón policial organizado por Interior.
Concentración en el Congreso de los Diputados contra la investidura de Pedro Sánchez. JOSÉ LUIS ROCA
Ha habido un imponente despliegue policial para blindar el Congreso, pero sin que hayan tenido los antidisturbios que disolver ninguna algarada. Ni siquiera cuando, por la mañana, han entrado los diputados de EH Bildu y del PNV por el patio central (desde un edificio anejo al que habían llegado, como los independentistas catalanes, a primerísima hora para evitar la violencia) o cuando la gente congregada en el exterior aclamó a Abascal, líder de Vox, al entrar acompañado de los diputados y diputadas de su grupo.
Despliegue Un total de 32 furgones de las Unidades de Intervención Policial (UIP) de la Policía han custodiado el Congreso, 22 de ellos en la zona de seguridad acordonada en la calle. También otros dos de guías caninos, más agentes de las brigadas de Información y especialistas en explosivos. Todas las alcantarillas de las inmediaciones han sido examinadas y precintadas.
El blindaje del Congreso absorbe buena parte del despliegue de 1.600 agentes dispuesto por Interior para la investidura. La vigilancia en la calle se extiende seis manzanas más allá del Palacio del Congreso, con patrullas de la Policía Municipal de Madrid ante reservas de vallas metálicas en las esquinas.
Un manifestante quema una senyera en la manifestación de la calle Ferraz este miércoles. José Luis Roca
En el Congreso, los antidisturbios han hecho aún más fuerte la muralla de vallas metálicas que interponen ante los manifestantes. En Ferraz, la defensa metálica ha acabado cediendo. Quizá porque no se ha hecho como en el Congreso, donde a la habitual conformación de barreras en triángulo -esta vez atadas entre sí no con bridas de plástico sino con cadenas y candados- han añadido los agentes una doble verja de acero de dos metros de altura.
Tensión La tensión en la calle no disminuye. Noviembre Nacional, la marca que trata de aglutinar la protesta de la ultraderecha, y Revuelta han llamado a concentrarse en las cercanías del Congreso una vez más este jueves al medio día. Los convocantes de las protestas, la mayoría de ellos organizaciones de la estructura de Vox, han hecho llamamientos para intensificarlas este jueves. La plataforma ultra Hazte Oír ha pedido en redes sociales a camioneros, taxistas, tractoristas y conductores de autobús: «Os necesitamos este jueves para bloquear Madrid».
El despliegue policial no varía en Ferraz a lo largo de los días, con una media de diez furgones embutidos en una calle no muy ancha. Unos días, cinco de esos diez furgones amurallan la sede del partido socialista. En otras noches, como esta última, los vehículos se acercan como un batallón a la línea de manifestantes, para dar respaldo al cordón policial.
Concentración en el Congreso de los Diputados contra la investidura de Pedro Sánchez. José Luis Roca
No todas las noches hay la misma tensión. Cree un mando de las UIP que la violencia se está sucediendo en dientes de sierra. «Pero no sé si esto es un patrón, o simplemente se activan y descansan“, duda. El lunes y el martes el llamamiento a acudir a Ferraz de algunas cabezas del falangismo en Madrid no fue secundado por sus correligionarios, como si otra consigna menos pública se hubiera interpuesto a última hora, y no aparecieron los embozados a disputarles la primera línea de la manifestación a los ultras más convencionales. Este miércoles, el escrache parecía territorio exclusivo de la ultraderecha hasta que apareció la extrema derecha a agitar las vallas y arrojar objetos.
Si los antidisturbios observan parecido despliegue cada día, conservan también la cadencia de su propia previsión los indigentes del barrio. Los mendigos que duermen en portales, a cubierto del todavía suave frío de noviembre en Madrid, desaparecen de toda el área que circunda a Ferraz. No hay pobres a la vista; todos han tomado la precaución de quitarse del radio de acción de los más violentos, jóvenes que en su anaquel de odios incluyen la aporofobia.
En las concentraciones se ha ido produciendo una tumoración de los eslóganes. Ha surgido entre los gritos de rigor un nuevo «Guardia Civil, coge tu fusil» y una canción estupefaciente, de regreso al pasado: «Qué pasó el 11 M, el 11 M que pasó“. Muchos de los jóvenes que la entonan no habían nacido el día que estallaron las bombas en los trenes de Madrid. Pero todo es normal ya en unas concentraciones, que, como la de este martes, acogen desfiles de muñecas hinchables después de que, en una esquina, se haya rezado el Rosario. En la noche anterior se oyó corear: «¡Menos constitución y más inquisición!»
Detención de un manifestante en la calle Ferraz, la noche del 15 de noviembre. José Luis Roca
Atentados y desobediencia De ese marasmo, cuando entra en fase histérica, sale un balance policial que hasta este 13º día de protestas contra la amnistía y la investidura de Sánchez anota 62 detenciones.
El viernes 3 fue detenido el primer activista, por saltarse el cordón policial. El lunes 6, la Policía detuvo a dos hombres a los que atribuye delitos de desobediencia y atentado y a una mujer, a la que acusa de desobediencia grave.
En la noche más violenta, la del martes 7, fueron detenidos cinco hombres y una mujer, por desórdenes públicos, atentado contra agente de la autoridad, resistencia y desobediencia. Esa noche hubo 39 heridos, de los que 29 fueron policías.
El jueves 9, en otra noche de carga policial, el número de detenidos ascendió a 24 por los mismos delitos; hubo además siete policías heridos, ninguno de gravedad. El viernes pasado se produjo una detención por desórdenes. En la noche del sábado se practicaron 13 detenciones, de las que cinco lo fueron de menores de edad. Todos fueron acusados de desórdenes, y uno de ellos de atentado contra la autoridad. Se suman a la cuenta los mencionados catorce detenidos de este miércoles.