La familia del constructor de Lora del Río (Sevilla), que falleció el pasado jueves tras ser reducido por la Policía Nacional en un hotel ubicado en Estepona, se personará como acusación particular al considerar que los hechos podrían ser constitutivos de un homicidio imprudente. El abogado de la familia, Luis Romero, explicó a los medios de comunicación que este jueves le ha llegado una resolución judicial del titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Estepona en el que le deniegan las doce diligencias que había pedido para esclarecer los hechos. Romero adelantó que además de personarse como acusación particular, van a recurrir el auto judicial ya que no comparten que no se investigue los extremos solicitados «y menos que no se autorice a la familia verlo e identificarlo, aunque sea por carácter humanitario», dijo el letrado.
El fallecido, de 41 años, casado y con dos hijos de 3 y 4 años, murió el pasado jueves 23 de enero sobre las 22.40 horas después de que presuntamente fuera reducido y esposado por varios agentes de la policía nacional en el Hotel Ona Valle Romano. El abogado y la viuda reiteraron que los agentes lo redujeron sin que conste que hubiese cometido ninguna infracción penal aunque reconocen que sobre las 21.40 horas la policía fue alertada por el personal del hotel donde se hospedaba debido a que estaba alterado y nervioso.
El empresario a veces sufría alguna alucinación por posible brote psicótico y ese mismo día, sobre las 18.00 horas, también había sido requerida la policía en el bar por ocurrir algo parecido, pero los agentes lo acompañaron al hotel sin ningún problema.
Fuentes policiales explicaron a EFE de que fueron requeridos en dos ocasiones, la primera cuando estaba en un bar porque «estaba generando problemas» y los agentes comprobaron que estaba consumiendo alcohol y sospecharon que podría estar bajo los efectos de alguna droga porque le intervinieron un envoltorio con una sustancia similar a cocaína. La Policía mantiene que aunque se avisó a los sanitarios no quiso ser asistido y para evitar que cogiera el coche en el estado en el que se encontraba los agentes se ofrecieron a llevarlo a su hotel.
Segunda llamadaMás tarde, la Policía volvió a recibir una llamada, en esta ocasión desde el hotel porque había un huésped «muy agresivo y agitado», por lo que se personaron y comprobaron que se trababa de la misma persona, y una vez más, argumentan las fuentes policiales, se avisó a los sanitarios.
«Para salvaguardar la seguridad de esa persona y del resto de usuarios del hotel, se le puso los grilletes que es la fuerza mínima imprescindible y en esta situación el hombre entró en parada», relataronlas fuentes policiales, que destacaron que inmediatamente le comenzaron a practicar los primeros auxilios hasta que llegaron los sanitarios que se sumaron a la asistencia. Finalmente, el hombre murió y se activó el protocolo judicial por lo que en todo momento se intentó actuar según los protocolos, concluyeron las fuentes policiales, que lamentaron lo ocurrido.