La empresa familiar mejora su valoración sobre la situación económica, con un 5,55 puntos en una escala de 0 a 9, 0,52 puntos porcentuales más que el año pasado, pero todavía lejos del techo que tocó en 2017 con una valoración de 6,22, según la encuesta interactiva que el Instituto de la Empresa Familiar (IEF) lleva a cabo entre los asistentes al XXVII Congreso, que se celebra este lunes y martes en Santander. El mínimo se alcanzó en 2020, en plena pandemia, con un 4,1, y a partir del 2021 mejoró hasta el 5,03.
Dentro de este optimismo, el 59% de los empresarios familiares creen que habrá un «moderado aumento de la actividad económica, con una limitada creación neta de empleo» a corto y medio plazo, lo que supone una diferencia respecto a otros años. En 2022 y 2023 los empresarios consideraban como opción preferida que el crecimiento durante el año siguiente sería «frágil sin creación neta de empleo», algo que en esta ocasión apenas se plantea el 3% de los encuestados.
Entre los riesgos más relevantes para esa buena marcha de la economía, los empresarios sitúan los cambios regulatorios a nivel europeo, nacional o autonómico como la principal preocupación (60%), así como la dificultad para encontrar profesionales cualificados (56%). La tercera preocupación son los riesgos geopolíticos (43%), en medio de la guerra de Ucrania y el conflicto en Gaza.
El 60% de los empresarios espera un aumento de la facturación de su compañía, en línea con años anteriores, y la mayoría espera incrementar la plantilla (42%) o mantener los niveles actuales (48%). Solo un 10% de los participantes se plantea reducir su plantilla. Entre los principales riesgos para el futuro de la modernización de las empresas, la mayoría sitúa la captación y retención de talento (55%) como el mayor problema, así como la digitalización y el desarrollo de la Inteligencia Artificial (52%).
Preguntados por quiénes habían solicitado ayudas del Plan de Recuperación y Resiliciencia y cómo había sido su experiencia, el 55% ha afirmado no haber pedido ayudas, mientras que el 23% ha asegurado que sí las pidió y ha sido beneficiario «en un porcentaje bajo». Mientras, al 19% se les denegaron estas ayudas. Y un 3% de los presentes reconocía haber recibido «un porcentaje considerable». En este último caso es posible que se encuentren empresas como Gestamp o Citosa, citadas por el ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu, durante su discurso, por haber recibido ayudas de los proyectos estratégicos (conocidos como Pertes) desarrollados por su ministerio.
Durante la jornada también se ha presentado un avance del Informe sobre la red de cátedras de la Empresa Familiar, que actualiza el que se realizó en 2015 y que se presentará el 30 de enero, y según el cual un 92,4% de las empresas españolas son familiares. Estas compañías suponen el 70% del empleo privado y suman un valor añadido bruto del 57,2%, equivalente a su peso en el PIB.