La OFM junto al maestro José María Moreno y el violinista Andrey Baranov en el ensayo general del concierto de clausura de la Temporada de Abono 2023-2024. / OFM
Este pasado jueves los abonados y aficionados que acudieron al último abono de temporada de la Orquesta Filarmónica de Málaga lo hacían con la noticia, pública desde la jornada anterior, de la dimisión de su gerente Juan Carlos Ramírez que en principio y para el Consejo de Administración (o al menos apetece esa sensación) pone punto y final a la crisis planteada. Nada más lejos de la realidad puesto que la oscuridad de sus decisiones o la falta de participación de los profesores en el mismo son algunos de los puntos pendientes en la gestión del Consorcio de la OFM.
Lo que sí está claro es que el nuevo perfil que ha de conducir a la Filarmónica en esta nueva etapa que se abre tiene por delante una revisión en profundidad de sus protocolos y procedimientos y donde la transparencia y la comunicación ha de primar por encima de cualquier otro interés. La Filarmónica como institución se ha visto notablemente dañada y restituir su credibilidad será otra de las tareas inaplazables de la nueva gerencia.
José María Moreno subía al podio de la OFM con un programa en perspectiva temporal y de escuelas con tres páginas en formato clásico; obertura, concierto, sinfonía, desde el Clasicismo de Haydn, al nacionalismo posromántico de Dvorák pasando por la centuria pasada de la mano de D. Shostakovich y su Primer concierto para violín.
Estrenada en 1777, Il mondo della Luna es una página madura de F. J. Haydn que anuncia el nuevo teatro social a pesar de su carácter aristocrático y que lo enfrenta a la rigidez de sus convenciones apostando por una nueva realidad. La obertura o sinfonía de apertura escrita en modo galante y con claridad de recursos participa de esta idea con una escritura clara y económica en recursos. El tono ágil aportado por la batuta de J. M. Moreno dejaba entrever la intuición y el estilo propios del gran maestro del Clasicismo.
Escrito en cuatro tiempos contrastantes, en pleno conflicto bélico y con la estricta supervisión del Partido Comunista de la URSS, el Primero de los Conciertos para violín de D. Shostakovich avanza en la atmósfera opresiva y contenida dibujada por el violín invitado para la ocasión del también ruso Andrey Baranov. Baranov dibujó junto con los profesores de la Filarmónica, con especial protagonismo de cuerdas y maderas, un discurso a medio camino entre lo trágico, lo lírico y no pocas referencias para guiar al oyente sobre el segundo plano de interpretación con el que el compositor bordea las estrictas medidas de control ideológico y artístico impuesto por el régimen soviético.
Versión medida tanto por solista, conjunto y batuta que además engarzaron con las conexiones que relacionan los distintos tiempos resultando clave los capítulos centrales. La larga cadencia expuesta por Baranov que resolvió con claridad el engarce al tiempo conclusivo desde una perspectiva agitada por la dinámica impuesta por la batuta de J. M. Moreno.
Una Novena Sinfonía del Nuevo Mundo de A. Dvorák efectista en su concepción dinámica por el titular de la OFM sirvió para poner punto y final a la Temporada de Abono de la Filarmónica con protagonismo solista de las distintas secciones en lo que fue un ejercicio orquestal correcto con protagonismo de las secciones de maderas y bronces mientras que las cuerdas resultaron especialmente brillante en la sección de violas y cellos.