El PP pasa a la ofensiva e incrementará la presión sobre el PSOE en las próximas semanas ante las condiciones que Carles Puigdemont puso sobre la mesa para apoyar una investidura de Pedro Sánchez. Alberto Núñez Feijóo sigue buscando los cuatro votos que le faltan para la suya, pero las probabilidades son casi nulas. Y en mitad de sus contactos con los distintos partidos —y habiendo encontrado la manera de evitarse la foto con Junts— su discurso político se centrará ahora en “remover conciencias”, especialmente entre los socialistas, para evitar una ley de amnistía, como exigen los independentistas catalanes. En los próximos días el mensaje del PP se amplificará en todos los territorios a través de sus presidentes autonómicos.
A pesar de la victoria insuficiente del 23J, los populares insisten en que el poder territorial está de su parte desde el pasado mes de mayo, y será una carta que tendrá mucho protagonismo en esta legislatura. Aunque en Génova dan por hecho que Sánchez “está dispuesto a todo” para revalidar la presidencia, consideran que las exigencias de Puigdemont atentan contra la esencia del propio Partido Socialista y que, necesariamente, genera malestar en sus cuadros. También saben que los nombres del socialismo clásico que ya han levantado la voz como Felipe González, Nicolás Redondo o Jordi Sevilla, lo han hecho en otras ocasiones sin éxito.
Pero también miran con fijación a barones socialistas como el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page; y otros dirigentes como el andaluz Juan Espadas, de los que esperan una mayor rotundidad. Y no son los únicos. Para eso el PP quiere activar de lleno a sus dirigentes territoriales, que serán los encargados de tensionar a los socialistas en comunidades autónomas especialmente sensibles a la “desigualdad que se plantea”, explican en el núcleo duro de Feijóo, para “satisfacer a Puigdemont y otros dirigentes independentistas”.
“El Gobierno puede repetir muchas veces que las condiciones no son tan graves y que están legitimados para pactar con sus socios. Pero es mentira. Esto sobrepasa todas las líneas rojas posibles. Una amnistía para los delitos que se cometieron en Cataluña y que el Estado de Derecho combatió no es comparable a nada, ni por supuesto iba en un programa electoral”, repiten en Génova, dejando claro que ese será el eje discursivo a partir de ahora.
“Que Sánchez recapacite” La presión irá acompañada de un mensaje en clave de arrepentimiento. Ya lo inauguró ayer Feijóo desde Santa Cruz de Tenerife, donde se reunió con Fernando Clavijo, presidente de Coalición Canaria y del archipiélago de la mano del PP. El dirigente gallego no solo pretende amarrar el escaño de los canarios para su investidura (ya lo tiene confirmado), sino que entiende que es una diputada clave en todo este proceso, porque mientras esté al lado del PP, el sí de los diputados de Puigdemont será necesario para Sánchez en todo momento.
Desde las islas, el dirigente del PP repitió lo que ya calificó como “un precio imposible e inaceptable” (en referencia a la ley de amnistía, que además debería tramitarse por la vía de urgencia). “Es ilegal”, zanjó Feijóo, para asegurar que su mano “sigue tendida, si cabe aún más que ayer” al PSOE para que “recapacite” y dé un paso atrás en el cumplimiento de esas exigencias.
Hasta el punto de que el dirigente popular avanzó que tiene intención de volver a llamar a Sánchez. El verdadero objetivo es seguir evidenciando el “altísimo precio” que Junts ha puesto encima de la mesa, “que el PP no pagará y el PSOE sí aceptará”. Pero en ese marco de pedir a los socialistas dar un paso atrás, Feijóo llegó a admitir ayer que “hay que dar una propuesta y buscar un encaje del problema territorial de Cataluña” (por primera vez asumiendo un lenguaje que en el PP no habían utilizado), señalando las líneas rojas: “Eso será un pacto de Estado o no será. Y se hará de acuerdo con la ley y en el encaje constitucional o no se hará”.
En Génova insisten en que el mensaje iba en varias direcciones. El primero, cerrar la puerta a cualquier cuestión fuera del marco constitucional, pero también, recalcar que los votos del PP son necesarios para cualquier reforma. Además, no esconden que la voluntad de Feijóo sigue siendo la de defender un discurso que cree en las autonomías y que no es ajeno a las “singularidades” que existen en España, afirman las mismas fuentes, pero en ningún caso a través de provocar desigualdades económicas o judiciales “como se pretende”. Como publicó este diario, Feijóo sigue pensando que necesita sacar a su partido del aislamiento en el que se encuentra a medio y largo plazo, y no tanto para su investidura.
La sensibilidad del asunto, en todo caso, se hizo evidente cuando desde el propio partido enviaron una matización a las palabras del líder gallego: “Es evidente que es necesario un pacto territorial que mejore el funcionamiento de las comunidades autónomas para que los planteamientos defendidos por el independentismo no sigan condicionando el debate político, como ha ocurrido en los últimos años. Esta propuesta, que por supuesto debe abordar la situación política en Cataluña, debe abordarse siempre desde un principio de igualdad entre territorios y de respeto a la ley y la Constitución española”.