Cuatro ex miembros del grupo terrorista vasco ETA han sido condenados a casi 75 años de cárcel cada uno por intentar asesinar a dos periodistas y a su hijo pequeño llenando una maceta frente a la casa familiar con explosivos y metralla.
Aurora Intxausti, periodista de El País, su marido, Juan Palomo, reportero de Antena 3 TV, y su hijo Íñigo, de 18 meses, fueron blanco de la campaña de terror de “socialización del sufrimiento” de ETA, que buscaba infligir el máximo dolor posible en toda la sociedad vasca para lograr la independencia de España.
Cuando la familia salía de su casa en San Sebastián a las 8 de la mañana del 10 de noviembre de 2000, Palomo escuchó algo que sonó como un petardo estallar junto a la puerta de su casa. Luego notó una maceta en el felpudo e inmediatamente les dijo a su esposa y a su hijo que se alejaran lo más posible de la puerta.
Cuando los expertos examinaron la olla, descubrieron que contenía 2,5 kg de dinamita y un peso similar en tuercas y tornillos que habían sido colocados allí para actuar como metralla. El dispositivo no explotó solo porque Palomo abrió la puerta demasiado rápido, lo que provocó que fallara la conexión entre el detonador y los explosivos.
El mes pasado, casi exactamente 24 años después, cuatro miembros de ETA admitieron intento de asesinato durante un juicio en el tribunal penal más alto de España, la Audiencia Nacional, en Madrid.
El jueves, los jueces condenaron a los hombres –Asier García, Patxi Xabier Makazaga, Jon Zubiaurre e Imanol Miner– a casi 75 años cada uno. Se les impuso una sentencia de 19 años y 10 meses por cada uno de los tres cargos de intento de asesinato, y otros 14 años y 10 meses cada uno por delitos de terrorismo.
En su sentencia, los jueces señalaron que la bomba había sido colocada «con la única intención de causar la muerte» de la pareja y de su hijo, y agregaron: «Afortunadamente el artefacto no explotó, aunque esto se debió a circunstancias contrarias». a la voluntad de los acusados, quienes habían empleado los medios, recursos y conocimientos necesarios con la esperanza de que el dispositivo se activara y lograra el resultado previsto”.
Intxausti dijo que la sentencia había dado cierto cierre a la familia.
“Está demostrado que pretendían matarnos y no les importó que mi hijo estuviera con nosotros”, dijo a El País. «Pone fin a un acontecimiento trágico que tuvo lugar en el año 2000».
ETA, que mató a más de 800 personas durante su campaña armada de cuatro décadas, renunció a su uso de las armas en 2011. Siete años después, el grupo se disculpó por sus acciones y aceptó que tenía “responsabilidad directa” por años de derramamiento de sangre y miseria.
En mayo de 2018, ETA anunció su disolución total y formal.