El mercado laboral vivió un mes de septiembre particularmente discreto. Como contagiado por el clima, que fue menos caluroso en este cierre de verano que en el curso anterior, la creación de empleo fue positiva pero exigua, con una ganacia de 8.804 afiliados a la Seguridad Social respecto al mes de agosto, consolidando la cifra de 21,98 millones de trabajadores en activo.
Hay que remontarse a 2019 para encontrar un registro tan parco en un inicio de curso, antes de que la pandemia del coronavirus fuera siquiera una idea y la economía mundial estaba en plena desaceleración. En parte, esto se explica porque las contrataciones en el sector de la educación, que habitualmente tiran del empleo en este mes, fueron bastante más débiles que en años anteriores.
Pese a que en otras grandes economías europeas la actividad hace meses que empezó a perder fuelle, en España se resiste a enfriarse. Lo que se explica y explica, en parte, la resistencia del empleo ha perder fuelle. No obstante, los datos de septiembre vuelven a dejar señales de cierto enfriamiento. No retroceso, pero sí perdida de velocidad. En la última década el saldo medio de nuevos ocupados ganado en septiembre ha sido de 27.116 personas, más del triple que lo registrado este año.