El futuro de la guerra en Ucrania se decide también en los despachos y en las últimas horas es ahí donde se ha abierto un frente de batalla que suma otro grado de tensión a la relación de Occidente con Vladimir Putin. Este viernes, en una reunión bilateral en la Casa Blanca, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el primer ministro birtánico, Keir Starmer, iban a hablar sobre la intención de Londres de permitir a Kiev usar misiles de largo alcance Storm Shadow para atacar objetivos militares dentro de Rusia lejos de la frontera.
No se esperaba que tras el encuentro, que no se había iniciado a la hora de escribir estar líneas, hubiera ningún gran anuncio por parte de EEUU. El jueves John Kirby, portavoz de seguridad nacional del mandatario demócrata, aseguraba que “no hay cambio” en la posición de Biden, que hasta ahora solo ha autorizado el uso de misiles estadounidenses por parte de Ucrania contra objetivos militares en Rusia cerca de la frontera, acciones que identifica como defensivas.
No obstante, fuentes europeas citadas por ‘The New York Times’ aseguran que Biden se inclina por dar la luz verde al uso por parte de Kiev del armamento de largo alcance británico y francés (que los galos llaman Scalp). Lo que no autorizaría es que se lancen los ATACMS que Washington ha dado a Ucrania, sistemas tienen un alcance de 100 kilómetros. El de los Storm Shadow y los Scalp, parte de cuyos componentes se fabrican en EEUU, llega a los 250 kilómetros.
La reunión en la Casa Blanca llega precedida por una que mantuvieron el miércoles en Kiev los titulares de exteriores estadounidense y británico con el presidente ucranio, Volódimir Zelenski, que urge a la autorización y que volvía a hacerlo este viernes en un mensaje en X.
Los avances hacia la posible luz verde provocaron ya el jueves un mensaje de Vladimir Putin advirtiendo en contra. “Si se toma esa decisión significará que todos los países de la OTAN, EEUU y los países europeos, están luchando con Rusia”, dijo en una entrevista el líder ruso. “En ese caso, dado el cambio en la esencia misma del conflicto, tomaremos las decisiones correspondientes basándonos en las amenazas que se crearán para nosotros”, añadió.
El debateAlgunos países creen que el uso de misiles de largo alcance dentro de Rusia está más garantizado después de que Irán haya sido acusado de enviar misiles balísticos a Rusia, un extremo que Teherán niega, y entre quienes ha expresado su respaldo a la autorización está el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau. Otros, siguen negándose a entregar ese armamento y este mismo viernes el canciller alemán, Olaf Scholz, insistía en que no dará a Ucrania sus misiles Taurus.
En el caso de Biden, parte de su cautela se debe a que sus agencias de inteligencia han advertido de que Moscú podría responder ayudando a Irán a atacar fuerzas estadounidenses en Oriente Próximo y a la campaña de los hutíes en el Mar Rojo. El secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, también ha expresado dudas ante la necesidad de dar municiones suficientes a Ucrania para poder hacer una campaña efectiva cuando sus propias reservas están bajas.