Un 48% de los españoles ha reducido su ocio nocturno y lo ha convertido en consumo diurno. Un 39% dice que sale menos a cenar, pero más a comer. Y un 25%, que ha incorporado recientemente nuevos momentos de asueto, como el aperitivo, el ‘brunch’ (un desayuno contundente más parecido a una pequeña comida) o quedar para tomar algo justo al salir del trabajo. “Los cambios de estilo de vida y el impacto de la crisis económica hacen que el consumo en hostelería esté cambiando”, introduce el informe de la asociación de fabricantes y distribuidores Aecoc responsable de estos datos, un estudio que refleja que una parte nada menor de la muestra (43%) reconoce estar gastando menos en restauración por tener una peor situación económica en casa.
De acuerdo con esta radiografía, algo más de un tercio de la población dice estar saliendo menos, y la mitad de este grupo asegura que incluso así, gasta lo mismo o más. En esta línea una cuarta parte del 54% de los encuestados que responde que sale igual que antes, opina que gasta más. “Debido al aumento de precios, para mantener la frecuencia de consumo se gasta más, incluso los que ahora salen menos, gastan igual o más que antes”, resume este informe elaborado en colaboración con 40dB, Campofrío y Frit Ravich.
Ante este panorama, crece el porcentaje de gente que prefiere llevarse el tupper al trabajo en vez de salir a comer de restaurante (pasa del 53% del año pasado, al 59% este año); se recupera la importancia del menú de mediodía en el caso de los que salen fuera comer (el 45% que es asiduo lo es esperando encontrar menús más económicos); y cambian determinados comportamientos, como priorizar el ocio diurno al nocturno.
Público joven y de cómida rápida «El sitio de cena es [propio] de un cliente más adulto, pero el protagonista de la recuperación de los restaurantes es el público joven, el que no puede gastar en cosas más grandes y que es mucho más dado al consumo diurno y más de cómida rápida que de mantel», perfila el profesor de IESE experto en comportamiento del consumidor, José Luis Nueno, que incluye en el listado de factores que están inclinando la balanza hacia el ‘brunch’ y la comida en general, el efecto todavía del confinamiento, el cierre definitivo de establecimientos que provocó el covid, la apertura de nuevos locales más acordes con estas tendencias, y, por supuesto, la búsqueda de ahorro.
«En lo primero que quiere recortar gasto el consmumidor es en el restaurante, pero en la práctica es en lo que se recorta menos», asegura Nueno en base a un estudio de gasto y comportamiento del consumidor propio que está a punto de ver la luz. Siendo así, parece lógica esta decantación hacia la comida: «Hay el elemento de que estás trabajando, de que se tiende a comer menos y de que no hay tanto alcohol, que es uno de los factores que más dispara el precio», sugiere este profesor
En esta línea el último análisis de la asociación Hostelería de España muestra que el negocio de la hostelería crece mes a mes, pero que el consumo todavía es moderado. De acuerdo con un comunicado enviado este mismo miércoles, la primera mitad de 2023 ha estado marcada por la recuperación del sector de la hostelería respecto a antes de la pandemia tanto por la demanda nacional como por el turismo extranjero. Sin embargo, «el efecto de la recuperación ha sido más fuerte en el consumo turístico y de ocio y, en cambio, ha habido una más lenta recuperación en consumo diario», apunta el texto, que relaciona esta situación sobre todo con el efecto del teletrabajo y que confirma también la impresión de que el consumidor está conteniendo gasto.