Poco después de que los primeros 20 camiones con ayuda humanitaria entraran en la vapuleada Franja de Gaza, bastantes menos de los que exige la desesperada situación de su población, una treintena de países e instituciones multilaterales reclamaron en Egipto un alto el fuego para detener la “catástrofe humanitaria” en ciernes, así como medidas para reabrir un horizonte político y acabar algún día con el eterno ciclo de violencia en la región. Durante la cumbre, los países árabes también rechazaron cualquier tentación por parte de Israel de transferir de forma forzosa al Sinaí egipcio a los palestinos de Gaza. Pese a la buena voluntad diplomática, las diferencias entre europeos y árabes respecto a Hamás, el bajo perfil de las delegaciones de EEUU o Alemania y particularmente la ausencia de representantes israelíes dejó poco margen para él éxito de la cumbre.
La reunión se produjo dos semanas después de que comenzara esta última ronda de hostilidades, la más devastadora de las últimas décadas, desatada por la incursión de los pistoleros de Hamás el pasado 7 de octubre en el sur de Israel, donde mataron a 1.400 personas, la mayoría, civiles ejecutados a sangre fría. Desde entonces es la población de Gaza la que está pagando principalmente el precio de la brutal respuesta israelí. “¿Acaso no ha llegado el momento de acabar con la ilusión política de que el estatus quo se puede mantener?”, dijo el presidente egipcio y organizador de la cumbre, Abdel Fatah Al Sisi.
Al Sisi propuso una hoja de ruta para desatascar el conflicto, que no ha visto un solo intento de negociar desde que Binyamín Netanyahu recuperara el poder en Israel en 2009. Un plan que incluye el acceso de ayuda humanitaria a Gaza, seguido de un alto el fuego y el inicio de conversaciones basadas en la fórmula de los dos Estados. La mayor parte de dirigentes árabes expresaron su consternación por el asesinato de civiles en Israel, todo un reflejo de cómo ha cambiado la región, pero también condenaron con dureza el “incesante” y “brutal” bombardeo sobre Gaza, así como el “castigo colectivo” y el “cerco total” sobre la Franja, descritos como crímenes de guerra. Y no ignoraron el doble rasero que algunos países occidentales están demostrando en esta crisis.
Doble rasero occidental “El mensaje alto y claro que se escucha en el mundo árabe es que la vida de los palestinos se considera menos importante que la vida de los israelíes y que los derechos humanos tienen limitaciones que dependen de fronteras, circunstancias y religiones diferentes”, afirmó el monarca jordano, Abdalá II. Entre los invitados estuvo también el gran desaparecido de esta crisis, el presidente de la Autoridad Palestina (ANP), Mahmud Abás, quien gobierna en Cisjordania, donde es inmensamente impopular. Recogiendo las advertencias de Al Sisi y el canciller de Arabia Saudí sobre las posibles intenciones de Israel para expulsar a los palestinos de Gaza, Abás se mostró firme. “No nos marcharemos y nos quedaremos en nuestra tierra árabe”, dijo el octogenario líder palestino.
España e Italia fueron unos de los pocos paises europeos representados al máximo nivel. Pedro Sánchez abogó por un alto el fuego, la liberación de los rehenes en poder de Hamás y el acceso de la ayuda humanitaria. “Esta cumbre debe servir como primer paso para restaurar la paz en la región y romper este terrible ciclo de violencia”, dijo el presidente. “Si la comunidad internacional no actúa, la situación puede empeorar dramáticamente”. Ese es el gran peligro que planea sobre el conflicto actual, una expansión regional de consecuencias imprevisibles.
Frente a los equilibrios de la mayoría por no ignorar a ninguna de las partes, otros como el canciller británico o el presidente del Consejo Europeo enfatizaron el derecho de Israel a defenderse en esta crisis, aunque subrayando que debe mantenerse dentro de los límites del derecho internacional. “Debemos asegurarnos de que Hamás no gana para que la coexistencia pacífica triunfe”, dijo el británico James Cleverly pasando por alto que esa coexistencia no existe y no solo por culpa de Hamás. “No podemos ignorar el contexto más amplio de estos trágicos eventos: el largo y vigente conflicto y los 56 años de ocupación sin final a la vista”, expuso el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, quien pidió un alto el fuego inmediato.
Ese alto el fuego, sin embargo, ni está ni se le espera. EEUU ya ha hecho descarrilar dos resoluciones de alto el fuego en la ONU para dar tiempo a Israel, que prepara a sus tropas para entrar pronto en Gaza, una aventura que se sabrá cómo empieza pero no cómo acabará.