A Poco después de las tres de la tarde de un día laborable, los pasos y las voces que resonaban en los sagrados pasillos del Prado fueron silenciados por una serie de detonaciones percusivas que podrían haber sido confundidas con un espectáculo de fuegos artificiales en interiores.
Sin embargo, la fuente de la interrupción no fue un vándalo ni un manifestante. Vigilado por las ocho musas que dan nombre a la Sala de las Musas del museo madrileño, un alto, famoso y anguloso bailaor de flamenco llamado El Yiyo chasqueaba, aplaudía, zapateaba y hacía piruetas ante un público absorto, agradecido y ligeramente desconcertado. A unos metros de distancia estaba sentado el famoso guitarrista Rafael Andújar, que había entrado tranquilamente en la sala. sala Unos momentos antes, tomó asiento y comenzó a llenar el aire con notas.
Cuando El Yiyo terminó su actuación entre fuertes aplausos 10 minutos después, apenas había sudado, lo cual era exactamente la idea, ya que el concierto era parte de una iniciativa que tenía como objetivo convencer tanto a los visitantes como a los espectadores. madrileños en espacios culturales con aire acondicionado durante las sofocantes tardes de julio y agosto.
Con temperaturas veraniegas que pueden alcanzar los 41ºC (106ºF), las calles de la capital española no son un lugar agradable para estar durante las horas más calurosas del día.
El nuevo programa, denominado Refúgiate en la cultura, ofrece espectáculos de flamenco gratuitos –en los museos del Prado, Reina Sofía, Thyssen-Bornemisza y la Sala de las Colecciones Reales–, así como monólogos cómicos gratuitos en bibliotecas y entradas de cine con descuento para proyecciones antes de las 17.00 horas.
“Somos conscientes de que el verano puede ser una época complicada y de que en Madrid cada vez hay más turistas en julio y agosto, que antes eran meses en los que recibíamos muy pocos visitantes extranjeros”, afirma Marta Rivera de la Cruz, concejala de Cultura, Turismo y Deporte de Madrid.
“Sabíamos que teníamos que buscar alternativas para que estas personas no estuvieran en la calle en las horas más calurosas del día. Así que pensamos: ¿por qué no aprovechar lugares que estén muy bien climatizados y que además ofrezcan una cultura extraordinaria? Y eso significaba museos, centros culturales, bibliotecas y cines”.
Como señala Rivera de la Cruz, si bien los habitantes de la ciudad saben cómo lidiar con el calor (en gran medida, quedándose en casa y manteniéndose frescos), los visitantes pueden no saberlo y también pueden verse tentados a aprovechar todo el turismo y la cultura que puedan.
“Por eso os proponemos que si venís a Madrid unos días visitéis el Prado en el momento más caluroso del día”, apunta.
Aunque Madrid siempre ha sido tan caluroso en verano como frío en invierno, los efectos de la crisis climática son cada vez más agudos en la capital, como en el resto de España.
“Creo que Refúgiate en la cultura es una muestra de que las autoridades tienen que ofrecer formas de ayudar a la gente a refugiarse y escapar de estas horas tan calurosas del día, de las que la gente está cada vez más consciente”, dijo Rivera de la Cruz. “Hay que tomarlos en serio y hay que respetarlos. Salir a la calle no es una buena idea, pero tenemos que dar alternativas a la gente”.
La concejala también asegura que las actividades no generarán ninguna huella de carbono adicional, ya que los espacios en los que se realizan ya están climatizados. “Se trata de aprovechar las condiciones primaverales en los museos, cuando fuera hace mucho más calor”, añade.
El Ayuntamiento de Madrid espera que la iniciativa se convierta en un programa anual que complemente los conciertos, obras de teatro y eventos culturales gratuitos de los Veranos de la Villa que son un elemento fijo del verano en la capital desde hace 40 años.
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El baile de El Yiyo sugiere que hay un amplio apetito por más fusión entre flamenco y galería. Fotografía: Denis Doyle/The GuardianA pesar de cierto shock inicial, la reacción al baile de El Yiyo sugiere que hay un amplio apetito por más fusión entre flamenco y galería.
“Estaba sentada aquí cuando oí todo ese ruido”, dijo Lydia Pulsinelli, que estaba de visita en Madrid desde Knoxville, Tennessee. “Pensé que eran niños jugando, pero luego vi a un tipo bailando. Fue genial”.
El bailaor Él mismo también se mostró satisfecho con la recepción.
“Es otra forma de hacer las cosas en otro tipo de escenario, pero es hermoso y me siento muy bien haciéndolo”, dijo. “Al principio, pensé que el público podría ser un poco indiferente, pero la gente realmente se involucra y conectamos”. Y agregó: “Es una forma de vencer el calor”.