Andalucía se mantuvo en 2021 entre las regiones menos competitivas de España y se situó en el penúltimo lugar de la clasificación, sólo por delante de Extremadura, aunque ha mejorado levemente su competitividad estructural respecto a 2020.
Según el último de los informes sobre competitividad económica regional del Colegio de Economistas de España (publicado en diciembre de 2022 y relativo al 2021), Andalucía mantuvo un nivel bajo de competitividad en 2021 y los ejes con mejor comportamiento fueron los relativos a infraestructuras básicas y eficiencia empresarial, mientras que se deterioraron los referidos al entorno económico e institucional.
Las variables con un mejor comportamiento respecto a 2020 en Andalucía fueron el coeficiente de apertura externa de la economía, la tasa de paro juvenil, el abandono escolar temprano y formación de adultos, el esfuerzo fiscal, el parque de vehículos ecológicos, dinamismo empresarial y mujeres empleadoras y comercio electrónico. Los peores resultados en la comunidad andaluza se registran en la tasa de ahorro, la tasa de paro de larga duración y tasa de temporalidad, desigualdad, déficit y delitos y gasto en I+D de empresas.
Según el Colegio de Economistas de España, la Comunidad de Madrid, Navarra y el País Vasco han sido las autonomías más competitivas en los últimos cinco años, cuyos estudios señalan además que crece la distancia con el resto. Este «triángulo competitivo» mantiene su posición de manera «sólida» en el último ejercicio estudiado, según el informe que apunta, además, el incremento de la «polarización» entre las comunidades autónomas.
«Las tres primeras se van desmarcando, mientras Cataluña queda aislada en el escalón medio alto» y el resto se halla cada vez más lejos de las primeras, señala el Colegio de Economistas de España que viene publicando en los últimos cinco años el Informe de la Competitividad Regional en España. Comenzó a publicarlo en 2018. La clasificación se orienta en función de criterios como el tamaño y el dinamismo económico, el empleo, el capital humano, las infraestructuras, el tejido empresarial o la innovación tecnológica.
Entre 2017 y 2021, con la pandemia y los fondos Next Generation de por medio, la Comunidad de Madrid y las dos comunidades dotadas de un sistema foral de financiación no solo son siempre las primeras, sino también las únicas con un nivel alto de competitividad.
En estos cinco años, el ranking ha registrado variaciones pequeñas, como el hecho de que Navarra adelantara al País Vasco en 2018, o que Murcia y la Comunidad Valenciana cayeran en el grupo más bajo (en 2018 y 2020, respectivamente), que no han abandonado.
En el último curso analizado, en 2021, el grupo de competitividad baja vuelve a estar formado, como en 2020, por Extremadura, Andalucía, Canarias, Islas Baleares, Castilla-La Mancha, Región de Murcia y Comunidad Valenciana. El segundo nivel, el de competitividad media-alta, está integrado solo por Cataluña, mientras Aragón, La Rioja, Castilla y León, Cantabria, Galicia y Principado de Asturias conforman el grupo con nivel competitivo relativo medio-bajo.
Este último informe está centrado en 2021, por lo que no registra las consecuencias de la guerra en Ucrania, ni tampoco buena parte de los efectos de los fondos Next Generation.