Otra ficha de dominó caída en la cadena de golpes de Estado en Áfica, la de Gabón, ha marcado el inicio de la cumbre informal de ministros de Defensa de la Unión Europea en Toledo. A primera hora de la mañana de este miércoles, tanto la ministra anfitriona, Margarita Robles, como el alto representante europeo para asuntos de Exteriores y Seguridad, Josep Borrell, admitían el relieve que iba adquiriendo la situación en el país africano y, por tanto, la preocupación provocada en Europa. España, sin ir más lejos, desempeña misiones o asesorías militares internacionales en tres países muy cercanos: Mali, Senegal y República Centroafricana.
Los titulares de Defensa se han sentado en esta ocasión a debatir -no a tomar decisiones, pero sí a edificarlas- sobre el apoyo a Ucrania en una guerra que ya cumple 19 meses de duración, y sobre posibles sanciones al poder golpista que ahora gobierna en Níger, pero Gabón ha irrumpido en su agenda, abriéndose hueco sin que por el momento haya trascendido que tenga aliento ruso el golpe que ha derrocado al presidente prooccidental gabonés Ali Bongo, como sí lo tuvieorn los de Mali (Mayo de 2021), Burkina-Fasso (septiembre de 2022), Chad (tentativa en diciembre de 2022) y Níger (julio pasado).
Pero es Ucrania lo más grande en el temario, y solapa urgencias con el asunto africano. Entre ellas, una premura financiera que debe abordar la Unión Europea a la vuelta de este verano, porque las necesidades de Ucrania no se posponen hasta su futura reconstrucción, y porque a ese apoyo financiero le urgen, más que los fondos, un horizonte de continuidad.
Guerra de Ucrania Al llegar a la reunión informal que preside, la ministra Robles ha repetido una vez más la disposición al «apoyo total y absoluto» de España y la UE «a Ucrania y los valores que representa». Lo decía al tiempo que trascendía que la noche anterior ha sido la del mayor ataque con drones de las fuerzas ucranianas sobre objetivos rusos… y en Rusia. Los aparatos enviados por Kiev han dañado objetivos en las regiones de Pskov, Briansk, Kaluga, Orlov, Riazán y Moscú. Y ese es un radio ya muy amplio de terreno ruso, con puntos a solo 32 kilómetros de la frontera báltica con territorio OTAN, pero también con lugares a más de 600 kilómetros de la frontera con Ucrania.
Probablemente no es casual la elección del escenario de esta cita. Toledo es una ciudad muy vinculada a la causa de Ucrania. La ministra ha recordado la mision UMAM de formación de combatientes ucranianos, que militares españoles de diversos cuerpos llevan a cabo en la Academia de Infantería, en un cerro cercano al hermoso campus universitario en que fue convertida la vieja fábrica de armas toledana, que este miércoles y este jueves acoge el cónclave ministerial de Defensa y Exteriores.
En el mismo lugar, Borrell ha adelantado su convencimiento en que todos los ministros de Defensa de la UE -al menos los 21 reunidos aquí; el resto son representantes ministeriales o cargos militares y civiles aledaños- «van a insistir en la necesida de continuar con el apoyo» a Ucrania. Pero el eurocomisario catalán ha querido que en Toledo se hable de «garantías de seguridad para Ucrania en el largo plazo, no solo ahora en guerra», y de «un apoyo financiero sostenible, con qué recursos se hará esa ayuda».
No saldrá de Toledo un compromiso, pues es un consejo informal, pero en ese tipo de reuniones, ha recordado Borrell, es «donde se crea la opinión de los ministros».
Afríca inestable A tenor de las noticias que llegan desde África central, Josep Borrell, sin abandonar el terreno de los eufemismos, ha aseverado que «es evidente que la situación en el África subsahariana no está precisamente mejorando». El alto representante ha traído a la mesa toledana su intención de crear «un marco jurídico para establecer sanciones» a la junta militar golpista de Níger. Lo ha confirmado sin querer adentrarse más en el campo de «los futuribles».
Europa se enfrenta a un escenario de golpes de Estado que le van restando terreno e influencia en el continente, mientras los ganan Rusia y China. En la base de la inestabilidad están los problemas de la pobreza acuciada por el terrorismo, la explosión demográfica y el cambio climático. Borrell ha abogado por un cuidadoso abandono del intervencionismo militar y político de otros tiempos: «Soluciones africanas para problemas africanos», ha dicho, acuñando quizá un lema para el tardío cambio de mentalidad europea en África.
Robles, por su parte, ha remachado la posición española: no se puede salir de Mali. «La Unión Europea no puede quedar al margen del Sahel -ha dicho al comienzo de la reunión-. El flanco sur nos preocupa enormemente. Pero en todo caso la decisión final la tiene que tomar la UE». Y en ese foro insiste con mantener la misión EUTM Mali de formación de fuerzas de seguridad contra el yihadismo, en la que España tiene ahora el principal contingente.
En la cita de Toledo, tanto para hablar de Ucrania como para tratar asuntos africanos se pronuncia un mismo apellido: Prigozhin. La desaparicióndel jefe de la empresa de mercenarios Wagner obliga a los ministros de Defensa, según el tono de sus informes de inteligencia, a valorar un descabezamiento, palabra que ha estado a punto de pronunciar la ministra, o una reorganización del poder irregular y oligárquico ruso. Otro asunto que es materia de evaluación estratégica -cuando no de preoucupación- entre los reunidos en Toledo.