Vestida de oscuro, desde la Real Casa de Correos, sede del Gobierno regional, y con sendas banderas de España y de la Comunidad de Madrid al fondo, la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, ha difundido una declaración con motivo del quinto aniversario del estallido de la pandemia de Covid-19 en el que ensalza la gestión que su gabinete hizo esos días y ha arremetido contra la actuación del Ejecutivo central. La dirigente madrileña ha defendido también su actuación en las residencias, con varios miles de muertos en los primeros meses y objeto constante de reproches desde colectivos de familias y partidos políticos de la oposición. «Madrid fue la primera en proteger a nuestros mayores».
En un discurso de diez minutos, Ayuso ha enfatizado la celeridad con que actuó su equipo frente a la actitud «irresponsable» del Ejecutivo central. En un momento dado ha llegado prácticamente a arrogarse la respuesta a la enfermedad en España. «No fue hasta que Madrid se puso al frente y tomó las riendas de la situación que el Gobierno central reaccionó», ha señalado.
«Entre enero y febrero de 2020 los responsables del Gobierno central, que tienen la obligación de encargarse de vigilar las alertas sanitarias y más aún cuando son internacionales, nos dijeron que esto serían dos o tres casos, con unos síntomas de una gripe común», ha abundado. «Permitieron manifestaciones, conciertos, bodas…».
La alta densidad de población de Madrid, ha señalado, fue «víctima» de aquello. Ante lo cual su gobierno tomó medidas como el cierre de colegios, universidades y residencias de mayores «con el rechazo frontal del Gobierno de Sánchez». Un Gobierno central, ha añadido, «que venía desoyendo de manera irresponsable los avisos de la Organización Mundial de la Salud».
La presidenta madrileña ha sacado pecho de las compras de material sanitario, «24 aviones repletos de material de protección, camas, respiradores…», ha apuntado; de la conversión de 14 hoteles en hospitales en los que se atendió a más de 4.500 pacientes, del establecimiento de un hospital en Ifema en 72 horas, «algo que el mundo observó con asombro», o de la construcción del hospital Zendal. Pero además ha hecho hincapié en el aspecto más discutido de su gestión durante aquellos meses: lo ocurrido en las residencias de mayores.
Hasta 7.291 personas murieron, con o sin covid, en los geriátricos madrileños ante la resistencia a trasladarlos a hospitales en marzo y abril de 2020, una cifra que el gobierno madrileño ahora rebaja a 4.143 fallecidos con covid aludiendo a los datos de Sanidad Mortuoria. El asunto es uno de los lastres que arrastra el Gobierno madrileño en cada confrontación sobre la pandemia y una de las puntas de lanza de los partidos de oposición en el debate político regional.
Ayuso, sin embargo, no solo no ha admitido errores, sino que ha elogiado la actuación de su gabinete. «Madrid fue también la primera en proteger a nuestros mayores», ha dicho. Y ha señalado lo que en ese sentido se hizo, desde poner marcha una red de geriatras referentes de hospitales para hacer de enlace a las residencias a disponer un operativo de emergencias, bomberos, militares, policías locales, sanitarios, Cruz Roja y agentes forestales y voluntarios de Protección Civil para asistir «a las más de 700 residencias de Madrid». Frente a los llamados protocolos de la vergüenza sobre el ingreso en hospitales de pacientes de residencias, la presidenta madrileña ha asegurado que se medicalizaron 232 residencias y , se llevaron a cabo 11.200 traslados de residentes a hospitales, «todos ellos bajo criterios sanitarios».
«Verse en una terraza»La presidenta ha asegurado realizar esta declaración ante «la manipulación constante», «las campañas de descrédito» y «la instrumentalización de la tragedia por parte de algunos que deberían responder por su pésima gestión y sus medidas inconstitucionales». Cinco años más tarde, ha lamentado que haya «partidos políticos que, lejos de estar a la altura de este aniversario, pretendan tergiversar todo lo que el pueblo de Madrid vivió unido». A su juicio, actúan como si en el resto de España «tampoco pasara nada».
Ayuso también se ha referido al otro aspecto más discutido de la actuación del Gobierno regional en la pandemia: la apertura de establecimientos de hostelería mientras permanecían cerrados en la mayoría del resto de España. «Sacamos comercios, bares, restaurantes a la calle», ha dicho. «Muchos frivolizaron y estigmatizaron nuestro modo de vida, nuestra cultura y el sector servicios, pero entre críticas infundadas, las familias podían verse en una terraza, los mayores estar acompañados de sus nietos».
«Dimos lo mejor de nosotros en estos momentos. Y ahora exigimos responsabilidad, sensatez y respeto: por la verdad, y por los que murieron, y también por sus familias», ha concluido.
El discurso ha sido abiertamente criticado desde la izquierda. El secretario general del PSOE de Madrid y ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública, Óscar López, ha tachado la declaración de soberbia y ha pedido la dimisión de la presidenta madrileña. «Lo que tiene que hacer», ha asegurado «es pedir perdón antes de dimitir por la falta de empatía, por la falta de humanidad y por la cantidad de soberbia que hay en sus palabras. Una soberbia, ha añadido, «que solo puede querer decir una cosa: que la mala conciencia la persigue y que la va a perseguir hasta el final por esos protocolos de la vergüenza».
La también integrante del Gobierno Mónica García, ministra de Sanidad y dirigente de Más Madrid, ha calificado las palabras de Ayuso de «batiburrillo de mentiras, excusas y culpas ajenas» y ha dirigido a la presidenta madrileña una pregunta: «Si de verdad cree que lo hizo todo bien, ¿volvería a firmar los protocolos de la vergüenza?». En su opinión, la declaración de la presidenta madrileña no puede tapar «la infamia» de abandonar «indignamente» en las residencias a 7.291 personas mayores. «A estas alturas solo le pedimos que al menos deje de faltar al respeto a las víctimas y a sus familias», ha remachado.