Sensibilidad, quizás sea esa la palabra que le defina como artista, no solo por sus canciones sino por cómo habla de la música, eligiendo siempre las palabras adecuadas, con cuidado, como si intentase que no se rompiese. Con este sentimiento que le caracteriza, dígame ¿qué es lo que le da valor a una canción?
Yo creo que la verdad. Cada día que pasa tengo la oportunidad de tener más claro que es una forma de vivir la canción, y por lo tanto, más respeto le tengo y con más verdad debo escribir. Creo que es la clave de todo, verdad musical y verdad de lo que dices.
Sus letras son como poemas, incitan a la reflexión, a través de juegos de palabras, El Patio como identidad, El Gato es una introspección de las relaciones sociales y El Mundo, por ejemplo, es una canción existencialista. ¿Qué le lleva a escribir sobre estos temas?
Nada más y nada menos que la fascinante realidad. A veces, lo que uno no es capaz de decir a través de las palabras lo consigue gracias a la música. La canción es una buena excusa para disfrazarse de super héroe, de alguna manera parece que sea ciencia ficción, pero en el fondo hay toda una verdad. ¿Qué me lleva? Pues la realidad, lo vivido cada día ha generado estas canciones, que no son más que las cosas que le pasan a todo el mundo. Estoy seguro, porque no somos tan diferentes , pero contado de una manera un poquito más como Unikornio, como una fantasía, para quitarle hierro a la realidad, pero la verdad es muy atractiva.
No quiere dejar a «ese niño» atrás, porque la música es como un juego, un juego en el que el piano siempre es el protagonista. ¿Cómo definiría su música y su evolución a lo largo de estos años?
Mi evolución ha sido una metamorfosis natural, pero con la ilusión intacta.Hay una especie de cámara acorazada, que son mis canciones, que no se deben tocar por nada que no sean mi propia fuente y ríos y todo más desde niño. Hay cosas que no me puedo llevar a la canción, entonces, la canción surge, más bien, de lo que le apetezca jugar al niño que soy esos días. Tengo canciones con las que cualquiera podría decir que he evolucionado a tal estilo, ¿pero qué va?, si luego puedo sacar otra que se parezca un montón al primer disco. Lo bueno es que puedo cantar Vi y después canto El abrazo más grande de todos los tiempos y no sé cuál es más reciente.
Entonces, ¿ve necesario reinventarse para seguir en el top?
Yo creo que no, después de estos11 años dando vueltas por ahí, se me ha permitido todo lo que he hecho, desde el silencio hasta editar un disco totalmente diferente. Quiero decir, uno se reinventa solo, es la vida en general. Yo tengo ahora 40 años y hay cosas que sigo practicando igual, otras que hago de otra manera y eso es lo que hago con las canciones. A mí, no me vas a ver haciendo cosas que no me hayas visto hacer en los últimos 10 años.
¿Las letras de una canción definen el carácter del cantante?
Si el que las escribe y las canta es el mismo, uno corre el riesgo de quedar expuesto y desnudo ante lo que es realmente.
Pero usted también ha sido compositor de otros artistas como Raphael con su álbum Victoria. ¿Cómo es escribir para otras personas?
Se trata de un proceso de introspección compartida, o así lo fue en el caso de Raphael. Escribo a través de las historias, lo que he escuchado y lo que he podido hablar con él, lo que ha vivido o ha dejado de vivir él, pero el resultado no deja de llevar toda mi impronta y mi verdad. Es un juego divertidísimo porque, cuando yo escucho el disco de Victoria entero, hay incluso frases en las que está claro que estoy detrás, como una sombra, no con intención de llamar la atención, pero es inevitable .
«Hay que tenerle amor a la tristeza» es una frase suya, ¿le es más fácil escribir desde esta emoción?
No, la verdad es que no, pero sí tiene que ver con lo que dicen las canciones, sobre todo en el disco de Unikornio. Con él aprendí a desatascarme liberando sentimientos, pero yo muy rara vez he escrito desde el dolor. Cuando lo he sentido he podido escribirlo desde la paz y el corazón pleno.
¿Fue difícil el inicio?
Todo lo que es emprender y todo lo que es luchar por uno mismo o crear algo desde cero en un momento tiene su costo, pero en el camino también te lo pasas bien. No creo que sea más duro el comienzo que el instante, porque en el instante estás comenzando otra vez cuando vas a mostrarle una canción a la gente.Tengo el mismo miedo que hace once años. Creo que lo bonito es estar igual de ilusionado pero saber gestionarlo mejor que al principio, eso sí que es verdad, porque ya tienes la experiencia.
¿Cuál es la clave para transmitir?
La hay, pero no tengo la capacidad para definirlo con palabras.Es algo místico, mi consejo es que cuando la tienes, no la sueltes.
¿Cómo ve el futuro de la música?
Nunca ha gozado de mala salud, jamás, hay que darle la bienvenida a todo, incluso a la inteligencia artificial. Nunca va a dejar de ser un lenguaje necesario, nos quedaremos antes mudos de idiomas que de música.
¿Qué siente cuando niños pequeños versionan sus canciones? Lo hemos visto en su paso por La Voz Kids.
Es impresionante, porque las cantan con mucha seriedad y deforma instintiva. Es una cosa muy bonita.
Y usted, ¿a quién versionaba?
A Silvio Rodríguez, me sé todas sus canciones, también a los Beatles o Serrat, muchísimo.
Por último, ¿cómo es la playlist de Pablo López? ¿Es de esos que tienen varias según su estado de ánimo o momento del día?
Pues no, yo tengo una, que es la única costumbre que he seguido desde 2010. Se llama Vaya Mezclote. Es la misma, pero la voy actualizando según los años .Por ejemplo, en la de 2024 tengo a Albert Plá, Adele, Pink, McCartney, Vetusta Morla, David Guetta…Fíjate tú la mezcla. n