Sumar busca rehabilitar el liderazgo de Yolanda Díaz después del fuerte desgaste sufrido en el último año por las tensiones con los partidos aliados y la mala gestión en las elecciones europeas. Dos meses después de que abandonara la máxima responsabilidad en el partido para centrarse en su labor de Gobierno, su equipo ya ha emprendido una estrategia para recuperar el capital político de la dirigente, que durante gran parte de la anterior legislatura lideró los rankings de popularidad.
En abril de 2023, unos días después de protagonizar el primer acto oficial de Sumar en Magariños, el CIS proclamaba a Yolanda Díaz como la líder política mejor valorada, adelantando incluso al presidente del Gobierno. Pero en poco más de un año, la popularidad de la dirigente se ha desplomado hasta mínimos dentro del Gobierno, siendo superada por Pedro Sánchez y convirtiéndose en la sexta por la cola de los 22 ministros del Ejecutivo, según el último CIS del mes de julio.
La importante pérdida de popularidad de la vicepresidenta segunda llega después de meses de travesía por el desierto en la construcción de su proyecto político. Las elecciones generales de hace un año y su papel a la hora de unir en una papeleta a todas las fuerzas de izquierdas cumplieron su objetivo de reeditar el Gobierno de coalición. Pero el momento dulce duró muy poco, y pronto comenzaron las primeras fricciones con Podemos, que exigía protagonismo y visibilidad.
Sólo dos semanas después de la formación de Gobierno, los morados rompieron con Yolanda Díaz en el Congreso tras haber dejado a Irene Montero fuera del Ejecutivo. La elección de los nuevos ministros también provocó un fuerte desencuentro con la líder de los Comuns, Ada Colau, después de que Díaz eligiera a Ernest Urtasun como cuota catalana frente al perfil que quería la exalacaldesa de Barcelona, Jordi Martí.
Dos frentesPero lo cierto es que la situación empeoró con el pasar de los meses, con dos frentes abiertos, tanto su papel en el Gobierno como la relación con otras fuerzas. En el Consejo de Ministros, Sumar se vio orillado por el PSOE, que achicó el espacio electoral de su socio quitándole visibilidad y haciéndose con sus grandes banderas.
El proyecto de Díaz quedó entonces seriamente desdibujado y se hizo evidente su incapacidad de impulsar medidas de calado que tuvieran su sello. Una crisis que, sumada a la marcha de Podemos, erosionó seriamente la marca de Yolanda Díaz, que el pasado abril alcanzó sus cotas mínimas en cuanto a valoración.
Pero si el desgaste ya acechaba a la dirigente, la mala gestión de las relaciones con el resto de partidos aliados ha terminado de pasar factura a Díaz en los últimos meses, con los pobres resultados cosechados en Galicia, País Vasco, Cataluña y las europeas. La negociación de las listas en estas últimas llevaron a la fractura con IU, que por primera vez en su historia quedó fuera del Europarlamento.
La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz / Diego Radamés
Después de certificar el fracaso, Díaz tomó la decisión de apartarse de la política orgánica. Su intención consistía en centrarse en sus labores de Gobierno para preservar su figura y dejar la puerta abierta a repetir como candidata en las próximas elecciones generales. El propio líder de IU, Antonio Maíllo, admitió que su salida facilitaba el mejor encaje con los partidos, al considerar que su personalidad había marcado la mala gestión de las relaciones.
Figura de acuerdosDesde que dio el paso al lado, Díaz ha tratado de volver a construirse como una figura de acuerdos, cuyo máximo exponente está en la reforma laboral aprobada en 2021. Una medida de la que continúa sacando pecho y que le llevó a cotas máximas de popularidad.
Sumar trata ahora de que la negociación para reducir la jornada laboral, incluida en el acuerdo de Gobierno, se convierta en la gran reforma de la legislatura, equiparable a su medida estrella de hace tres años, para devolver así a su líder al podio de las mejor valoradas.
Aunque Díaz quería tener el pacto listo antes de verano, su pretensión de incluir también a los empresarios en el acuerdo, tal y como sucedió con la reforma laboral, le llevó a retrasarlo. Esta es a día de hoy una de las principales batallas de Sumar, que cree que esta medida les permitirá volver a impulsar a la líder de la coalición.
La subida del SMI es otra de las medidas de las que siempre ha hecho gala la vicepresidenta desde su llegada al Gobierno, y aspira ahora a continuar la senda de aumentos de los últimos. En Sumar están convencidos de que deben impulsar medidas que supongan una mejora directa en las condiciones de sus potenciales electores, como son las propuestas relacionadas con la conciliación. Así, ha llevado a la mesa de negociación la retribución de los permisos por cuidados o el aumento del permiso por nacimiento.
Campaña de imagenEl equipo de Yolanda Díaz también ha emprendido una campaña de imagen de la vicepresidenta segunda a través de las redes sociales. La dirigente se ha esforzado en las últimas semanas por acercarse al público y mostrar una imagen más personal, ofreciendo recomendaciones de libros favoritos en verano o abriendo un canal de comunicación con sus potenciales votantes.
Para ello ha creado también un «consultorio» sobre dudas de ámbito laboral. A través de su cuenta en la red social Instagram, la gallega abrió un cuestionario en el que sus seguidores podían hacerle preguntas sobre la legalidad de ciertas prácticas o pedía consejo sobre su situación.
Unas preguntas que más tarde Díaz contestaba, tratando de dar respuesta a los asuntos o recomendándole acudir a sindicatos para resolver la situación. Una práctica que trata de acercar la faceta política a la personal para aproximarse al público y trasladar sensación de cercanía. Una forma, en definitiva, de intentar restaurar la imagen de una Yolanda Díaz fuertemente desgastada.