El Gobierno laborista del Reino Unido está redoblando sus esfuerzos para frenar la inmigración irregular y para combatir las bandas criminales que trafican con personas en Europa. El primer ministro, Keir Starmer, ha hecho un llamamiento este lunes a la comunidad internacional para tomar acciones conjuntas en materia de seguridad e inteligencia que ayuden a romper las cadenas de suministro, cerrar las vías de financiación y censurar los anuncios de rutas peligrosas a través de las redes sociales. Starmer ha reafirmado su voluntad de liderazgo en esta materia en una cumbre que ha reunido a representantes de más de 40 países en Londres.
«La inmigración ilegal es un factor decisivo de la inseguridad global. Limita nuestra capacidad de controlar quién llega a nuestro país y eso enfada a mucha gente, incluido a mí mismo. Es injusto que la gente trabajadora pague el coste de los hoteles y de unos servicios públicos muy tensionados», ha dicho Starmer en el acto de apertura de la cumbre este lunes. «Debemos tomar acciones decisivas en nuestros países para lidiar con esto, nadie puede dudar de que la gente a la que servimos quiere que lo resolvamos», ha añadido el primer ministro, quien ha instado a los países presentes, entre ellos Estados Unidos, Francia y España, a tomar cartas en el asunto.
Crimen organizadoEl primer ministro británico ha puesto el foco en la lucha contra las bandas organizadas y ha insistido en su voluntad de equipararla a la lucha antiterrorista. El Gobierno está tramitando una ley en el Parlamento para dar mayores poderes a las fuerzas de seguridad en esta materia, que incluye la posibilidad de confiscar dispositivos electrónicos a los inmigrantes para identificar a los traficantes o la aplicación de sanciones a las personas sospechosas de pertenecer a bandas organizadas antes de la apertura de una investigación formal. «Debemos juntar nuestros recursos, compartir tácticas e inteligencia y abordar este problema desde sus fases iniciales», ha dicho Starmer. A la cita también han acudido representattes de las principales empresas tecnológicas, incluidas Meta, X y TikTok, para encontrar vías para combatir la promoción de las bandas organizadas en las redes sociales.
La cumbre de este lunes ha sido una muestra más del giro a la derecha del Gobierno laborista en materia migratoria, en un intento de frenar el auge del partido populista Reform UK en las encuestas. «Hay pocas cosas que les parezcan más injustas a los trabajadores que ver cómo la inmigración ilegal hace bajar sus salarios y las condiciones laborales en su comunidad», ha asegurado el primer ministro, añadiendo que «no hay nada progresista ni compasivo» en hacer la vista gorda ante este fenómeno. El Ministerio del Interior ha deportado a más de 24.000 personas desde las elecciones del pasado julio –un aumento del 21% en menos de un año–, con vuelos fletados con hasta 850 personas.
Críticas a los ‘tories’Starmer ha calificado de «blanda» la gestión de los anteriores gobiernos conservadores y ha criticado el fallido plan de deportaciones a Ruanda –impulsado por los exprimeros ministros Boris Johnson y Rishi Sunak–, cuyo coste ascendió a más de 830 millones de euros. El Gobierno laborista no descarta, sin embargo, alcanzar acuerdos para enviar a terceros países a los inmigrantes cuyas solicitudes de asilo hayan sido denegadas, mientras sigue trabajando con países de origen, entre ellos Irak, Albania o Vietnam, para frenar la salida de miles de personas hacia Europa occidental. Un trabajo que quiere complementar con nuevas inversiones en materia de seguridad y con el refuerzo de personal.
El Ejecutivo sostiene que los mayores controles de las fronteras ayudarán a crear un sistema de asilo más eficiente, a rebajar la presión sobre el mercado de la vivienda y mejorar servicios públicos como la sanidad o la educación. Un planteamiento que se alinea con el de la mayoría de los países europeos pero que provocará previsiblemente nuevas tensiones en el Partido Laborista, especialmente con los diputados más cercanos al ala izquierda de la formación, quienes ya han mostrado sus discrepancias por el enfoque duro de Starmer en esta materia.