Los aficionados a los premios han estado de enhorabuena. Solo ocho meses después de la ceremonia de los Emmy de, en principio, 2023, que acabó siendo pospuesta por las huelgas de actores y guionistas, en la madrugada del domingo al lunes pudimos ver una segunda gala de los premios de la Academia de la Televisión estadounidense, la correspondiente a este 2024.
La sensación de déjà vu vino subrayada, en principio, por los buenos resultados, una vez más, de ‘The Bear’ en el apartado de comedia (aunque hablemos de una serie sin mucho gag y que más bien combina ataques de ansiedad con tranquila melancolía): entre los primeros Emmys entregados estuvieron los segundos que reciben Jeremy Allen White y Ebon Moss-Bachrach por sus papeles de, respectivamente, el atribulado chef Carmy y el primo Richie, y el primero que ha recibido Liza Colón-Zayas por la sous chef Tina. El creador de la serie, Christopher Storer, estaba libre de covid y pudo subir al escenario del Peacock Theater de Los Ángeles para recoger el premio a mejor dirección. Pero ese sexto Emmy para la actriz Jean Smart y, sobre todo, el premio a mejor guion hicieron presagiar que ‘Hacks’ podía ganar a comedia del año, lo que finalmente consiguió.
Acabada ‘Succession” y su reinado, la aventura épica ‘Shōgun’, nueva visión de la novela de James Clavell ya adaptada con éxito a televisión en 1980, pudo imponerse en el apartado dramático y sumar cuatro premios a los diecisiete obtenidos en la gala de los Emmy creativos del domingo, día 8, que ya habían convertido su primera temporada en la emisión televisiva con más Emmy de la historia. El de guion se lo arrebató la magnífica serie de espías ‘Slow horses’, uno de los títulos estrella de Apple TV+, pero suyos fueron los de mejor serie dramática, actor protagonista (Hiroyuki Sanada), actriz protagonista (Anna Sawai) y dirección (para Frederick E.O. Toye, que dio las gracias a David Lean, Alfred Hitchcock, Akira Kurosawa y Robert Wise).
Por otro lado, ‘Mi reno de peluche’ certificó su categoría de fenómeno cultural con cuatro nuevos Emmy (ya obtuvo dos el anterior domingo), tres de ellos entregados a un Richard Gadd ataviado con falda escocesa: mejor serie limitada, mejor actor protagonista y mejor guion; el de mejor actriz secundaria fue a parar a la veterana Jessica Gunning por su papel revelación, el de la acosadora Martha. La mejor actriz protagonista de miniserie acabó siendo, sin gran sorpresa, la Jodie Foster de ‘True detective: Noche polar’: a los Emmy les encanta premiar a estrellas de cine.
Sorpresas mucho mayores Los Emmy obviaron las tibias críticas recibidas por ‘The Crown’ en su temporada final y supieron reconocer la majestuosidad y emotiva resignación de Elizabeth Debicki en su papel de Diana de Gales: mejor actriz secundaria. Y se podía esperar que los Emmy de mejor serie limitada se concentraran en ‘Mi reno de peluche’, pero el más conocido como guionista Steven Zaillian se llevó el premio a mejor dirección por su impresionante trabajo en ‘Ripley’, ejemplo de cómo no existen historias demasiado revisitadas; solo hace falta una mirada singular para refrescarlas.
Pero aún más sorprendente fue el Emmy a mejor actor secundario de serie limitada. Ni Robert Downey Jr. por sus múltiples personajes en ‘El simpatizante’ –habría sido el primer actor masculino en ganar un Oscar y un Emmy en el mismo año– ni Jonathan Bailey por su aplaudida labor en ‘Compañeros de ruta’ como el activista gay Tim Laughlin: el premio fue a parar finalmente, además de merecidamente, a Lamorne Morris por su papel del policía estatal Witt Farr en la quinta temporada de ‘Fargo’.
Los mejores discursos En uno de los apuntes políticos de la noche, Liza Colón-Zayas animó a todas las latinas que la estaban viendo a «seguir creyendo y votar; votad por vuestros derechos». (Diego Luna y Gael García Bernal también hicieron un gesto político al decidirse a presentar el Emmy a mejor dirección de miniserie en español: «Un saludo a los cincuenta millones de personas que hablan español en este país»). El productor Greg Berlanti hizo correr ríos de lágrimas con su emotivo discurso al recoger el Governors Award en reconocimiento, en parte, a su contribución a la representación LGTBIQ+ en televisión.
También memorable estuvo Jean Smart, con intenciones más irónicas, al afirmar que no se le presta suficiente atención; eso cuando no existe nadie que no la adore y mientras recogía su tercer Emmy por ‘Hacks’. También divertido fue el saludo del guionista británico Will Smith al recoger el premio por ‘Slow horses’: «A pesar de mi nombre, vengo en son de paz», aludiendo a posibles confusiones con otro Will Smith.
Buena labor de los Levy Haciendo honor a su conocida eficiencia, los Emmy no se alargaron más allá de las tres horas pautadas. Eugene y Dan Levy, padre e hijo y creadores de ‘Schitt’s Creek’ –serie que sorprendió a propios y extraños quedándose todos los Emmy de comedia más importantes en la edición de 2020–, no defraudaron como presentadores. «Mi papel más satisfactorio como padre ha sido el de ser tu padre…», dijo Eugene a Dan, antes de completar la frase con: «…en ‘Schitt’s Creek’, que me sirvió para ganar mi primer Emmy como actor». La familia al completo (es decir, más Catherine O’Hara y Annie Murphy) se reunió antes del anuncio del Emmy a mejor comedia para ‘Hacks’.
Los Levy se repartieron los golpes cómicos con la mayoría de presentadores de premios, entre ellos el siempre extraño y genial trío formado por Steve Martin, Martin Short y Selena Gomez; una Kathy Bates que afirmó, en una introducción dedicada a los villanos, que «mi ‘American horror story’ fue olvidarme de dar las gracias a Ryan Murphy después de ganar mi Emmy [por su papel en ‘AHS: Coven’]», o el equipo de grandes de ‘Saturday night live’ (Maya Rudolph, Kristen Wiig, Bowen Yang y Seth Meyers) que trató de animar a su jefe o exjefe Lorne Michaels por haber perdido ochenta y cinco Emmys a lo largo de su carrera. Nota al pie: también ha ganado veintiuno.
La nota amarga la puso, como cada año, el segmento ‘In memoriam’, oportunidad para recordar a los muchos talentos que hemos perdido en los últimos ocho meses, de Piper Laurie a Gena Rowlands, de Richard Lewis a Donald Sutherland. Por supuesto, alguien brillante debía quedarse en el tintero: ¿cómo se les ocurrió olvidarse de Shelley Duvall, actriz de extensa carrera televisiva y creadora y presentadora de queridas series para niños en los ochenta? Verdadera amargura.