La televisión lineal —la convencional, que emite una parrilla en abierto— alcanzó en junio su máximo de cuota, acaparando el 79% del consumo audiovisual. El dato, que mide la consultora Kantar, tiene su complejidad pero refleja dos tendencias: una, que la televisión no solo no ha llegado a morir sino que es relevante culturalmente (y más en época de eventos deportivos, como la Champions o la Eurocopa); dos, que las plataformas muestran signos de estancamiento en España, al menos a nivel de consumo en la pantalla grande.
«Kantar empezó a sacar los datos de consumo audiovisual de televisión normal y conectada en diciembre de 2023. Llevan pocos meses», explica Alejandro Rincón, director de estrategia de la consultora de audiencias Dos30. «Hasta entonces no existían datos que mezclaran el consumo de televisión (Antena3, Telecinco, etcétera) con el de Youtube, Twitch y el de Netflix, datos que mezclaran todo lo que se ve a través de la tele».
Históricamente, la audiencia de la televisión se ha medido con audímetros colocados en las televisiones de 5.720 hogares españoles que gestiona la propia Kantar. En 2021, además, la panelista lanzó al mercado un audímetro digital que mide, en una muestra de hogares, el consumo del resto de vídeo online. Con ambas mediciones estima cuánto consume la gente en sus casas la televisión convencional y cuánto las plataformas, siempre a través del televisor (y no de otras pantallas). Las plataformas solo dan datos de horas de visionado de cada contenido, así que este sistema permite hacerse una idea más global.
De acuerdo a los datos de Kantar, la televisión en abierto tuvo una cuota del 79% en el mes de junio, frente al 16,9% conjunto que alcanzaron las plataformas y al 4,2% de la televisión de pago. Es la cifra más alta desde que existen datos (desde diciembre). La cuota de la televisión en abierto ha ido experimentando ligeras subidas mes a mes, mientras que la televisión de pago ha caído del 6% al 4,2% en este medio año. Por su parte, ninguna plataforma crece: Netflix está estancada en el 5,1%, Prime Video cae al 2%, Disney al 0,9% y Max se queda en un 0,6%.
«El incremento de la televisión tiene que ver con la Eurocopa», dice Elena Neira, experta en distribución audiovisual y profesora de la UOC. «Y también Wimbeldon y otros eventos, que impulsan mucho el consumo lineal. En general, el consumo de plataformas decrece en verano. Pero también hay que tener en cuenta que las plataformas tienen mucho consumo de movilidad. En otros estudios, las cuotas no tienen nada que ver». Neira pone de ejemplo el informe mensual de Nielsen en Estados Unidos, que usando una metodología similar (qué ve la gente en la televisión de su casa) da un 40% de cuota a las plataformas, un 27% a la televisión por cable y un 21% a la televisión en abierto.
«La gente sigue buscando la televisión para la actualidad y la última hora», dice Neira. Más allá del detalle sobre qué incluyen o no los datos, la experta cree que son «un reflejo clarísimo» de que la parrilla «en absoluto ha muerto» y de que la televisión tiene «una capilaridad extraordinaria». «Lo hemos visto con la Eurocopa. Las plataformas no han hecho grandes estrenos estos meses. Es como el cine, que evita estas fechas», añade. «Y pasará lo mismo durante las olimpiadas».
Saturación de contenidos Uno de los motivos del estancamiento de las plataformas podría ser, apuntan los consultados, la saturación de oferta. «Nosotros medimos plataformas y hay más de cincuenta», dice Rincón. «No todo el mundo puede permitirse tantas suscripciones. En España, el ciudadano medio tiene 2,6 plataformas contratadas y la mayoría son cuentas compartidas. Por otro lado, la gente tampoco tiene tanto tiempo al cabo del día y al final se pone el fútbol o Eurovisión. Las plataformas venden muy bien la idea de que todo el mundo está consumiendo sus series, pero en realidad el consumo es mínimo y la televisión lineal gratuita sigue siendo la principal. Dentro de veinte años igual no es lo mismo, pero ahora mismo es un consumo residual».
Para explicar la relevancia cultural de uno y otro negocio, Rincón pone de ejemplo dónde se publicita cada uno. «Nunca verás un anuncio de Antena 3 en Prime Video, pero sí a la inversa. Al final las plataformas tienen que recurrir a la televisión para darse a conocer y acercarse a su modelo buscando programas y formatos de éxito que ya han pasado por la televisión». En este sentido, no solo está el ejemplo de Operación Triunfo —que nació en Televisión Española y cuya última edición emitió Prime— sino series como Alba o Entretierras, que se emitieron en la tele y pasaron luego a plataformas.
«Las plataformas quieren tener más relevancia cultural», añade Neira. «Ahora ya no se habla de audiencia fragmentada, sino hiperfragmentada. Veníamos de la cultura de la contraprogramación: parecía que si no estabas viendo un canal, estabas necesariamente viendo el otro. Ahora los enemigos son muchos más. Tanto las plataformas como las televisiones tienen sus propios fenómenos culturales, pero en los últimos tres años se observa que cada vez son más efímeros y fugaces. Hace tres años todo el mundo hablaba del Juego del calamar, ahora no hay algo así. El consumo se ha acelerado muchísimo».
Para esta experta, sin embargo, es cuestión de tiempo. «El relevo generacional es inevitable. Igual que televisiones como TV3 han creado televisión a la carta para conectar con audiencias que no ven la tele, las plataformas están haciendo el mismo viaje a la inversa».