Podemos lleva tiempo preparando la vuelta de Irene Montero a la política nacional. La exministra de Igualdad es de facto la máxima representante del partido y aspira a ser candidata a las elecciones generales. Hasta ahora esta intención era deslizada a nivel interno, pero la hoja de ruta ya es indisimulada y exhibida abiertamente por los primeros espadas de la formación, que ven el retorno de la exministra de Igualdad como una forma de resarcir los agravios frente a Yolanda Díaz después de que fuera excluida de las listas electorales. Un cambio de rasante que, unido a la estrategia de desgaste emperndida contra Gobierno, ha llevado a algunos socios de investidura a acusarles de intentar precipitar un adelanto electoral con el único propósito de ganar terreno a Sumar, que atraviesa un momento de extrema fragilidad.
La declaración de intenciones la dio la propia secretaria general de Podemos, Ione Belarra, cuando este miércoles en la gala organizada por la Asociación de Periodistas Parlamentarios recogió un premio que iba dirigido a Montero, y proclamó que iba a volver «muy pronto». En la formación asumen que la eurodiputada dará el salto a la política nacional en cuanto pueda, esto es, en cuanto se convoquen unas elecciones generales a las que pueda concurrir. En su intervención, Belarra no dudó en alabar a la dirigente, a la que calificó como una «exiliada», sin ahorrarse reproches velados a Sumar el veto de la exministra de la Igualdad en las generales de 2023, tras la crisis del sí es sí y las más de mil rebajas de penas a violadores condenados. «Irene es el fusible quemado más vivo de este país. Mucha gente la quería exiliada donde la tenemos ahora, en el Europarlamento, pero me ha pedido que os diga de su parte que ya dentro de muy poco va a volver», avanzó.
En total, Belarra tuvo que subir en tres ocasiones al escenario, y en todas ellas se refirió de manera más o menos directa a Montero o la situación a la izquierda del PSOE. En la primera de las ocasiones, donde compartió premio con la diputada de Más Madrid Tesh Sidi como diputada más activa, la secretaria general de Podemos bromeó con el trofeo que había recibido, en una suerte de paralelismo con el momento del espacio político. «Me han dado el que se rompe, esto es una señal», comenzó. «Bueno, como nosotras vamos ganando…», continuó la exministra de Derechos Sociales, en referencia a la pugna abierta que mantienen con Sumar. La guerra se endureció después de las europeas, cuando Podemos abrió una estrategia de desgaste contra el Gobierno por tierra mar y aire para dibujarse como única alternativa real al PSOE frente a un Sumar desdibujado y con serias dificultades de diferenciarse de los socialistas.
La secretaria general de Podemos también recibió el premio al ‘azote del Gobierno’, una ocasión que también aprovechó para hacer mención a la líder fáctica de la formación. «Si recordáis el año pasado se lo dieron a Irene Montero siendo todavía ministra del Gobierno», señaló en el inicio de su intervención, antes de pasar a cargar contra el Ejecutivo y afear los agravios sufridos y el papel dentro del Consejo de Ministros de Sumar, al que no llegó a citar -pero tampoco hizo falta-. «A este Gobierno le hace falta un poquito de empuje, le falta valentía, le falta la capacidad de transformación que le ponía Podemos», defendió. «Creo humildemente que por eso nos echaron del Gobierno». En este punto, hacía una alusión sutil y velada a la inminencia de unas elecciones generales anticipadas, recordando cómo ese mismo premio «se lo dieron en el 95 a Julio Anguita, en el último año de Gobierno del PSOE. Espero que esto no tenga ninguna inspiración histórica y que seamos capaces de tener por fin el gobierno valiente que nos merecemos. Muchas gracias», concluyó.
Las numerosas referencias políticas sorprendieron al tratarse de una gala informal, pero acompañaban los últimos pasos del partido, que en el último mes ha llevado al límite al Gobierno, primero con su reforma fiscal, que se negó a apoyar hasta que el PSOE se comprometió a aprobar un nuevo impuesto a las energéticas; y después por el cumplimiento de ese compromiso, a día de hoy irrealizable, con la amenaza de no negociar los Presupuestos de 2025 y de una «ruptura total» ante cualquier opción de acuerdo. La ofensiva se extendió también a otras iniciativas, con el rechazo a apoyar la tasa al diésel y la amenaza con tumbar la ley estrella sobre Justicia de Félix Bolaños, que al final permitió aprobar in extremis tras un acuerdo para prorrogar parte del escudo social y revertir una enmienda que había incluido PNV para agilizar los desalojos en casos de okupación.
La tensión con los nacionalistas vascos ha ido in crescendo en este tiempo, conforme se ha hecho cada vez más evidente el antagonismo que existe entre socios en una materia clave como es la económica y la fiscal. Y el malestar en el PNV es evidente hacia Podemos, a quien acusa de mantenerse en posiciones de máximos pese a poner en riesgo la estabilidad del Ejecutivo. El portavoz jeltzale en el Congreso, Aitor Esteban, personalizó las referencias en Belarra, a quien acusó de «estar en la esquina» del tablero político y «poner la estabilidad parlamentaria [del Gobierno] en juego», advirtiendo sobre su intención de precipitar elecciones generales para constatar su victoria frente a Yolanda Díaz.
«Es absolutamente imprudente lo que está haciendo, a no ser que lo que quiera es que se convoquen elecciones y que su asunto no sea mejorar la vida de la ciudadanía y que haya un gobierno de izquierdas, sino más bien que se convoquen elecciones y ellos intentar vencer en su duelo particular con Sumar. Porque si no, no se entiende que se esté amenazando continuamente al Gobierno, sabiendo que para algunas cosas no hay mayoría», defendió Esteban. Estas palabras llegaron este jueves, un día después de la declaración de intenciones de la secretaria general de Podemos. Unas declaraciones que bien podrían encajar en los vaticinios del nacionalismo vasco.