Aquel acuerdo firmado en julio por Kim Jong-un y Vladímir Putin en Pionyang apelaba a una certeza: las economías de Rusia y Corea del Norte son complementarias. La primera necesita munición y soldados; la segunda, todo lo demás. Los contenedores rusos de los últimos días lo confirman. Ahí cabe gasolina, misiles antiaéreos, osos pardos, y cacatúas, casi todo en flagrante violación de las resoluciones de la ONU.
Las agencias de información, las imágenes satelitales y la prensa oficial configuran el cuadro. Un alto asesor de seguridad surcoreano, Shin Won-sik, revelaba días atrás en la televisión nacional que Pionyang había recibido variada maquinaria bélica y citaba unos misiles antiaéreos para “reforzar su vulnerable sistema de defensa aéreo”. Shin también mencionaba “varias formas de apoyo económico”.
No las concretó pero es probable que pensara en el trajín de petroleros entre sus puertos. Más de un millón de barriles le habría mandado Moscú a Pionyang, según Open Source Centre, un instituto de investigación británico. Analizando las imágenes satelitales ha contado más de una docena de petroleros y 43 trayectos en los últimos ocho meses. El flujo empezó en marzo, siete meses después de que Pionyang enviara su primera munición a Moscú, y cuatro antes del acuerdo Putin-Kim. Los cargueros llegan vacíos hasta el puerto de Vostochny, en la punta oriental rusa, y regresan con sus bodegas cargadas al 90 % hasta la península coreana, según el centro.
La importancia del combustibleUn millón de barriles son tan vitales para Pionyang como irrelevantes para Moscú. Son también el doble de los que la ONU le permite importar cada año a Corea del Norte desde las sanciones aprobadas en 2017. Para conseguir las nueve millones de toneladas que necesita suele recurrir al mercado negro o bandas criminales a través de rutas azarosas y caras. Ahora le proporciona Rusia un combustible de calidad para transportar su pesada maquinaria y tropas o lanzar misiles. La gasolina o el diésel son apenas utilizados por el pueblo, pendientes del carbón para defenderse de los gélidos inviernos.
“Corea del Norte usa el petróleo para su Ejército, la poca industria que tiene y creemos que también para la calefacción del régimen en Pionyang. El resto del país, en cambio, utiliza el carbón o la quema de madera. El petróleo ruso también servirá para mantener contenta a la gente más afín al poder que tiene acceso a una fuente energética más productiva”, señala Ramón Pacheco, profesor de Relaciones Internacionales del King College y experto en Corea del Norte
La semana pasada también llegaron a Corea del Norte una setentena de animales exóticos. La prensa rusa detalló el tipo de fauna: un león africano, dos osos pardos, 25 faisanes, dos yaks, 40 patos y cinco cacatúas blancas. Fue un “regalo de Vladímir Putin al pueblo norcoreano”, al que probablemente le hubieran sido más útiles unas pechugas de pollo. Los animales viajaron en avión desde el zoo de Moscú al de Pionyang en una operación supervisada por veterinarios rusos y el ministro de Recursos Naturales, Alexander Kozlov. “Los animales han jugado siempre un rol especial en las relaciones entre países. Estos han sido regalados como signo de apoyo, amabilidad y cariño”, especificó. Putin ya recibió de Kim dos perros Pungsan, una raza autóctona, en su último viaje a Pionyang. Es una tradición diplomática que ningún país ha explotado más y mejor que China repartiendo pandas por el mundo durante décadas.
A Seúl le inquieta que los trasvases incluyan tecnología clave para el desarrollo de misiles. La entrada rusa en el conflicto de la península, donde había mantenido fluidas relaciones con ambas coreas, aumenta la incertidumbre en una zona tradicionalmente frágil. El acuerdo ruso-norcoreano obliga a las dos partes a la asistencia militar “sin retraso” si una es atacada y a cooperar contra las sanciones internacionales.
Corea del Norte se ha esmerado en cumplirlo. Ha enviado ya a Rusia unos 16.000 contenedores con artillería y misiles, según Washington y Seúl. También le ha dado a Putin unos 10.000 soldados de élite para su campaña en Kursk. La ministra norcoreana de Exteriores, Choe Son Hui, prometió recientemente en Moscú que su país se mantendrá al lado de los “camaradas rusos hasta el día de la victoria”, calificó la guerra como una “lucha sagrada” y aplaudió el “inteligente liderazgo” de Putin.