Percibir el ingreso mínimo vital (IMV) disminuye la probabilidad de trabajar en un 12% respecto a las posibilidades de una persona con un nivel de ingresos similar (primer decil de renta) que no cobre esta prestación. Así lo ha estimado la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) en el marco de la ‘Cuarta opinión sobre el Ingreso Mínimo Vital’ publicado este miércoles, en el que se llega a la conclusión de que esta menor probabilidad de salida al empleo en los seis meses después de empezar a percibir el IMV llega al 20% en menores de 30 años y en hogares monoparentales o con importes de la prestación superior a la media.
La presidenta de la Airef, Cristina Herrero, ha considerado «lógico» que una prestación como el IMV, cuyo propósito esencial es prevenir el riesgo de pobreza de las personas que carecen de recursos económicos, conlleva un desincentivo a la participación en el mercado laboral (como pudiera ser una menor probabilidad de empleo del 12%, en el caso español). Sucede, por ejemplo, si en una familia monoparental, una mujer con un hijo que cobre el IMV no encuentra incentivo suficiente a buscar y aceptar determinados empleos. En sentido contrario, una prestación de ingresos mínimos conlleva otros efectos beneficiosos a favor de la calidad del mercado laboral, ya que facilita el rechazo de empleos precarios, permite búsquedas laborales más selectivas y proporciona estabilidad en los contratos, según el diagnóstico de la Airef.
Sin embargo, Herrero ha puesto el acento en que la rémora que supone el IMV para dar el salto al mercado laboral, se ha mantenido en los mismos niveles después de la entrada en vigor, en enero de 2023, del incentivo al empleo diseñado por el Gobierno para hacer compatible la prestación del IMV con la percepción de ingresos salariales. Desde el punto de vista de la Airef, esta conclusión «evidencia la persistencia del impacto desincentivador y la reducida eficacia de este mecanismo».
Por eso, la principal recomendación que se desprende en esta ocasión de la opinión anual del organismo sobre el IMV (la cuarta, desde que fue aprobado en 2020) apunta a una «reformulación completa del incentivo al empleo del IMV» que, entre otras cuestiones, corrija la falta de visibilidad y transparencia sobre la duración del mecanismo. «El incentivo al empleo del IMV no tiene elementos que estimulen a aceptarlo cuanto antes o con una jornada mayor y no incluye garantías de permanencia», ha explicado Herrero este miércoles.
«La evaluación específica de la eficacia del incentivo al empleo actual demuestra su incapacidad para mitigar los efectos desincentivadores identificados en los doce primeros meses desde su entrada en vigor (desde enero de 2023), no generando impactos significativos ni sobre la intensidad laboral ni sobre las tasas de participación», concluye la Airef.