En las últimas horas, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Kirby, aseguró que el país norteamericano no tenía intención de devolver los restos del aparato a China.
Mao reiteró este martes que la aeronave era de «uso civil» y que se «desvió de su rumbo original» por «causas de fuerza mayor», recogió el diario local Global Times.
«Se trató de un accidente que en ningún momento puso en peligro a los ciudadanos o a la seguridad nacional de Estados Unidos», señaló la vocera.
Mao insistió en que Washington debería haber gestionado este incidente «con calma y profesionalidad» y definió la reacción estadounidense como «exagerada».
Asimismo, la portavoz indicó este lunes «no disponer de información que compartir» en cuanto a la empresa a la que pudiera pertenecer la aeronave destruida.
El viceministro de Asuntos Exteriores de China Xie Feng acusó el lunes a EE.UU. de «dañar gravemente» las relaciones entre las dos potencias.
EE.UU. abatió el sábado el globo, que llevaba varios días sobrevolando el país y cuyos restos cayeron al océano Atlántico y están siendo recuperados.
El descubrimiento de estos aparatos en el espacio aéreo estadounidense ha desencadenado una crisis diplomática entre Washington y Pekín y motivó la suspensión del viaje que el secretario de Estado, Anthony Blinken, tenía previsto hacer al país asiático el pasado fin de semana.