Después de acabar de leerse ‘Harry Potter y la cámara secreta’, Paula Ramos (Madrid, 1989) optó por escribir ella misma la continuación de la saga antes de esperarse a que J. K. Rowling publicara la original. Fue en ese entonces cuando, con doce años, se dio cuenta que debía empezar a crear sus propias historias. Y hasta día de hoy no ha dejado de hacerlo. Actualmente cuenta con una decena de novelas publicadas, explorando diferentes géneros del ‘young adult’ como el romántico o el fantástico.
En su última publicación, ‘La magia de las historias olvidadas’ (RBA Lit), la autora se adentra en un terreno cercano y, a la vez, vertiginoso: el proceso creativo. La protagonista, Skye, es una escritora que no encuentra los finales de sus novelas, que se tropieza con sus propias historias y que, en medio de su caos, descubre que no solo es creación, sino también resistencia y confianza. Un reflejo involuntario de la propia autora, que se ve reflejada en cierta medida: «Empecé con una idea clara, pero los personajes me llevaron por otro camino. Igual que en el libro», explica Ramos en una entrevista con EL PERIÓDICO.
Aceptar el viraje de la novela a medio escribir fue un desafío, uno de esos que los escritores mapa -aquellos que planifican sus historias al detalle- como ella no esperan encontrar en su ruta. Y no fue la única sorpresa en la novela. En un principio, la trama no contemplaba un triángulo amoroso, sin embargo, uno de los personajes irrumpió con tanta fuerza que reclamó su lugar en la historia. «Dijo ‘yo he venido aquí para conquistar’ y tuve que parar, reorganizarme y reescribir», comenta la autora con una sonrisa.
Pero no todo en la escritura es lucha. En ‘La magia de las historias olvidadas’, la autora también celebra lo que la literatura le ha dado. En ella nos encontramos con una pluma mágica que atraviesa la narración como metáfora de esa capacidad de las palabras para transformar, para abrir puertas a otros mundos. «No puede ser más cierta la frase de que las lectoras vivimos más de mil vidas. Y también aprendemos muchísimo», reflexiona.
La importancia del ‘young adult’Orgullosa de pertenecer al género ‘young adult’, la escritora defiende su importancia en el panorama literario. «Cuando se dice que la literatura juvenil se desvaloriza, me gusta recordar que títulos como ‘Los Juegos del Hambre’ o ‘Crepúsculo’ han marcado a millones de lectores. Y, sin embargo, ahí siguen, en los primeros puestos de ventas», señala. Para ella, el género no solo mueve masas, sino que también genera comunidades literarias apasionadas con espacios como ‘bookstagram’ o ‘booktok’, donde los libros encuentran una nueva vida en las redes sociales.
Actualmente, Ramos se encuentra en el cierre de la bilogía. «El final ya está escrito», adelanta, aunque sin desvelar detalles. Solo promete que será «más emocionante y con más de todo». Confiesa que escribirlo ha sido un reto, pero también un placer, porque para ella cada historia es una forma de lanzarse al vacío. «Cuando empecé a escribir, lo hacía para leer las historias que yo quería. Ahora, además de eso, cada novela es un desafío. Me gusta probarme, retarme, ver hasta dónde puedo llegar», dice.
Pero si hay algo que persiste en su camino, es la sombra de la duda. La acompaña en cada manuscrito enviado, en cada reacción de los lectores, en cada lanzamiento. «Siempre está ahí ese resquicio de temor. Supongo que cuando algo te importa tanto, es inevitable», reconoce. Aun así, sabe que no puede gustar a todo el mundo, y ha aprendido a aceptarlo. «No soy una croqueta», dice entre risas.
Siempre está ahí ese resquicio de temor. Supongo que cuando algo te importa tanto, es inevitable» El equilibrio entre la literatura y la vida tampoco es fácil. Además de escribir, gestiona redes sociales, trabaja, mantiene un canal de YouTube y, desde hace un año, es madre. «El tiempo no surge de la nada. Es cuestión de organización, pero también de sacrificio», admite. Escribir implica renunciar a otras cosas, pero para Ramos, el esfuerzo siempre ha valido la pena. Porque, al final, lo que quedan son las historias. Y, como aquella niña de doce años que decidió inventar su propia continuación de ‘Harry Potter’, ella sigue creyendo en la magia de esas historias olvidadas.