En el marco del evento Nos gusta viajar a… Costa Rica, organizado por la revista VIAJAR el pasado 25 de junio en el CoolRooms Palacio de Atocha (Madrid), tres invitadas compartieron con los asistentes sus historias personales y su vínculo con el país centroamericano, un destino único caracterizado por su biodiversidad, el carisma de su gente y la naturaleza, siempre protagonista. Presentadas por Josep María Palau, director de la revista, las ponentes -la periodista Elena Ortega, la escritora Bárbara Gil y la experta medioambiental Alejandra Laborda- acercaron Costa Rica a través de sus vivencias, desvelando que, además de ser un auténtico paraíso, es un lugar que transforma, inspira y deja huella. En el mismo evento, la revista VIAJAR presentó su próxima expedición al país de la Pura Vida, a la que ya te puedes inscribir si eres un verdadero amante de la aventura. ¡No te lo pierdas!
Elena Ortega, la periodista conquistada por la selvaElena Ortega, periodista especializada en viajes y colaboradora habitual de VIAJAR, tuvo un acercamiento profesional a Costa Rica, pero la relación con el país acabó convirtiéndose en algo mucho más especial. “Fue amor a primera vista”cuenta a Viajar con convicción. “Nada más empezar a recorrer el país, me conquistó su naturaleza, tan viva que parece irreal”, explica haciendo referencia también a su biodiversidad, la cual abarca el 6,5 % del planeta.
“También me sorprendió que sus espacios naturales estén abiertos a que el viajero conecte con ellos de numerosas formas” añade. “La red de parques nacionales y el esfuerzo local por preservar la biodiversidad es ejemplar”. Recuerda de forma especial dos lugares que la marcaron: el Parque Nacional de Tortuguero, “al que se llega navegando por canales envueltos en selva”, y el río Pacuare, donde vivió una experiencia cargada de adrenalina haciendo rafting en rápidos de nivel III y IV. “Es una forma emocionante de mimetizarse con la naturaleza del país”. Pero más allá de la aventura, lo que más le impresionó fue la historia humana de Costa Rica. “Conocí a un hombre que antes recolectaba huevos de tortuga para venderlos, y hoy los protege. Ese cambio de mentalidad se ha logrado gracias al turismo”.
Bárbara Gil, inspiración literaria en una hacienda cafeteraLa escritora Bárbara Gil, autora de La leyenda del volcán (Plaza & Janés, 2023), descubrió Costa Rica durante un viaje justo después de la pandemia en busca de inspiración para su novela. Para ello se instaló en una hacienda cafetera centenaria. “Primero fue la historia, luego buscar el lugar”, explica haciendo alusión a una novela previa, en la que, por el contrario, la inspiración surgió después del viaje. Su obra mezcla el romance histórico con una crítica social que aborda el auge de las bananeras, el ferrocarril y el impacto de estas industrias.
Más allá de la ficción, Bárbara recuerda sus momentos personales más especiales. “Me enamoré de Costa Rica cuando me perdí en la selva buscando un manantial. Llevaba un machete y abría trocha entre los árboles de jabillo, llenos de pinchos. Me acabé perdiendo, pero me sentía absolutamente libre”. Pero para libertad la que le produjo bañarse en el río Celeste desnuda. “En ese momento tan íntimo y especial, de repente vi un jaguar, que es algo que no suele resultar nada fácil”. También resalta su contacto con comunidades indígenas como los Bri-Bri. “Otra experiencia que ya llevo siempre conmigo”.
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Alejandra Laborda, la ambientalista que se enamoró de Costa RicaAlejandra Laborda llegó a Costa Rica con la finalidad de proteger su naturaleza. En concreto, colaborando con asociaciones dedicadas a la conservación de tortugas marinas, patrullando playas para evitar el saqueo de nidos y trasladándolos a zonas seguras. “Cogíamos cada nido y lo llevábamos a un lugar seguro donde no se pudiera ver afectado por ningún depredador” relata. En Costa Rica también vivió una historia de amor. “Ahora es un gran amigo, pero Costa Rica me dio mucho”.
Entre las anécdotas que acaecieron durante su año y medio en el país hubo una que le marcó profundamente. “Dormí en un manglar y desperté con la crecida del agua. Fue un momento desconcertante, pero también de conexión con la naturaleza”. Aunque, sin duda, su instante inolvidable fue el que describe como “el mejor atardecer de su vida”. Lo vivió en su playa favorita. “Un refugio al que siempre me gusta volver mentalmente cuando siento que todo me supera”.
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