Fuengirola tuvo que esperar quince minutos después de las 22.00 horas para que el ambiente se inundase de “Besos en guerra”. Los fuegos artificiales y los toques de baqueta del grupo de colombianos, Morat, dieron el pistoletazo de salida a una noche de mucha música. “Llevábamos mucho tiempo deseando tocar aquí, Fuengirola. Esto de tocar aquí es de lo mejor de lo que nos ha pasado en la vida. Nosotros creemos firmemente que, si ayer fuera hoy, habría más bandas tocando; si ayer fuera hoy, habría más instrumentos tocándose en directo; si ayer fuera hoy, habría más amigos en un escenario haciendo música”, expresó uno de los guitarristas del grupo, Juan Pablo Isaza.
Un público entregado cantó todas y cada una de las letras de Morat. “La vista es espectacular, con el mar detrás, inmejorable. Llevamos esta ciudad tatuada en el ADN, ya más tarde verán por qué”, confesó Isaza.
Lo que hizo esta banda no se limitó a cantar. Un espectáculo de luces y fuegos artificiales que no dejaban indiferente a nadie. Al principio de la noche el grupo dejaba claro que “esta ciudad para nosotros es especial” y, pareció llegar el momento de desvelar por qué: “Se pensarán que lo decimos en todas las ciudades, pero esto va más allá”. Entre los más cercanos a los colombianos se escuchó: “¡Juanjo, Juanjo, Juanjo!”. “¡El teclista que toca con nosotros es de aquí, de Fuengirola! Convivir con andaluz, que nos muestre sus costumbres y todos los dichos de acá ha hecho que queramos pasar siempre por Andalucía”. Para esta ocasión, los músicos adaptaron uno de sus éxitos, Embrujo, con la ayuda de un cajón flamenco y un guitarrista. Por un momento se unió todo el público al compás de palmas flamencas. “Esperamos que salga bien el experimento”, confesaron entre risas.
Concierto de Morat en Marenostrum Fuengirola La Opinión
Diversión total Para ir a un concierto de Morat hay que estar preparado para todo: vas a saltar, cantar, bailarás, y a “empelotarse”. Esta última palabra es la que utilizaron para referirse a que llegaba el momento de desnudar el alma y sacar el lado más íntimo de cada uno. En el silencio absoluto del público empezó a sonar “Si la ves”, la que introdujeron recordando la tesitura del amigo en común de una pareja que acaba de terminar su relación. “Uno solo quiere saber que el otro que está peor que uno mismo. Asediar a un amigo en común no sirve de nada, créanme.”
Enormes globos aparecen de la zona baja de la grada con los colores identificativos de la banda de música: rojo, blanco y negro; además de la “M” de Morat. Es en la zona baja del recinto donde varias personas se disputaron los globos. En Marenostrum Fuengirola se respiró diversión todo el tiempo.
Lo de Morat es una experiencia totalmente diferente a lo que solemos estar acostumbrados. Hasta se atreven a coger la cámara que enfoca la imagen que se ve en las pantallas del escenario. Como si de un vídeo casero se tratase mostraban lo que ocurría en cada metro del escenario.
Llega el final de la cita de Morat con Fuengirola y no dudaron en coger a hombros a Juanjo, el teclista de Fuengirola que recorre el mundo con los colombianos. Ahora, en todo el recinto, se escucha de nuevo: “¡Juanjo, Juanjo, Juanjo!