Llevan un verano sin parar. Una, Pitty Bernad, de Albacete; la otra, Belah, de Málaga, sumaron empeños e intereses hace cuatro años: ambas tenían carreras por separado de electrónica y el flamenco estaba muy presente en las raíces personales de cada uno. «Viajamos a Tulum, meca actual de la música electrónica y vimos que allí se inspiran en sus propios orígenes, folclore e identidad cultural como base del sonido electrónico y como estética. Si lo hacen allí, ¿por qué no hacemos lo mismo con la cultura española? Así que lo contemplamos como una vía para expresar nuestro arte», aseguran. Y ahora pinchan en Mykonos, Dubai, Portugal, Chipre y en Ibiza, donde se las rifan. Todos quieren asistir a su propia fiesta, Sacro by Mëstiza, donde las dos DJs no se limitan a pinchar su particular música sino que también portan estandartes, tocan las castañuelas y posan estoicas, con historiados abanicos, como gitanillas de postal. Un espectáculo. Arsa pal mundo.
Pero, ¿a qué suenan Mëstiza? Digamos que su primer disco, el lanzado hace unos meses, ‘Quëreles’, comienza con un spoken word de Paco Rabal sobre una fondo electrónico, que suenan trompetas latinas, que suenan los míticos versos «La Lola canta saetas/los torerillos la rodean/y el barberillo desde su puerta/sigue los ritmos que con la cabeza» sobre unas bases de progressive y que las trompetas y percusiones latinas salpimentan unas canciones con guitarras jondas y violines norteafricanos. En el disco hasta invitan a la paisana La Mari para ‘Mis ojos’, un tributo a la pionera del flamenco chill, uno de los troncos de donde ha salido la rama de Mëstiza. Como La Plazuela, Rodrigo Cuevas o Califato 3/4 (quizás lo de Pitty y Belah sea el reverso estiloso, sin política ni reivindicación de lo suyo), una vuelta orgullosa a las raíces empleando las herramientas y conceptos del hoy.
Una fantasía exótica audio que se completa con una presentación visual apabullante: Belah también es profesora de estilismo en la Universidad Rey Juan Carlos, así que Mëstiza no plantean sus sesiones como las del DJ más o menos carismático, en manga corta, moviendo la cabeza y levantando los brazos para animar al personal; ni mucho menos: diseñan sus propios estilismos (eso sí, cada vez más marcas quieren sumarse a su universo creativo) y bucean en los ritos y tradiciones asociadas a la cultura flamenca para generar una experiencia irresistible. Que se lo digan a Alejandro Sanz, que las contrató para pinchar en la fiesta de uno de sus últimos cumpleaños, o a los Premios Platino, que también se hicieron con sus servicios para animar su sarao. En agosto tienen dos fechas entre nosotros, en Estepona (Nido, 15) y en Marbella (Momento, 28). No se las pierdan.
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