El gallego Luis Tosar (Cospeito, Lugo, 1971) es ya un actor imprescindible en el cine español, al que ha regalado grandes interpretaciones con papeles como los de las películas ‘Los lunes al sol’, ‘Te doy mis ojos’ y ‘Celda 211’. Eso por citar las tres premiadas con un Goya, ya que en 25 años lleva estrenadas ¡la friolera de 90! En cambio, parece que le cuesta subirse al rutilante carro de las series. Con una reciente y celebrada excepción: ‘Los favoritos de Midas (Netflix)’. Él es más de cine, dice. Incluso como consumidor. Pero esta vez no podía negarse, porque la propuesta de Netflix, ‘Hasta el cielo: la serie’, suponía darle más recorrido a ese don Rogelio de la película, el líder de una banda de delincuentes –al que le ha prestado esa mirada penetrante que potencian sus tupidas y características cejas–, cuya máxima aspiración es ser un empresario respetable. Y que sufre, como cualquier padre, al ver que su hija empieza a volar sola.
No es un habitual en las series, pero a esta no podía decir que no, claro.
Inevitablemente ya estaba ligado a la historia. Había participado en ‘Hasta el cielo’, Rogelio existía como tal y, evidentemente, ese vínculo ya estaba. Por lo cual, cuando surgió la oportunidad de hacer la serie, la verdad es que no me lo pensé mucho. Me pareció un camino bastante natural. Lo mismo que les ocurrió a Daniel Calparsoro y al guionista Jorge Guerricaechevarría a la hora de crearla a partir de la película. Era una oportunidad de profundizar un poco más en Rogelio, que se había quedado como un personaje más estereotipado, con poca oportunidad de explicarlo. En la serie hemos tenido esa oportunidad de hacerlo mucho más prolija.
«Nunca he tenido mucho tiempo para meterme en proyectos televisivos» ¿Y por qué no participa en más: por falta de tiempo (desde 1998 no ha parado ni un solo año de rodar películas, en alguno hasta siete) o es que no le atraen?
A mí me gusta más hacer películas porque son historias que empiezan y acaban. Y como espectador, en general. Pero también es cierto que nunca he tenido mucho tiempo para meterme en proyectos televisivos. Hace años, casi nunca hacía nada de televisión, porque también los compromisos que exigían antiguamente eran muy extensos. Tenías que hacer 13 episodios o ya comprometerte a dos temporadas de 13 capítulos cada uno. Y a mí siempre me parecía un lapso de tiempo muy largo.
Ahora eso está cambiando.
Sí. Lo que pasa hoy en día es que tenemos todo tipo de formatos en las plataformas. Unos más largos y otros más cortos, pero en general más contraídos, por lo que uno puede hacerse planes al respecto de una manera más manejable.
Hábleme de Rogelio. Dice que había quedado estereotipado. ¿Le apetecía desarrollarlo más?
Quería explicarlo más. Para entender más de dónde viene, por qué se maneja como se maneja, qué tipo de personaje del hampa es, qué tipo de hampa representa esta gente. Es un hampa muy familiar, muy cercana a lo que puede ser gente que tal vez conozcamos, pero que no tenemos la oportunidad de saber mucho de sus vidas.
«El hampa de ‘Hasta el cielo: la serie’ es muy cercana a lo que puede ser gente que conozcamos» Podría ser nuestro vecino.
Son tipos de aquí, mucho más domésticos, mucho más cercanos a nosotros de los que han aparecido históricamente en otras cinematografías de las que hemos sido muy consumidores. Ya es hora de que contemos más nuestras cosas de una manera más prolija, más profunda y con la evolución con la que se cuenta en esta serie.
No obstante, no deja de sorprender que un delincuente sea un abuelo amoroso que cuida de su nieto. Esa humanidad resulta inquietante.
Claro. La humanidad es inherente a cualquier persona. Esto que digo es muy obvio, pero es así. Una persona, por ser mafiosa o ser policía, no deja de ser humana. Puedes contar la historia de uno y de otro y todos van a tener una vida. Van a tener una actividad a la que se dedican, pero, aparte, van a tener una vida, que en algunos casos será familiar, como en el caso de Rogelio.
Que no sea un malo de manual.
Esa fue una de las cosas claves que a mí me dijo Dani (Calparsoro) Me dijo: «No puede parecer el mafioso». No puede ser que cuando aparezca en pantalla tú digas: «¡Ay, coño, es el malo!», sino alguien que podrías conocer. Alguien que, además, tiene una gran ansia por intentar legalizar su imagen, por así decirlo. Su ideal sería que sus negocios se convirtieran en legales, manteniendo el poder y también ese nivel de control que tiene. Lo que pasa, claro, es que no es tan fácil de hacer.
«A Rogelio le gusta que su hija sea así, pero al mismo tiempo le toca un poco las pelotas» Una vez viuda, su hija Sole (Asia Ortega), quiere llevar el negocio por su cuenta. Esto no parece gustarle. Detrás de ello, ¿qué hay? ¿Quiere protegerla, siente orgullo de su determinación o teme que al volar sola sea competencia?
Todo esto le pasa a Rogelio. Como a todos los padres. Quieren proteger a sus hijos, no quieren que se vayan de su ala protectora, pero los hijos indefectiblemente van a hacer lo contrario, en principio, de lo que opina el padre. Y en el caso de Sole, que es tan poderosa y tan echada ‘pa’lante’, va a intentar agarrar su parte del pastel. Creo que a Rogelio le produce orgullo, porque le gusta que su hija sea así, pero al mismo tiempo le preocupa y también le toca un poco las pelotas. Se pone enfrente como rival e intentando pillar su parte de territorio y eso, a un tipo como Rogelio, ambicioso y controlador, pues no le hace mucha gracia.
Debe entender a su personaje para encarnarlo, pero no lo justifica, ¿cierto?
Nunca hay que justificarlo, nunca he sido de esta opinión. Hay personajes que he interpretado, pero no justifico. Vamos, me parecen injustificables.
Me viene a la cabeza, por ejemplo, ese marido maltratador de ‘Te doy mis ojos’ o el portero perturbado de ‘Mientras duermes’…
Mi obligación como actor es entender, ver sus razones y a partir de ahí encarnarlos. Y en el caso de Rogelio eso es tal cual. Yo no justifico lo que hace, me parece un error absoluto. Pero intento entender las razones por las que comete esos actos. A mí, por ejemplo, un político corrupto me puede indignar lo que hace, pero entiendo que tendrá una familia y querrá a sus hijos igual que sus hijos le querrán a él. Este mundo es así.
La serie acaba con una final muy abierto. Propicia una nueva temporada. ¿Sigue habiendo mucho Rogelio por descubrir?
Sí, hay mucho. Pero en este momento lo único que hay es esto.